Capítulo 4

646 180 46
                                    

Decir que tenía miedo le quedaba corto a lo que sentía en ese momento.

Ni siquiera sabía si estaba enojada, en cierta parte estaba furiosa porque sabía que desde ese día mi vida daría un cambio radical, pero al mismo tiempo estaba tan en shock que no sabía ni que responder.

Cuando te acostumbras a estar tanto tiempo en un mismo sitio, con tus mismos amigos de siempre, teniendo la misma rutina de siempre, los mismos vecinos que conoces desde que tienes conciencia.

En ese tipo de circunstancias, cuando tienes un estilo de vida y alguien viene y te tira todo eso abajo, quedas en un estado en el que tú mente te comienza a decir un montón de cosas, pero tú solamente quieres salir corriendo, quieres ser invisible, desaparecer aunque sea por unas horas y poder ir a un lugar alto y gritar, solamente gritar hasta quedar prácticamente sin voz, liberarte y decir todas las maldiciones y comentarios de ira que tienes en ese momento.

Aunque hay ocasiones en las que sólo se nos permite asentir y quedarnos callados, ya que al fin y al cabo solo somos unos niños que debemos de seguir órdenes sin cuestionar nada.

Para algunos los cambios son aprendizajes, pero no todos somos iguales, no a todos nos sirve para aprender, hay a muchos que un cambio puede dañarle la vida y eso fue lo que me pasó a mí. 





LA MUDANZA Onde histórias criam vida. Descubra agora