Capítulo 25

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Marc y Ana se miraron un momento más y después, ambos desviaron lamirada con sendas sonrisas en sus labios. En comparación con el
enfrentamiento que tuvieron en la cafetería, estaba bien disfrutar de ese
pequeño descanso y poder bromear y picarse como si nada malo hubiese
pasado entre ellos. Era agradable y ese cosquilleo que Marc sentía en la boca
del estómago se asemejaba mucho a la satisfacción.
La cena siguió así, en medio de bromas jocosas y el principio de lo que parecía ser un pique amistoso que tenía pinta de durar todo el fin de semana.
Dado que el resto había preparado la cena y ellos habían llegado últimos,
tanto Aleix como Laura  se levantaron a recoger la mesa y Ana y Marc les
imitaron. Habían usado platos y vasos de un solo uso, por lo que la recogerlos  duró poco y tan solo tuvieron que dejar las sobras en el horno y el resto,tirarlo a la basura. Laura preparó café e infusiones y después todos se sentaron
en los sofás y sillones del amplio salón, cerca de la chimenea. Las sonrisasque tenían todos dejaban claro lo relajados y satisfechos que estaban.

Carol:Ana, ¿cómo te va con la tienda? Laura nos ha contado que has abierto una hace poco. —Carol se había echado hacia adelante para mirar mejor a Ana quien estaba sentada en un sillón individual, justo en una esquina del salón.

Ana:Hace casi dos años ya —estaba orgullosa y lo sabía por esa media
sonrisa que bailaba en sus labios

Marta:Aún me acuerdo cuando fuimos a Italia el verano después de salir del  internado y te vimos ahí con tus bocetos. —Sonrió Marta y Marc prestó atención porque no tenía ni idea de aquello. Sabía que habían coincidido con ella pero había dado por hecho que se trataba solo a raíz de la boda de Laura y Aleix  a la que él no asistió; no sabía que su relación se remontaba a más años

Sergi:Creo que nunca te he preguntado cómo fue que quisiste dedicarte a esto.
Marc sí lo sabía; la misma Ana se lo había contado las veces suficientes
como para saberse la historia al dedillo.

Ana:Más que diseñar joyas, se trata de cumplir sueños. Es una forma de decirle algo importante a una persona especial. —Iba contando y se palpaba la pasión por su trabajo. Ana siempre había sido una persona muy intensa y se notaba en eso también.

Iván:Pero… ¿eso de las joyas no es un tanto frívolo?
Marc se tensó, expectante, ante las palabras de Iván. Movió la cabeza de
un lado a otro, mirando tanto a Ana como a Ivan y esperando impaciente su respuesta. Estaba poniendo en tela de juicio su trabajo, aunque se tratase de un comentario inocente, pero Ana podía ponerse hecha una fiera por ello. No soportaba que la criticaran y solía reaccionar de la peor de las maneras cuando eso pasaba. Al menos, así era antes. Para su sorpresa, Ana tan solo negó con la cabeza, sin alterarse y mostrarse ofendida por el comentario.
Sonreía como lo haría una persona acostumbrada a recibir ese tipo de
palabras todo el tiempo.

Ana:Lo que es frívolo es ir a una tienda y comprar un simple anillo o pulsera que podría valerle a cualquier persona. Frívolo es comprar una joya que no tenga ningún significado. Yo vendo joyas, claro que sí, me moriría de hambre de no ser así, pero mi meta es diseñarlas, poner en ella todo lo que el cliente quiere decirle a esa persona. Un colgante o anillo puede llegar a ser tan personal e íntimo como una preciosa y sentida carta.
Se hizo el silencio nada más acabar de hablar y Ana pareció querer
encogerse en el sillón. Marc no pudo evitar mirarla con creciente respeto. Él también era de los que creía que regalar joyas era algo frívolo, que era más que nada el primer o último recurso ante un regalo porque tenía la seguridad de que iba a gustar, pero nunca lo había visto como algo tan especial. Y el respeto que sentía ahora hacia ella no estaba tan relacionado con lo que había conseguido en su trabajo sino en el hecho de haberse mantenido firme en sus
creencias y defenderlas con toda la dignidad y la sensatez con la que acababa de hacerlo.

Sergi:Creo que acabas de hacer cambiar de opinión a Carol sobre las joyas—dijo Sergi en tono jocoso, ganándose un codazo en las costillas por parte de la implicada.

Carol:Me gustan las joyas, lerdo! —Se quejó esta y miró a Ana con disculpa. A su lado, Sergi seguía riéndose aunque se sobaba el costado donde le había golpeado

Ivan:Es solo que nunca lo había visto desde tu punto de vista.

Sergi:Y podrías diseñar, no sé, algo que signifique amistad?
Alguien soltó una exclamación entusiasmada ante la idea y Ana boqueó sin saber qué decir. Al mismo Marc le había pillado también por sorpresa porque no era algo que se le hubiese pasado por la cabeza.

Ana:Bueno… —empezó a decir Ana pero se vio acallada por el coro de
voces que se alzaron sobre la suya.
Era imposible adivinar quién decía qué porque las voces se entremezclaban unas con las otras y Marc acabó con dolor de cabeza
intentando entender qué estaban diciendo. Después de tanto tiempo debería haberse acostumbrado a esa algarabía pero se veía que no. Miró a Ana y sonrió al ver su cara de estupefacción, mirando a su alrededor con los ojos abiertos al máximo. Boqueaba intentando decir algo pero siempre había algo
que la hacía pensárselo mejor y callarse.

Laura:Tenemos que buscar algo que tengamos en común.
Captó las palabras entusiasmadas de Laura

Sergi:Dudo que la locura valga, rubia. —Ante la pulla de Sergi, todos
estallaron en carcajadas. Las mejillas de Laura adquirieron el color rojizo del color al cual estaba abrazada.

Laura :¿A quién estás llamando loca?

Sergi:A quién le pica, por algo será…
Ya en el internado, Marc se había dado cuenta de ese fetiche que Sergi sentía por tomarle el pelo a Laura sabiendo que esta saltaba a la mínima
provocación. Su amiga era impulsiva y con una cuarta parte de la paciencia
de su marido. Era fácil provocarla.

Ana:¿Por qué no os lo pensáis? —Ana aprovechó ese momento para
intervenir y parar lo que parecía ser una batalla campal. Laura incluso había hecho una bola de papel y alzaba el brazo con toda la intención de lanzársela a Sergi quien sonreía con socarronería.

Aleix:Casi mejor —Aleix le quitó la bola a su mujer y le dio un beso en la
nariz para quitarle el mohín de disgusto y menguar sus instintos asesinos.

Sergi:Pensé que no podrían ser más empalagosos, pero desde que se han quedado embarazados, son peor aún.
Marc soltó una carcajada al escuchar la exclamación de sorpresa de Sergi
Una bola de papel había impactado en su frente y su cara de atontado era
suficiente para que todos se revolcasen de la risa en sus asientos.

Deseo (Marc Bartra)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon