capitulo 26

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Un carraspeo falso hizo que rompieran el beso, por lo bajo Nick soltó una maldición que solo Derian pudo escuchar y rodando lo ojos se dignó a mirar a la enfermera que lo miraba con la enorme interrogante de "¿quién carajos eres?" y mierda si no hizo un enorme esfuerzo por pararse y sacarla arrastras de la habitación, pero entonces sintió una mano cálida tomar la suya para tranquilizarlo.

—Aún no es hora de visitas. — la joven de cabello rojizo y rizado le dijo con molestia. — le pediré que se retire. — le sonrió con altanería.

Si bien Derian no estaba en su mejor momento por su enfermedad, su personalidad y sonrisa radiante conquistaba como siempre y Nick no estaba dispuesto a ver si la enfermera regalada quería hacer un movimiento con su ahora casi algo. Pero no saldría de esa habitación sin haber puesto una etiqueta a lo que sea que hayan iniciado.

—no necesito respetar los horarios de visita, puedo estar aquí cuando quiera. — recostó su cabeza el pecho del mayor, al instante sintió como rodearon sus cintura. — puedes irte yo cuidare a Derian.

La peli-roja borro sus sonrisa, Nick podía jurar que oyó rechinar los dientes de esta.

Lo admitía estaba comportándose como un niño mimado, marcando territorio pero no podía evitarlo y Derian no parecía molesto que más daba.

—Bien regresare, a las tres para darte las otras pastillas Derian. — le sonrió.

—No hace falta, yo soy pasante de prácticas y me hago cargo de Derian.

El mayor beso la cien del castaño y le sonrió en agradecimiento a la chica.

—Está bien, de todos modos gracias Isabela, pero Nick es mi enfermero privado.

La peli-roja salió de la habitación dejando a la pareja solos.

— ¿Qué fue eso pequeño?— Nick escondió su rostro en el cuello del mayor. — no recuerdo que fueras tan maleducado con las personas, ¿tuviste un mal día?

El castaño negó aun con su rostro Escondido, amaba la forma en que Derian le hablaba y las mariposas eran más intensas al escuchar los sobre nombres tiernos, sentirse importante y amado era increíble.

—Ella no dejaba de mirarte. — un puchero involuntario se formó. — y tú no dejabas de sonreírle.

Un silencio agradable se instaló entre ellos, pero ambos sabían que era el momento de hablar sobre todo, el beso, las caricias robadas y los celos.

Nick fue el primero en apartarse, acomodando el gorro de lana que cubría la cabeza del mayor, con sumo cariño.

—el medico ya me lo dijo. — La felicidad era única. — Dios Derian ¡lo lograste!— volvieron a unirse en un beso.

—lo sé, solo un mes más y después solo serán chequeos.

—en un par de días podrás regresar a casa, conmigo.— suspiro— y sobre el beso y nosotros...

—Te amo, siempre lo eh hecho Nick. — No dejo que el castaño se ahogara entre discursos, para el todo era claro. — Y todo esto. — Alzo sus manos unidas. —es lo único que necesito para estar bien.

—sabes que no seré capaz de alejarme de ti, no al descubrir que yo también siento algo por ti. — Remojo sus labios. — todo esto solo fue algo que hizo que mis sentimientos por ti salieran a la luz y sé que estaremos bien.

Esa tarde recordaron momentos únicos, hablaron de secretos estúpidos hasta lo más importante que llegaron a hacer en sus vida, sin tocar el tema que realmente le preocupaba al mayor, solo un nombre que por cortos periodos de silencio le llegaba a la mente pero lo dejo pasar no quería abrir heridas recientes. Era su momento y lo aprovecharía, esta vez el castaño era suyo.

(...)

Demian movía sus dedos produciendo una escala de sonido sin sentido sobre la mesa, miraba a su alrededor queriendo distraerse y checaba la hora cada dos minutos; los nervios lo mataban.

Había reservado el balcón que ofrecía una vista hermosa hacia la cuidad, dándoles privacidad un mesero personal estaba en una esquina esperando el momento para empezar a servir el vino cuando le indicaran, había enormes arreglos florales por todo el barandal y unas velas para ambientar. Todo era perfecto pero los nervios no se marchaban.

De un momento a otro su vista se posó sobre la persona esperada, de pie tan hermoso y con una gran sonrisa mirando todo su entorno, deslumbrado por las flores y ese ambiente romántico que se sentía.

Demian apresurado fue a recibir a su novio y lo beso, solo acariciando sus labios, dulce y tierno. Esa noche era importante el sexo vendría después.

—Estas hermoso. —alago el mayor dirigiéndolo a la mesa— hermoso. — repitió, ambos ya sentados.

—Gracias, tu igual. — Agradeció cuando llenaron su copa. — Esto es perfecto. — menciono mirando a su alrededor.

La cena fue normal, platicando sobre su día y planeando el fin de semana juntos, nada fuera de lo normal, pero Demian sentía que el tiempo se agotaba y aun no le entregaba el anillo.

Esperando el postre, Demian tomo un suspiro. Era hora.

—Matt, sabes que te amo ¿cierto?— el rubio asintió. — eres una persona importante en mi vida, la primera que me ha importado y a la que eh querido. —Respiro hondo. — y nos conocemos mejor que nadie.

Matt lo miraba interrogante.

—Lo que quiero decir, es...— saco la pequeña caja de su abrigo, deslizándola por la mesa y posarla frente al oji-azul. La respiración de Matt se cortó por un momento y la sorpresa se instaló en cara.

Con manos temblorosas tomo la cajita de terciopelo negro y lo abrió. Sus ojos se aguadaron al ver el hermoso anillo. Sonrió como jamás lo había hecho sintiendo la felicidad recorrer todo su ser, debía ser un sueño.

—Tal vez es apresurado, pero siento que es el momento, así que...—sonrió nervioso. — Matt ¿te casarías conmigo?

(...)

Las personas se enamoran, les rompen el corazón juran jamás volver a amar, el tiempo pasa y conocen personas desarrollando sentimiento que creyeron muertos y así pasa la vida hasta encontrar esa persona que tal vez no es la que amaste con más intensidad pero si con la que mejor puedes llegar a compartir tu vida.

La juventud nos traiciona, el dolor y despecho nos ciega y la cobardía nos aniquila.

No puedes seguir con tu vida si no le das un fin seguro a tu pasado.

(...)

1 año después...

Un niño de rizos castaños balbuceaba por atención, acababa de despertar de su siesta y proclamaba atención. Su cuna era grande y los peluches de su entorno no lo distraían lo suficiente, tenía hambre. Y sus padres parecían no escuchar sus gorgoteos, un puchero se formó en su boquita listo para llorar. A sus cinco meses era un bebe muy despierto y él quería a uno de sus papas.

Su llanto llego hasta la cocina, donde uno de sus padres se dio cuenta gracias al radio para bebes y rápido se escucharon unos pasos apresurados.

A los segundos unos brazos cálidos lo levantaron de su cuna, meciéndolo para calmarlo y abrió sus ojitos verdes.

—Hola amor, ya estoy aquí. — él bebé suspiraba por sus reciente llanto. — calma papá ya está aquí.

Y el bebé calmo su llanto, dejándose acunar por su padre que compartía el mismo color de ojos, sintiéndose amado y tranquilo. Disfrutando de esa atención.


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avanzamos rapido pero todo se ira explicando no se agiten.


obvio que ya saben quien es el papa, a que si!


se lo esperaban??

Déjame ir (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora