Déjame ir (gay)

Capitulo 11

«Queríamos que fuera "para siempre" queríamos "eternidad".

El "nunca" también es eterno.»

El peli-largo estaba revisando una gran cantidad de papeles que en su mayoría deseaba simplemente desecharlo, había tantos pendientes que ni siquiera le tocaba revisar a él. ¿De verdad tenía que escoger la nueva cafetera?

A veces se preguntaba cómo era posible que aquella empresa en la que trabajaba tuviera tanto éxito. Lo único que deseaba era que el reloj se apiadara de él y marcara las 2 para poder correr al encuentro de un lindo castaño.

— ¡Jefe en la línea dos!— escucho el grito de su secretaria.

¿Porque no lo dejaban soñar despierto por un momento?

— ¿No puedes avisarme por el intercomunicador como una secretaria normal lo haría?— le regreso el grito con gracia.

— ¿Por qué debería? Tengo la dicha de gritarte, no la desaprovecho. — Su risa cantarina llego hasta donde estaba. — Cielo soy la única que te alza la voz, seguiré gozando del privilegio.

Tal vez no todo era tan malo en su trabajo.

Descolgando el teléfono, se concentró de nuevo.

— ¿Alan?

(...)

Boys they like a little danger
We'll get him falling for a stranger
A player, singing lo-lo-love you
How to be a heartbreaker.

La música sonaba alto por el lugar, las modelos, sonreían y posaban con soltura.

Las jóvenes y hermosas chicas ya conocían a Nick y amaban trabajar con él, las hacía sentir cómodas y disfrutar de verdad el momento de las fotos, era como una reunión de amigos, tan familiar como eso.

El mal momento que tuvo con la discusión por la mañana tan solo era un sabor amargo para esas horas, ya se había desahogado con su amigo.

Derian después de escucharlo y consolarlo prometiendo castrar al imbécil de su jefe y maquinando en su mente una forma discreta de tal vez hasta desaparecerlo del mapa, le dio ánimos repitiendo hasta el cansancio que todo estaría mejor. Eso no ayudo a librarse de un gran sermón por parte del mayor.

Rule number four, gotta be looking pure
Kissing goodbye at the door, and leave him wanting more.

Las chicas cantaban y bailaban sin preocupaciones, el castaño tomaba las fotos de diferentes ángulos sin dirigirlas, al fin y al cabo es lo que necesitaba justamente.

El tema era las chicas en una pijamada luciendo diferentes conjuntos de dormir muy monos.

— ¡Bien chicas es todo!— les anuncio, quitando su móvil de las bocinas que reproducía la música. — Quedaron geniales.

Las jóvenes se acercaron queriendo ver algunas.

Entre risas y frases como: "Hay que organizar una de verdad" "Invitaremos a Nick" "Dormirás conmigo" "Tu no necesitaras pijama". Las lindas chicas lo rodeaban.

— ¿Debería de preocuparme?— la voz grave pero tan pacifica se oyó tras él, haciéndolo sonreír por inercia.

Tanto las chicas como Nick dirigieron su vista a la puerta. Entre tanto revuelo no se dieron cuenta de su presencia hasta que hablo.

—Lamento la interrupción, pero si él decide ir, creo que también me gustaría unirme a la reunión. ¿Puedo?— pregunto con una linda sonrisa e inocencia.