Capitulo 13

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«Quise bailar con la nubes, termine haciendo tornados.»

El universo estaba en su contra, no hallaba otra explicación, cuantas veces era necesario discutir con Demian para que se dé por vencido y lo dejara en paz. El trabajar en el mismo edificio era desgastante. Aun no borraba de su mente todas las palabras cargadas de asco y reproche de la mañana y tenía que volver a oírlo patalear e insultar sin reparo.

Era agotador.

— ¿Qué haces aquí? Las fotos no están listas aun, Matt se encargara de llevártelas para la selección. — el mismo se sorprendió al no titubear frente a su examante.

— ¿Quién es él y que hace aquí?— intento ignorar el gesto del desconocido, cuando rodeo al castaño para que no se apartara y le regresaba la mirada altanera.

Gael no sabía mucho de Nick ni mucho menos del hombre que parecía salir fuego de sus ojos al mirarlo, pero no tenía que ser muy inteligente para darse cuenta que era un exnovio o posiblemente un pretendiente ofuscado. De cualquier modo sus preguntas sobraban., pues al parecer Nick no tenía intención de darle una gran explicación.

—No tengo porque darte explicaciones.

—necesito hablar contigo. A solas es algo importante.— no echaría a perder su oportunidad de hablar con el castaño, si perdía el control solo lograría que Nick se molestara más de lo que ya estaba, lo conocía y sabía que toda la mierda de la mañana seguía rondando la cabeza de su pequeño.

Se miraron intensamente, como si se comunicaran solo con mirarse fijamente. Los ojos cafés del Demian seguían hechizándolo como la primera vez.

—Gael, gracias por la comida, te llamo en la noche ¿sí?— solo esperaba que Gael no se resistiera a dejarlo solo con Demian o peor aún que Gael se molestara con él, pero en realidad el también quería hablar con el mayor.

(...)

Las puertas del elevador se cerraron, dejando que el olor a desinfectante se penetrara en su nariz haciéndolo arrugar el entrecejo por la penetrante fragancia. A pesar del tiempo que tenía frecuentando ese hospital no creía poder llegar a acostumbrarse.

El elevador se detuvo en el tercer piso dejando ver un largo pasillo blanco con unas cuantas personas en uniforme de enfermeros entrando y saliendo de ciertas habitaciones. Camino por un pasillo más pequeño dividido en consultorios.

Un hombre con bata blanca despedía a una pareja indicándoles las últimas instrucciones.

—Tu cita es la semana entrante. — el hombre de bata larga y lustrosa le comento cuando lo tuvo frente a él.

—Las pastillas no me están ayudado mucho. — Su tono era cansado.

El especialista que llevaba su caso y muchos otros igual o peores, noto con cierta pesadez el rostro del joven frente a él cierta palidez y cansancio se hacían presentes, era una lástima que alguien tan joven y con un gran futuro por delante, tuviera que lidiar con algo así. Y lo peor... solo.

—Eso creí. — le dejo pasar a su consultorio y una vez ambos sentados el doctor hablo. — Puedo recetarte algo más fuerte, pero tu cuerpo lo resentirá peor dando paso a otros malestares, no lo recomiendo si tus citas siguen siendo semanales.

—Solo dame la receta. — Le hacía sentir peor el saber que su cuerpo se volvía débil con el pasar de los días. — Sabe que no quiero pasar los días en una camilla de hospital con agujas en los brazos.

El doctor suspiro, no entendía porque posponer el tratamiento, si los medicamentos ya no funcionaban como 7 meses atrás era porque su cuerpo podría colapsar en cualquier momento, era mejor apresurar todo, aun había posibilidades muy grandes.

Déjame ir (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora