Capítulo 21

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Aleix:¡Pues haberlo hecho!

Laura:¡Es tu mejor amigo! ¿Por qué no se lo dijiste tú? -Le espetó no sin
razón y Aleix apretó la mandíbula, sabiendo que no tenía nada que
argumentar en ese caso. Ana iba a intervenir antes de que las cosas se
desmadrasen más pero Laura se le adelantó-. ¿Por qué no quieres que venga?
Y no me digas que porque Ana está aquí. Puede que en el internado se
llevaran mal, pero la otra noche en la cena se comportaron bien y no veo porque no pueden seguir haciéndolo este fin de semana.
No había forma de rebatirle a Laura lo que decía y Aleix parecía sentirse
entre la espalda y la pared. Ana sí entendía los motivos por los que Aleix noquería que fuese Marc ese año y lamentó que la lealtad de su amigo hacia ella le estuviese creando problemas con su mujer. Si había alguien con quien pudiese hablar de Marc, ese era Aleix. Le conocía mejor que nadie, era su mejor amigo y, pese a ello, podía ser capaz de ser objetivo, aunque no estuviese siéndolo en esos momentos. Laura no tenía ni idea y Ana no quería seguir ocultándole las cosas pero no era el momento de ponerla al día.
Aleix la miró con intención y ese gesto no le pasó desapercibido a su
mujer.
Mirad, estoy cansada ya -dijo Laura entre cansada y molesta. No le
hablaba a ninguno de los dos en concreto, sino en general-. Estoy cansada de que me dejéis siempre fuera de todo y luego os enfadéis conmigo por hacer algo que se supone que no debería hacer. ¿Cómo voy a saber qué está bien y qué no si no me contáis nada? No me estoy quejando de la amistad que tenéis, sé lo especial que sois el uno para el otro, pero creo que no os habéis parado a pensar en lo que le afecta eso a los demás.

Ana:Laura ,nosotros nunca... -intervino Ana pero Laura hizo un gesto con la mano, mandándola callar. No soportaba que su amiga creyese que entre Aleix y ella había pasado algo porque no era cierto.

Laura:No estoy diciendo que haya pasado algo entre vosotros, Ana. -le aclaró adivinando lo que iba a decir-. Confío en mi marido y en lo que
siente por mí, y también sé que tus sentimientos por él no son lo que eran,pero tengo que reconocer me molesta esa amistad tan cercana que tenéis porque a mí también me gustaría formar parte de ella.
Que Laura pudiera estar celosa de ella era algo que nunca creyó posible y, aunque la Ana del pasado se hubiera sentido en la gloria y no hubiera dudado en restregárselo por la cara, la de ahora, que estaba plantada en esa cocina, se sentía mal. Los remordimientos le aguaban los ojos y solo quería disculparse por todo. Laura tenía razón, la habían dejado de lado y Ana no se había dado cuenta hasta ese momento de lo que le dolía a Laura eso.
Había demostrado, una vez más, ser una egoísta.

Ana:No es que no confíe en ti, Laura , es que... -Se calló al ver que no encontraba las palabras adecuadas. Miró a Aleix en busca de ayuda pero este solo tenía ojos para su mujer y estos estaban llenos de remordimientos y amor. Ana estaba segura de que, si no hubiera estado ella ahí, su amigo habría cruzado la distancia que les separaba y hubiera estrechado su pequeño cuerpo en un fuerte abrazo-. Te lo contaré todo, te lo prometo. Cuando acabe el fin de semana, tú y yo nos sentaremos y hablaremos. Lo prometo.

Laura:No lo decía por eso, Ana -negó Laura con cansancio-. Entiendo que te sea más fácil confiar en Aleix que en mí teniendo en cuenta que no siempre hemos sido las mejores amigas, pero esperaba que eso hubiera cambiado con los años. No quiero que me lo cuentes por obligación, tus motivos habrás tenido para no hacerlo antes, pero no quiero que esto nos perjudique a Aleix y a mí.

Aleix:No nos perjudicará, Laura -habló Aleix por primera vez en mucho rato, y se le veía el sufrimiento en la cara.

Laura :Odio discutir y lo sabes, sobre todo cuando no sé el motivo de esa discusión.
Se le notaba que estaba haciendo esfuerzos por no echarse a llorar y Ana sintió un ramalazo de ternura hacia ella. .

Aleix:Lo sé y no volverá a pasar. -Abarcó el rostro de su mujer con las manos, agachándose hasta que sus narices se rozaron en un gesto íntimo y cariñoso-. No debí ponerme así. Lo siento.
Ana retrocedió un paso y salió de la cocina, dejando al matrimonio que
arreglasen sus cosas. Se sentía mal por haber provocado que discutiesen y más por su culpa. Subió a su habitación provisional y terminó de arreglar la bolsa que se llevaría al campo.
Con todo, no habían aclarado del todo el tema de la presencia de Marc en
la yincana y sintió un nudo de ansiedad estrujarle el estómago.
Sin avergonzarle admitir ante sí misma su cobardía, se quedó en su
habitación más tiempo del necesario, retrasando el momento lo máximo posible. Iba a ser un auténtico desastre, lo veía venir. Cuando se hizo
evidente que no tendría la suerte de que se olvidaran de ella y se marcharan, dejándola en casa, cogió su bolsa y bajó justo en el momento en que un elegante coche negro aparcaba junto a la acera. Ana se quedó plantada en lapuerta, notando como el corazón le latía frenético en el pecho, golpeando con fuerza las costillas, queriendo escaparse de esa situación con las mismas ganas que ella. Contuvo la respiración y su cuerpo se puso en tensión al
escuchar abrir la puerta del conductor. Marc no tardó en aparecer en su campo de visión, tan fresco y sonriente como si no hubiese nada que le preocupase. Abrazó a Laura con evidente cariño y Ana permaneció alerta al ver qué reacción tendría Aleix con él. Se estrecharon la mano y después se dieron un pequeño abrazo con golpes en la espalda incluidos. Muy masculino todo y
sin rastro de algún tipo de rencor de Aleix hacia el que era su mejor amigo.
Notó el momento en que Marc reparó en ella. Abrió los ojos para
entrecerrarlos después con evidente irritación. Había abandonado ya toda
actitud amistosa que había mostrado al ver a sus amigos y ahora daba la
sensación de que le habían fastidiado el día a base de bien. Como si a ella le
gustase pasarse todo el fin de semana conviviendo con él.
Ni siquiera se saludaron. Tampoco se dirigieron la palabra cuando Marc
cogió su bolsa y la dejó en el maletero. Sus miradas estaban cargadas de
hostilidad.
El momento bochornoso para ella llegó al ir a subirse al coche. Tragó confuerza y notó un sudor frío resbalarle por la espalda y la tensión que tenía sabiendo que iba a estar unas tres horas metida en un coche con Marc.

Laura :Pasa algo? -Notó la mano de Laura en su espalda.
De pronto, se vio siendo el centro de atención y quiso desaparecer. Marc
estaba ya sentado en el asiento del conductor y esperaba, impaciente,
tamborileando los dedos en el volante. Una sonrisa irónica curvó los labios de Ana. Tanto que se había enfadado con ella por hacer ese mismo gesto en la cafetería y ahora era él quien no podía dejar de hacerlo. Y lo curioso de todo es que no se daba cuenta de que criticaba en los demás lo que él hacía también.

Deseo (Marc Bartra)Where stories live. Discover now