Oops! Această imagine nu respectă Ghidul de Conținut. Pentru a continua publicarea, te rugăm să înlături imaginea sau să încarci o altă imagine.
Mi camiseta estaba empapada de sudor, llevábamos más de dos horas jugando y Aomine aún tenía energía suficiente para continuar otras dos horas más, pero definitivamente no era mi caso, porque la noche anterior me la pasé estudiando para mis exámenes. Mi segundo año en Seirin definitivamente no estaba yendo de lo mejor y la coach me advirtió que si mis notas bajaban tendría que dejar el equipo.
—Me sorprende lo emocionado que está Aomine —le comenté a Momoi, quién al verme me ofreció una botella de agua.
—Es raro verlo así —afirmó ella.
—Desde que se enteró que todos los demás de la kiseki no sedai y Kagami-kun iríamos al mismo campamento de entrenamiento, no ha dejado pedirme que nos reuniéramos para jugar basket —Kuroko apareció en medio de nosotros diciendo lo obvio.
Kise y Midorima estaban con nosotros, pero de igual manera parecían ya haberse cansado. Cuando finalmente Aomine se detuvo, me apresuré a cambiarme la camiseta y a guardar mis cosas, encendí mi móvil y palidecí al ver la cantidad de llamadas perdidas y mensajes que tenía.
—Kagami-kun, ¿qué sucede? —Kuroko apareció a mi lado haciendo que le gritara por hacer aquello. Contesté el último mensaje y metí mi móvil de vuelta en mi mochila.
—No vas a ir a comer con nosotros? —pregunto Kise.
—Lo siento chicos, tengo que irme. Le dije a Yukari que nos veríamos hoy y ya me retrasé una hora.
—Ya le dijiste lo del campamento? —Momoi me entrego una toalla que estaba por olvidar.
—No. Pero ya se me ocurrirá algo.
Me despedí de ellos y a pesar del cansancio que tenía corrí hasta la casa de Yukari. Ella me esperaba en la puerta, su cabello estaba ligeramente despeinado y tenía gotas de sudor bajando por su cuello.
—¿Te hace calor? —rápidamente se secó el sudor con las manos y luego me saludo con un beso en la mejilla.
Yo como un estúpido me sonroje ante aquello. Hablamos por un momento y se disculpó ya que dijo que se había olvidado de nuestra cita y que me llamó para avisarme que llegaría tarde.
—La próxima semana... —hablamos al mismo tiempo.
—Tu primero —me sonrío.
—La próxima semana ya empiezan las vacaciones de verano y pues... iremos con el equipo a un campamento deportivo en Miyagi, iba a decírtelo el anterior fin de semana, pero no te dije nada porque no quería que te molestaras. Además de que nuestro aniversario cae en la misma fecha que comienza el campamento.
—¿En serio?
—¿No estás molesta?
—No, no es eso. La verdad es que olvidé por completo que era nuestro aniversario —su voz fue apagándose a medida que decía aquella frase.
