No hay lugar, como el hogar

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"si él vale la pena" 

Mi corazón de inmediato respondió que si, pero mi mente permaneció en silencio y recordé lo que Anderson había dicho en la mañana cuando me encontró en casa de James por primera vez "un hombre como el guarda muchos secretos" 

Lo sabia, sabia que tenia secretos, todos aquí los tenían, la pregunta era: ¿que tan malos? 

Karen estaba haciéndole ojitos al bartender mientras yo seguía perdida en mis pensamientos, cambie nuestro sobre-valorado martini por una confiable cerveza y me la bebí toda en un par de tragos. 

-sigues siendo una buena bebedora- el toque de burla en esa voz cálida y mas grave de lo que recordaba me trajo una sonrisa

-no te burles de mi, Luke- conteste, girándome para darle una sonrisa -o le diré a tu hermana- bromee 

-ja ja- Luke se sentó a mi lado 

-¿que haces aquí?- pregunte, después de que él pidió una cerveza para si mismo y otra para mi. Mi pregunta pareció causarle diversión 

-¿no puedo venir a ver a mi hermana y, por coincidencia, a su mejor amiga?- se fingió triste -al menos dejame terminar mi cerveza antes de irme- 

Esta vez fue mi turno de reír con sarcasmo -es solo un pregunta curiosa- 

Habia algo chispeante y travieso en su mirada, Luke nunca parecía afectado por todo el circo en el que se habían metido sus padres con su exitoso negocio, en realidad, ninguno de sus hijos, al menos lo mayores, parecían interesados en los que el mundo ostentoso y traicionero tenia que ofrecer. Luke había sudado y luchado su camino a la cima como un atleta profesional mucho antes de que sus padre consiguieran llegar a la cima. Su cuarto había estado decorado con tablas rotas y zapatos gastados. 

Seguía siendo uno de los mejores y aun era parte de muchas competencias y espectáculos, pero su pasión ahora era ser patrocinador de nuevos talentos. 

-¿como va el mundo de los deportes extremos?- 

-Me fracture la muñeca hace un par de meses- comento antes de beber un sorbo -hace solo unas semanas que pude volver a entrenar- 

Hice una mueca -esta mas roto que entero Luke, tus huesos están remendados- 

Luke rió -quizá, pero no puedo detenerme. La adrenalina es lo mio-  

Seguimos hablando de la vida, de lo mucho que yo había cambiado al parecer y de todos los lugares increíbles a los que sus competencias o las de los chicos a los que patrocinaba lo habían llevado; Luke también tenia un buen manojo de historias increíbles que contar, los chicos a los que ahora les brindaba apoyo venían de malos lugares o las personas les habían dado la espalda, escucharlo hablar sin tapujos, sin temores, sin dudas me hizo sentir retortijones extraños en el estomago. 

No era igual con James, ciertos temas siempre parecían caminos espinosos con él. 

Muy tarde me di cuenta que el alcohol se me había subido a la cabeza y cuando menos pensé, me rei de cosas sin sentido, lo que a Luke le causaba gracia 

-no mas cervezas para ti, Emma- dijo divertido, pero en serio

Hice puchero, porque... bueno, ¿por que no? 

-Te ves muy tierna haciendo eso- comento Luke y acaricio casi imperceptiblemente mi labio inferior expuesto, con su indice 

me quede quieta, no dije nada y no estaba muy segura de porque. 

Con Luke todo era fácil, lo conocía, estaba lejos de todo esto y eso era lo que yo NECESITABA. 

Me reí, porque no estaba pensando bien, porque con el alcohol burbujeando en mis venas todo parecía estúpido y chistoso. 

Censura (a forbidden love story #4)Where stories live. Discover now