Capitulo 46

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6 años después...

«Que tóxicas son las personas que no te sueltan pero tampoco saben tenerte, no te quieren perder y no saben cómo cuidarte; no se quieren quedar pero tampoco se van»



— ¡Hiram!, anda que ya es tarde y no puedes llegar tarde al colegio—. El pequeño corrió por el pasillo de la sala con su lonchera y su cabello liso azabache brillo con el destello del sol. Era su primer día en la primaria y estaba nervioso.

— ¿Y papá?—. El niño miró a los lados buscándolo. — Él dijo que iba a venir. — hizo un puchero gracioso que provoco una sonrisa en su madre.

No le dio tiempo de responder pues al salir a la acera de la calle un auto negro estaba estacionado al frente de la casa y Demian estaba esperándolo con una enorme sonrisa. Hiram alzo la mirada y se lanzó a los brazos de su padre, importándole poco el arrugar el saco gris oscuro del empresario.

—Hola campeón, ¿listo para el primer día de colegio?— le acomodo los mechones de cabello detrás de su oreja sin dejar de sonreír ni un instante, su pequeño era todo su mundo, por él se había convertido en un mejor hombre y un gran padre. Anya no tenía ninguna queja.

El menor bajo la mirada y negó con su cabeza, aún no se acostumbraba a todos los cambios que tenían, era una nueva casa, un nuevo colegio y sobre todo una nueva ciudad, el azabache solo había viajado unas cuantas veces a Londres a visitar a sus abuelos paternos pero el vivir allí; eso ya era totalmente diferente para él. Seguía siendo muy pequeño para entender que su padre ya estaba listo para tomar el ciento por ciento de la responsabilidad de la compañía Blake.

—Escucha campeón. — Se puso a la altura de su hijo una vez que lo dejo sobre sus pies, era encantador como su pequeño lucia con el uniforme. — Todo estará bien ¿de acuerdo? — conecto su mirada con los ojitos azules iguales a los suyos, pero estos llenos de inocencia. — Si algo va mal yo lo arreglare pero necesito que seas un buen niño y estudies mucho y cuando salgas del colegio yo iré por ti para comprar un helado ¿trato?

Hiram apretó la mano de su padre y sonrió, él sabía que su papá nunca mentía y si le prometió que todo estaría bien, entonces así seria.

Demian se levantó y tomo la mano del menor y le dedico una sonrisa a Anya.

—Traeré a Hiram después de las 7pm. — Se acercó y beso la mejilla de la rubia en forma de despedida. — Suerte en tu cena romántica de hoy y si Tom se comporta como un imbécil me llamas. — Ella asintió y tuvo la cortesía de sonrojarse al escuchar el nombre de su pareja.

Demian subió a su hijo en el asiento trasero y una vez todo asegurado el auto se puso en marcha. Después del nacimiento de Hiram, él y Anya trataron de llevar su relación a un siguiente nivel pero no funciono y los preparativos de la boda nunca culminaron. Siendo todo de esa manera ambos llegaron a la misma solución y dejaron de intentarlo y para cuando él bebé cumplió un año ellos se separaron definitivamente pero en los mejores términos pues ambos seguían teniendo a una solo persona en su mente, ella a Tom que después de todos esos años lo volvían a intentar y él a un castaño del cual ya no sabía mucho.

— ¿Papi? ¿Crees que haya muchos niños?— el peli-negro le dedico una mirada por el retrovisor. — ¿y si ellos ya saben leer? No quiero que se burlen de mí porque yo todavía no sé. — Demian soltó una leve risa pues la preocupación en el rostro de su hijo era gracioso.

—Cariño por eso es que vas a asistir a clases, para que aprendas. — dejo de reír cuando se ganó una mala mirada de parte del peli-negro pequeño. — Puede que algunos compañeros estén un poco más avanzados pero no debes de preocuparte.

En menos de media hora ya estaban frente al colegio y Demian acompañó a su hijo hasta su salón y se despidió de él prometiendo que estaría afuera a la hora de la salida, ni un minuto antes o después. El mayor iba caminando por el pasillo revisando los mensajes de texto de su secretaria, la campana ya había tocado y ya no había casi niños alrededor y de pronto...

— ¡auch! — un niño castaño estaba en suelo y se miraba la palma de su mano con un raspón.

El empresario había sentido en golpe que había impactado en sus piernas pero a él solo lo movió un poco, la peor parte se la había llevado el menor. Demian se apresuró y ayudo al castaño a ponerse de pie de nuevo.

— ¿Estás bien?— el mayor se había quedado a la altura del menor y pudo ver el hijo de sangre que salía de la herida. —Debemos ir a la enfermería, ¿Dónde es? — pero en castaño negó.

—No es tan malo, lamento haber chocado con usted señor. — el niño frunció en ceño al ver la sangre y le ardía la herida.

El peli-negro se dio cuenta de eso y lo tomo de la muñeca y camino por el pasillo.

—Debemos desinfectar la herida y poner una pomada para el ardor. — al final del pasillo dio con la enfermería.

Minutos después la palma del menor ya estaba curada y Demian se había quedado con el niño, asegurándose que todo estuviera bien. Él castaño parecía tener unos ocho o nueve años y tenía unos grandes y expresivos ojos verdes, y de pronto Demian recordó una mirada similar, unos orbes verdes que eran su delirio.

—Listo, solo tienes que cambiar la gasa cuando llegues a tu casa. — La enfermera termino de sellar la pomada que le había puesto en la herida al menor. — ¿Se llevara a su hijo?, aunque no es necesario, no es una herida grave, solo lave bien cuando estén en casa.

El peli-negro negó con la cabeza y aclaro que no era su padre; explicando lo recién sucedido. Al salir de la enfermería Demian acompañó al menor hasta la puerta de su salón, ya no había niños en los pasillos pues las clases ya habían comenzado hace un buen rato.

—Gracias por acompañarme señor... — El niño le miró fijamente esperando la presentación.

— ¡Oh! No hay problema y mi nombre es Demian. — se presentó el mayor, ese niño le causaba cierta curiosidad, tal vez la educación con la que se dirigía a él o el modo propio con el que se desenvolvía.

— ¿Y dime cuál es tu nombre pequeño?

El castaño extendió su mano y se presentó.

—Milo Harrison un placer.


Déjame ir (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora