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|Rob y sus entrenamientos|
No había salido el sol, la mañana se veía clara y todavía un poco oscura, salí de la hamaca en silencio para no despertar a nadie. Me alejé de allí y me fui al huerto. No vi a nadie, esperé unos minutos y Minho me sorprendió por detrás.
—¿Estás lista verducha? —dijo caminando hacia las puertas haciendo que le siguiera.
—Eso creo... —dije nerviosa.
—Bien —dijo parándose en seco—. Empecemos con los estiramientos, ¿vale?
Minho empezó a estirar cada músculo de su cuerpo y yo hice lo mismo, al menos lo intenté. Por un momento pensé que me estaba tomando el pelo, ¿tan fácil había sido convencerle para ser corredora? Y en serio, ¿todas las mañanas se ponía a estirar su cuerpo?
—Sigue estirando ahora vengo —dijo levantándose, empezó a correr hacia unos chicos, también corredores. Hice como si nada y seguí a lo mío.
—Con que quieres ser corredora, ¿eh? —dijo un chico acercándose—. Me llamo Rob —dijo dándome la mano para ayudar a levantarme, por su vestimenta supe que también era corredor.
—Mack —dije con gusto.
—Minho me ha dicho que te enseñe mientras hace su ruta con Ben y Clay —dijo el pelirrojo.
—¿Tú no tienes que ir con ellos? —dije arrugando levemente el entrecejo.
—El otro día, con mi sección, me caí y me hice daño en el brazo. No correré hasta dentro de tres días, para eso ya estaré bien. En fin... Vamos al bosque —dijo con un ligero tono de tristeza.
—¿Para qué? —Me sorprendió que quisiera ir a allí.
—Voy a enseñarte a ser corredora —dijo empezando a correr despacio, casi trotando.
Hice lo mismo que él y nos adentramos en el bosque. Empezamos a hacer un montón de pruebas. Que si carreras con obstáculos, flexiones, abdominales, incluso trepar a los árboles, no sé muy bien para que. Rob me caía bien, me ayudaba y era amable conmigo, y lo más importante. Confiaba en mi, y en que sería capaz de hacerlo... Sería capaz de convertirme en corredora.
—Bueno, suficiente por hoy —dijo mirando al cielo, el sol empezaba a asomarse—. Cada mañana, igual que hoy, ¿vale?
—Vale —dije sacudiéndome las manos, las tenía llenas de barro por las flexiones.
—Ahora haz tu verdadero trabajo, hasta luego —dijo empezando a correr para salir del bosque. Descansé un momento y salí de allí. Vi a Newt que me esperaba con mi ropa lavada y seca.
