In Time

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Las yemas de mis dedos estaban arrugadas y estaba tiritando incontrolablemente para el momento que salí de la tina.

Sentía que tenía una soga en mi cuello asfixiándome, robándome el aire pero no lo suficientemente apretada para cortarlo. La culpa era una enorme piedra pesando en mi pecho.

Lo peor de todo, era que mi mente repetía ese momento, una y otra vez, sus manos sobre mi piel, sus labios besando los míos... el calor, la excitación. No podía sacarlo de mi cabeza ni la reacción visceral que me provocaba a pesar de la culpa.

Me vestí y empecé a empacar, porque eso era lo correcto, en algún momento alguien había venido a reparar la puerta, pero no era como que me importara.

-Emma- James toco y hablo a través de la puerta –déjame entrar, por favor- no me sorprendió escucharlo pero si me sorprendió que no entrara por la fuerza.

Suspirando porque no podía resistirme su voz y a la tristeza que se colaba por la puerta, abrí.

Sus ojos de inmediato fueron a la maleta ya cerrada sobre mi cama, no dijo nada. Sabía que no cambiaría de opinión así que cuando sus ojos volvieron a los míos, esos preciosos ojos que me encantaban, sentí un puñetazo en mi plexo solar que me dejo sin aliento, había tanto pesar en sus hermosos ojos robándoles el brillo pícaro que siempre me atrajo a ellos. Esa única ventana a sus emociones en su rostro usualmente serio.

Por mucho que me sintiera culpable que deseara arrancarme la piel y olvidar lo bien que se sentían sus caricias, no quería herirlo. No quiera verlo sufrir.

Me entrego un portafolio de cuero vino tinto

Me tome mi tiempo en abrirlo. Eran papeles de divorcio, la caligrafía fina y femenina de mi madre parecía hecha con resaltador porque fue lo primero que llamo mi atención. Los papeles habían sido firmados unos días después de nuestro encuentro en Escocia. Seguí mirando el manojo de papeles y resulto que la primera "petición" si podías decirle de alguna manera la había presentado James, justamente un año después de casarse.

-no eres la otra mujer- murmuro –nunca lo has sido porque...- levante mi mano y lo detuve

-no puedo James- le dije, no estaba lista para escuchar lo que tuviera que decir, no estaba lista para escuchar razones que serían ahogadas en el mar de culpa en el que apenas estaba sobreviviendo.

-Emma...- suplica, lo había escuchado tantas veces de él en forma de mi nombre, sentí que mi corazón se dividía, fisuras creándose como se crean en la porcelana

-prometo escucharte, cuando esté lista- no sabía cuándo, no sabía si sería pronto, no sabía si importaría o si cambiaria algo en el momento en que lo decidiera, pero solo podía prometer eso.

Anderson llego justo en ese momento y dándole una mirada de muerte a James y una de preocupación a mí, con voz grave y amenazante, pregunto: -el auto está listo, señorita-

-Anderson- lo detuve, no podía culpar solo a James, no solo él podía recibir el peso de nuestras acciones, aunque Anderson no lo sabía, sabía que él era el motivo de mi ánimo. Pero yo también me había hecho esto –estoy lista-

Así que me fui, me marche de mi único hogar, tan disfuncional como pudiera ser, como si fuera una forastera.

Cuando llegue al apartamento el momento que tanto había imaginado, mi primera noche aquí, se esfumo, tornándose tan gris como mi ánimo. Solo había una base con un colchón, algunos de mis libros que Anderson había traído un poco antes y la ropa que traía conmigo en la maleta.

Censura (a forbidden love story #4)Where stories live. Discover now