Capítulo 25

238 85 45
                                    

Estaba parada en el borde de la terraza, debía admitir que había una linda vista desde aquí.

—No creo que sea buena idea tirarse desde aquí, tal vez deberías de subir un poco más para asegurarte de que quedes bien muerta y no vayas a tener la desgracia de quedar en silla de ruedas.

Voltee a mirar al desagradable modelito que me estaba insinuando que había estado a punto de suicidarme, pero como dicen que a los idiotas es mejor ignorarlos pues eso fue lo que hice.

Me incliné un poco más sobre la baranda para mirar mejor, pero unos fuertes brazos me empujaron hacia atrás y me abrazó por la espalda colocando sus manos en mi cintura y apoyando su barbilla en mi cabeza.

—Ya te dije que no creo que sea buena idea que mueras hoy, además que hoy estoy haciendo mi buen acto de caridad.

Me solté con un poco de fuerza de su agarre y lo miré a los ojos algo enojada.

—No necesito ser tu juguete de caridad y para tú información no me iba a suicidar, la flojera de tener que subir las piernas para cruzar la baranda me puede— le dije con rabia y al instante me sorprendí de haber hablado después de tanto tiempo sin hacerlo, debo admitir que se sintió bien.

—Así que la mocosa todavía habla, llegué a pensar que habías quedado con algún tipo de trauma que no te dejaba hablar.

Rodé mis ojos y me dirigí hacia la puerta, ya había tenido suficiente por el día de hoy, le escribiría a papá para que me recogiera.

—¿Sabes que si huyes como una cobarde luego todo va a ser peor? Deberías de afrontarlo, no ignorar todo lo que te está pasando.

La verdad es que eso ya lo había pensado, pero no tenía fuerzas para quedarme a aguantar todas las horas que me faltaban para poder salir. Además, era un idiota si creía que yo quería ignorar todo así por así, simplemente no sabía como afrontarlo.

—Lo sé.

—Te propongo un trato.

Me puse frente a él y le di una sonrisa burlona.

—¿Acaso me vas a hacer pasar por tu novia o algo así para que dejen de molestarme? Porque si te crees el típico bad boy déjame decirte que eres una ofensa para todos mis crush literarios.

—¿Crees que me ofrecería para ser tu novio? ¿Tan necesitado me ves? Y antes de que me respondas pues no, no te iba a proponer eso.

—¿Entonces?

—Bueno pues, pensé qué tal vez podríamos decir que somos mejores amigos ya que todas las clases las tenemos juntos, podríamos sentarnos y estar todo el día acompañados, no es como si tuviéramos que hacernos amigos de verdad, digamos que solo lo haríamos hasta que dejen de molestarte.

—¿Y tú que ganarías? No me digas que simplemente te di pena y quisiste hacer tu buen acto de caridad— le dije incrédula

—No ganaría nada, tú mamá me caía bien, digamos que lo hago por ella.

El que mencionara a mamá hizo que mis barreras fueran cayendo poco a poco.

—¿Cómo sabes que dejaran de molestarme?

—Pues no seré uno de tus crush literarios, pero soy el más popular de la escuela y no es por nada pero también soy uno de los más adinerados, así que si estás conmigo estoy demasiado seguro de que no te molestarán.

Si supiera que fácilmente se podría convertir en mi crush real, haber seamos sinceros el que es lindo es lindo y este chico era una belleza andante.

—Ahora resulta que eres todo un egocéntrico.

—Mi paciencia se está acabando ¿Aceptas o prefieres quedarte con tu orgullo?

Era un maldito prepotente, pero había que admitir que lo que me estaba ofreciendo me era útil, no quería seguir pasando por cosas feas y tal vez el podría ayudarme a terminar mi año sin peleas escolares tontas.

—Acepto.

—Mira que es algo que no hago siempre y ... ¿Espera qué? ¿Aceptaste? ¿Así de fácil?— me miraba entre enojado y sorprendido a la vez.

—¿Tenía que haberme hecho la difícil?

Ashhhh, malditos hombres ¿Quién rayos los entiende?

—No, digo sí, pero no. Ashh sabes qué mejor dejémoslo así.

Sonreí inconscientemente porque me parecía algo tierno que un hombre se pusiera nervioso, más si era un egocéntrico a más no poder.

—¿Ahora de qué te ríes rarita?

—Vuélveme a llamar rarita y tú serás el que va a caer de la terraza— le dije en tono amenazador, aunque mi tono de amenaza era algo patético.

—Uff que miedo que me das, ahora resulta que me saliste psicópata, ternurita.

¿Por qué este tipo tenía que tener esa jodida voz ronca? No me dejaba concentrarme, además de que el solo hecho de que me llamara "ternurita" así fuera en broma me había hecho sonrojar.

Me hizo acordar a la maldita y jodidamente sexy voz de Josh Turner cuando canta Your Man.

¡BASTA ALLISON!

—¿Terminaste de coquetear conmigo? Tengo cosas importantes que hacer— ahora sí me volteé resuelta a irme a mi clase sin importarme lo que me dijeran las cerdas anoréxicas esas, pero me acordé que me faltaba algo o más bien a alguien- ¿Te vas a quedar ahí? ¿No se supone que ahora somos amigos? Así que mueve tus piernitas modelito.

No sabía qué pasaría de ahí en adelante, pero lo que sí sabía es que no podía dejarme hundir por la tristeza y soledad, tenía que salir de ese hoyo negro en el que estaba y tal vez ese chico arrogante y con complejo de modelo era el que poco a poco me iba a ayudar a ver la vida de otra manera.

LA MUDANZA Where stories live. Discover now