Capitulo 51

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—Y dime Demian ¿has regresado para quedarte o simplemente por una temporada? — Esteban Villarroel era un hombre entrado en sus sesenta, pero seguía teniendo un gran porte que destilaba poder y respeto. — En lo personal espero que sea ya definitivo tu estadía aquí en Londres, tenemos muchos negocios que tratar y nada como tenerte cerca y trabajando codo a codo con mi hija.

El pelinegro sonrió al escuchar al señor que estaba bastante entusiasmado con su regreso, él también deseaba empezar cuanto antes con los Villarroel, sin embargo, aún no habían tenido tiempo para hablar largo y tendido respecto a ello.

—Tomo algún tiempo y varios cambios, pero he regresado para quedarme, mi hijo y su madre también vinieron conmigo. — Acepto otra copa de champagne que Esteban le ofreció, atento a las noticias. — Tengo varios planes para la empresa familiar y aquí en Londres es donde está la sede de la empresa, así que ya es momento de me quede.

—Me alegra escuchar eso muchacho. — una sonrisa amplia lo confirmo. — Es momento de que tomes las riendas de la empresa ya de manera seria, y me gusta saber qué piensas en grande.

—Así que, ¿su hija está en el negocio familiar? — Cuestiona Demian, curioso porque no había escuchado antes de la mujer, hace bastante tiempo que solo tenía contacto telefónico con Esteban por video llamada ocasional.

El ojiazul, solo esperaba que la mujer no fuera la típica chica mimada que quería jugar a la empresaria y que solo mataba el tiempo en lo que se casaba y dejaba todo botado.

El señor Villarroel sonrió con orgullo y le dijo:

—Ella es una joven con mucha visión para el negocio, ya está al mando de algunos negocios que tengo en camino, entenderás que la edad ya no me permite trabajar como antes. — Esteban puso su mano en el pecho. — Y mi salud ya no es la misma.

Demian asintió, dándose cuenta que los años no pasaban sin aviso. El mismo podía ver como su vida había tenido altas y bajas, el ser padre y que este ya tuviera seis años lo tenía emocionado tanto como inquietado. Teniendo a cuestas un divorcio, un compromiso roto, un hijo y un amor frustrado por su estupidez de juventud... vaya que tenía talento para mandar todo por la borda.

Pasaron unos minutos más hablando de poco y nada respecto a la familia y el negocio, al final del día todos sabían que a eso iban a esas reuniones. Y de pronto lo sintió, por una fracción de segundo creyó imaginarlo; hace ya bastante tiempo que no recordaba esa sensación y solo una persona lo había causado en toda su vida, sus manos sudaron ante la expectativa y el aire quedo retenido en sus pulmones.

—Buenas noches, Esteban. — La melodiosa voz cruzo sus tímpanos, y un estremecimiento recorrió su cuerpo, esa voz podía reconocerla en donde fuera. A pesar de los años, él pelinegro tenía en su memoria fresca cada gesto, sonido e imagen del castaño. Y entonces giro sobre sus talones para encontrarse con el dueño de aquella hermosa y preciosa voz que le toco cada fibra de su ser y su mente se llenó de recuerdos, toda su mente se llenó de Nick.

Demian pudo ver la cara de sorpresa del castaño, que después del asombro paso a regalarle una sonrisa sincera que el empresario rápido correspondió.

—Vaya que sorpresa encontrarte aquí después de todos estos años, Demian. — Nick no pudo evitar mirar fijamente los ojos azules del mayor, siempre le habían encantado el tono azul de los grandes orbes del pelinegro. — Un placer verte de nuevo. — Nick le tendió la mano en forma de saludo.

El empresario rápido enlazo sus manos para responder al saludo, y disfruto del contacto tibio que lo recibió. — Han pasado años Nick, me alegra saber que te encuentras bien. — al soltar su mano extraño el contacto al instante. — Y lamento tu perdida. — Se insultó internamente al ver que la mirada del castaño se apagó. — Sé que es tarde para decirlo, pero si necesitas algo estoy para ti.

Déjame ir (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora