Capitulo 32

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«Tantas lágrimas derramadas que ya no sé si lloro por dolor o costumbre.»

La mañana era tediosa y Milo sollozaba por un poco de atención, las chicas del servicio iban y venían con manteles, vajilla y demás de arriba abajo, se escuchaban instrucciones de esquina a esquina, toda la mansión Harrison se preparaba para una larga velada.

Derian llego hasta Milo y lo tomo en brazos dejando varios besos sobre los regordetes cachetes del infante, ambos se dirigieron a la cocina donde tomo un paquete de galletas y subieron al segundo piso donde un nervioso Nick daba vueltas sin parar.

—Nick ya todo está casi listo para esta noche. — El castaño se acercó y tomo en un profundo beso a Derian, dejándolos a ambos sin aire. — ¿Y eso a que debe?— pregunto atontado Derian, era increíble como después de todo ese tiempo Nick seguía teniendo ese efecto sobre él.

Y le encantaba.

Con una sonrisa deslumbrante y mejillas sonrojadas el castaño planto un casto beso sobre los labios rosas y húmedos de Derian.

—Para calmar los nervios que me están matando. — abrió el paquete de galletas y le tendió una a Milo que felizmente se la llevo a la boca y Nick se comió otra.

Tres semanas habían pasado desde su llegada a Londres y Nick ya había tomado la empresa bajo su ala, todo con ayuda de Derian como mano derecha y conocer del negocio, esa noche se daría una pequeña fiesta para presentarlo a todos los socios, amistades y personal más allegado así como unos cuantos reporteros de sociedad para dejar en claro que el nuevo presidente y heredero de todo el imperio Harrison era únicamente Nick.

—Solo respira amor, eres una persona capaz y todo saldrá bien, no deben de ver tu inseguridad o serás visto solo como un pedazo de carne en medio de una jauría de lobos. — le aconsejo el de ojos cafés mientras se sentaba en la cama con Milo sobre sus piernas.

Nick también se sentó a lado de Derian y suspiro.

—Lo sé, solo prométeme que te mantendrás a mi lado. — Hizo una mueca— además así le queda a claro a todos que tú eres mío.

Derian soltó una fuerte risa, provocando que su hijo también le imitara.

—en serio Nick, de todo lo que se te puede ocurrir te preocupa que alguien se me acerque de mas. — negó divertido al ver el entrecejo fruncido de su castaño. Para Nick era un tema totalmente serio y de suma importancia.

Pero a los minutos el aire se volvió denso y pareció que Milo también lo sintió porque paro todo su parloteo y solo se concentró o su galleta a medio comer.

De repente Nick se sumergió en sus pensamientos y Derian se levantó dejando a Milo sobre la alfombra y regresando al filo de la cama para ponerse de cuclillas y tomar entre sus manos las manos de Nick.

Teniendo de nuevo toda la atención del menor sobre el, beso sus manos.

—Nick, yo no tengo ojos para nadie más que no seas tú, toda mi vida te eh amado y eso nadie ni nada lo cambiara de acuerdo. — espero una respuesta, pero esta no llego.

—Yo no soy Demian. — y el silencio de nuevo los sumergió.

Y tan pronto la última frase fue procesada por el menor, reacciono.

—Jamás te compararía con él. — Respondió Nick con un poco de dolor, no le gustaba que Derian creyera eso. — nunca pienses eso por favor. — casi suplico.

—Sabes que no lo hago, sólo quiero que tú lo sepas, siempre voy a recibir todo lo que venga de ti Nick sea bueno o malo.

Desviando su mirada verde, pero con sus manos a un unidas, las apretó con un poco de más fuerza.

—Der solo quiero que estés conmigo cuando él llegue. — Esta vez fue Derian quien se inclinó y tomo los labios suaves y carnosos de Nick en un perezoso beso. — Tú eres lo único que necesito para estar bien.

Y Derian estaría a lado de su castaño en todo momento no solo porque Nick así se lo pidiera, sino porque esta vez sería como una guerra silenciosa, pues Demian era uno de los invitados más importantes y ya no podían prolongar el encuentro; pero las cosas eran diferentes, pues el castaño ya no era mismo débil e inexperto jovencito de hace algunos años y Derian ya no solo era el amigo de la infancia.

Ahora eran una familia y una pareja comprometida.



(...)




El sol empezaba a ocultarse y Demian salió de su cuarto de baño solo con unos ajustados bóxers negros, marcando su exquisito cuerpo, el peli-negro no tenía muchas ganas de ir a aquellas fiesta pero sabía que eso no era una opción pues tenía que conocer y tratar de estrechar un buen lazo de negocios con el hijo de uno de sus mejores clientes.

No sabía mucho acerca del chico pero estaba seguro como el infierno que se trataba de un niño mimado e inexperto que jugaría un rato a ser el jefe, pero eso era mil veces mejor que esperar a que en la madrugada llegara un alcoholizado Matt con ganas de discutir sin reparo...

Definitivamente era mejor ir a esa dichosa reunión.

Tampoco era como si tuviera ganas de ir a ver a Cloe, simplemente su vida era una completa y absoluta mierda, la morena cada vez se volvía más exigente y Matt mas insoportable.

Había días en los que sentía como la desesperación la soledad lo devoraban sin anestesia y solo concentrándose en una pequeña foto de cartera que tenia de un castaño de ojos verdes lo calmaba, había momentos en que deseaba dejar todo e ir a buscar a Nick su único y verdadero amor, que lastima que se había dado cuenta de sus errores tan tarde.

Vistiéndose con un traje completamente negro y una camisa de vestir color vino sin corbata y un poco de su distinguida colonia salió de su habitación.

Se convenció de sonreír y pensar una excusa creíble del porque su esposo no lo acompañaba esa noche.

Había pasado bastantes días en lo que Matt salía a divertirse y tomar en las noches y en ocasiones no llegaba a casa hasta el día siguiente con una evidente resaca, pero más allá de molestarse y sentir celos de lo que posiblemente estuvo haciendo y en compañía de quien; solo se aseguraba de dejarle unos analgésicos en el mueble con un vaso de agua.

Después de todo quien era el para reclamarle una posible infidelidad, si el hacía lo mismo y con una amante de planta.

Solo era un matrimonio de pantalla, tan destructivo y enfermizo como complejo y atrayente.

Subió a su auto y se puso en marcha a la mansión Harrison sin la mínima sospecha de como el destino planeaba burlarse en su cara y dejar caer toda la mierda sin contemplaciones, porque quien dijo que no podía sentirse más miserable y perdido de lo que ya estaba?

Si, la vida era perra, pero las cosas apenas comenzaban.



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odienme por tardarme pero mañana publico otro....



que creen que pase ahora?

opiniones?


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