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|El gilipullo de Alby|
Gally suspiró resignado y se fue de allí. Poco a poco le siguieron los demás, hasta que quedamos Chuck, Newt y yo, mirando las puertas cerradas. De repente, unos brazos me rodearon con fuerza, tan rápido que me sobresalté. Bajé la vista y vi a Chuck abrazado a mí. Pude notar como estaba llorando, y él sabía que yo sería la única que no se reiría de él. Hundí mi mano en los rizos del niño intentando consolarle, sinceramente, yo también tenía ganas de llorar y desahogarme. Newt se acercó a nosotros y puso su mano en mi hombro mientras le acariciaba la espalda a Chuck en modo de consuelo.
—Vamos Chuckie... —dijo Newt con tristeza.
—Ni siquiera hemos podido despedirnos —dijo el niño llenando mi camiseta de lágrimas. Nos quedamos un rato más así, ya había oscurecido y nadie quiso cenar. Ni siquiera Fritanga tenía ganas de cocinar. A partir de ahí todo fue normal, ayudé a Newt con un par de tareas y ya se hizo la hora de dormir.
—¿Dónde está Chuck? —dije pasándome el brazo por la frente, estaba realmente agotada.
—No lo sé, pero hay que ir a buscarle —dijo Newt cansado.
—Creo que ya me puedo hacer una idea de dónde está —dije mirando a las puertas.
Newt suspiró y me cogió de la mano para ir a buscar al niño. Cuando llegamos, pude ver a Chuck al lado de la puerta izquierda, apoyado en el muro.
—Chuck, ¿te vienes a las hamacas con nosotros? —dije poniéndome de cuclillas intentando mirarle a los ojos.
—No... —dijo mirando al suelo. Al parecer estaba dispuesto a pasar allí la noche.
Miré a Newt, este se encogió de hombros y se sentó al lado de Chuck. Yo hice lo mismo y nos preparamos para dormir. Miré el reloj, las 23:34, respiré hondo y dejé caer mi cabeza en el muro. Cerré los ojos intentando dormir, el sueño me estaba atrapando. Pero entonces me acordé de la noche anterior, de Minho haciendo tonterías mientras Alby reía y Thomas vomitaba, tan exagerado como siempre. Me entristecí bastante... ¿Cómo íbamos a seguir sin ellos? ¿Newt sería el líder? ¿Y quién sería ahora el guardián de los corredores?
Miré de nuevo el reloj, la 1:47. El tiempo volaba y yo no conseguía conciliar el sueño. Noté como Newt se movía, intentaba salir del sitio sin despertarme. Me aparté de encima dejándole espacio.
—No sabía que estabas despierta —dijo levantándose.
—No puedo dormir... ¿A dónde vas? —Miré a Chuck que dormía plácidamente.
—Al baño, ahora vuelvo —dijo poniéndose bien la ropa que llevaba. El chico se fue caminando, lo observé mientras iba rumbo al lavabo. Cerré de nuevo los ojos tirándome en la hierba, al final, y con el peso de mis párpados, conseguí dormirme. Pero sólo duró una hora, y me volví a despertar.
