━ Capítulo 29

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|Teresa y el Suero|

—No, de ninguna manera. No sabemos que es, podría matarle —dijo Newt. Estábamos en la enfermería, le enseñamos las jeringuillas que había traído Teresa y estábamos intentando convencerle de inyectar a Alby una dosis.

   —Ya se está muriendo —dijo Thomas señalando a Alby—. No puede empeorar.

   —Newt, esto podría salvarle. Hay que intentarlo —dije mirando al chico. Newt guardó silencio, pensativo. Tomando una decisión.

   —Está bien —dijo Newt apartándose para que Thomas pudiera ponerle el nuevo Suero a Alby. El moreno se acercó vacilante hacia el enfermo.

   Me acerqué a Newt y entrelacé mis dedos con los suyos diciéndole que todo iba a salir bien. Thomas se preparó para ponerle a Alby la dosis cuando de repente abrió los ojos. Jamás olvidaré esos ojos negros, inyectados en sangre, con rabia en el rostro. Alby apretó los dientes, dijo algo que no pude oír. Sólo vi como agarró al chico del cuello de la camisa, Newt soltó mi mano para bloquear a Alby. Me quedé paralizada sin saber que hacer, Teresa cogió la jeringuilla y la inyectó con fuerza en el brazo de Alby haciendo que el chico cayera de nuevo en un sueño profundo.

   —A partir de ahora alguien se queda a vigilarlo día y noche —dijo Newt con la respiración agitada por el miedo y el esfuerzo.

   —Parece que ha funcionado —dije observando a Alby.

   —Verducho —dijo Gally entrando por la puerta, Thomas se giró mirándole—. Es hora de irse.

   En ese momento, recordé que Thomas tenía que pasar una noche en el Trullo. Ya había oscurecido así que tocaba cenar y prepararse para el día siguiente. Todos salimos de la enfermería excepto Jeff que se quedó con Alby como Newt ordenó.

   Nos fuimos a la cocina y comimos en silencio. Estaba realmente cansada. Cuando acabamos le enseñé a Teresa dónde dormiría, le ayudé a preparar su hamaca y me dirigí a la cabaña de Newt. No me cambié ni nada, sólo me tumbé e instantáneamente caí en los brazos de Morfeo.

   Me desperté después de unas horas, miré a mi izquierda y vi que Newt no estaba conmigo. Me levanté y salí de la cabaña. Caminé por las hamacas, todos estaban dormidos. Pasé por el Trullo y vi que Thomas también dormía, incómodo, pero dormía. El Claro de noche daba un poco de miedo, hacía frío y estaba todo oscuro. Por último fui a la enfermería, y allí estaba él. Sentado, observando a su amigo.

   —¿Qué haces aquí? —dijo al verme en la puerta.

   —No podía dormir —dije cogiendo una silla y poniéndome a su lado—. ¿Y tú qué haces aquí?

   —Me toca estar con Alby —dijo sin apartar la vista del líder. Guardé silencio, él hizo lo mismo—. No se lo merece —dijo después de un rato—. No se merece esto.

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐳𝐞 𝐑𝐮𝐧𝐧𝐞𝐫: 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐂𝐥𝐚𝐫𝐨 ➢ NewtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora