Deseo (Marc Bartra)

Capitulo 29

Marc llevaba acudiendo a esos fines de semana el tiempo suficiente para
saber que, después de la copiosa comida, todos se lo tomaban con calma.
Echaban algunas partidas a las cartas o algún juego de mesa, veían una
película o simplemente charlaban mientras tomaban el té o café aquellos que preferían algo más fuerte. La mayoría de esas veces, Marc  se disculpaba y salía afuera, al jardín, a que le diera el aire. No le importaba estar rodeado de parejas pero cuando llegaba el momento de relax y se ponían cariñosos aunque no lo pretendieran, se sentía incómodo. Pero pese a ser el únicosoltero del grupo y sentirse a veces algo aislado por ello, nunca se le había pasado por la cabeza invitar a la chica con la que estuviera saliendo en esos momentos. Y no por falta de insistencia por parte de sus amigos, que raramente las habían conocido. Simplemente no quería llevar a alguien con quien, con toda probabilidad, no iría al año siguiente. Primero quería conocerla él bien antes de que lo hiciesen los demás. El presentar a sus amigos y familia siempre daba a las relaciones cierto toque serio y la impresión de que esta era estable y contaba con un gran futuro pese a que solo llevasen juntos unas pocas semanas.

Sergi:De vosotros, yo no le cogería tanto cariño al sofá —anunció Sergi
mientras Ivan lo ayudaba a colocar la mesa en su lugar después de cerrarla.Hoy no va a haber momento de relax después de la comilona.
Algunos, ya aposentados en los cómodos sofás e invadidos por la
modorra, se quejaron por lo bajo. Conociéndoles, Marc se moría de
curiosidad por ver qué habrían planeado.
Sergi:Pero antes de deciros nada, tenéis que ir a vuestras habitaciones. He dejado algo encima de la cama que tenéis que poneros.
Carol sonrió con misterio y fue la primera en subir a su habitación.
Lanzándose miradas curiosas y sonrisas emocionadas, todos la imitaron.
Marc tuvo el buen tino de dejar que Ana subiese primero para no coincidir
con ella en la escalera como la noche anterior.
Menos de diez minutos después, Marc salía de su habitación, convencido
de que le habían gastado una broma. Y no era graciosa haber dejado para ellos no era otra cosa más que un disfraz de pirata, al menos en su caso. Era ridículo y le quedaba peor aún. Se notaba que había sido adquirido en una tienda de disfraces porque la tela era de mala calidad.
Tenía una madre modista, sabía reconocer la calidad de un tejido cuando lo veía.
Justo en el momento en que salía de su habitación, se abrió la puerta de al
lado y vio salir a una incómoda Ana Trataba de subirse la camisa blanca del disfraz para taparse el generoso escote que mostraba pero, cuanto más lo
hacía, más se le subía por debajo, enseñando el ombligo. Se la veía tan
avergonzada y fuera de lugar, que Marc apretó los labios, tratando de
contener una carcajada.

Ana:Ni se te ocurra reírte. —Le amenazó luchando con el disfraz. Estaba hecho para alguien con curvas menos voluptuosas que las suyas—.

¡Esto es ridículo! —Se quejó dejando caer las manos a los costados. Daba la
impresión de estar a punto de meterse en su habitación y esconderse hasta
que acabase todo.

Marc:Nada puede ser peor que esto. Marc sacó el falso parche que se
había negado a ponerse.
Ana parecía no saber dónde poner los brazos, si en el pecho para taparlo
o en el estómago. Daba igual lo que intentase taparse porque seguía
mostrando demasiado y él no podía evitar que se le fuera la mirada más
debajo de los enormes ojos de Ana. La falda por la rodilla era algo más
recatada, menos mal.

Marc:¿Por qué no te pones el pañuelo que tienes en la cabeza, a modo de corsé? Y una aguja imperdible o un broche en el escote tampoco estaría mal.
La sugerencia la hizo boquear, sintiéndose tonta por no habérsele ocurrido a ella. Con cierta satisfacción y alivio,Marc vio cómo mascullaba por lo bajo pero le hacía caso en el consejo. Cuánto más tapada estuviera, mejor para él y para ese cosquilleo en la parte baja del estómago. Las sonrisas de Ana causaban estragos, sobre todo cuando eran sinceras.