Capítulo 11

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—Sé que me comporté como un estúpido y que lo que necesitabas en ese momento era que yo estuviera a tu lado.

—Como un completo imbécil— dije mirándome las unas. 

—Si, lo sé— me dijo con cara de arrepentimiento.

—Como un renacuajo mutante sin cerebro— enarqué una ceja.

—Ajá si, también eso.

—Como una babosa unineuronal podrida.

—Bueno ya está ¿Acaso te estás aprovechando del momento?

—Nooooo para nada, ¿Bueno y decías?

—Bueno el punto fue que sé que no debí alejarme y me siento horrible por eso, pero creí que si me alejaba desde antes tal vez al final cuando te fueras no me daría tan duro. Has sido como una hermanita para mí, además de ser mi mejor amiga, mi confidente, mi futura esposa— dice con un tono soñador mientras bate sus pestañas con coquetería, hay que admitir que mi mejor amigo es demasiado guapo y haciendo eso pues digamos que mi corazoncito lo siente un poquito.

Sí claro, ¿Un poquito? Se siente como si tuvieras una montaña rusa aquí dentro.

—Oye relaja las nalgas vaquero— me rió por sus tonterías.

Jap ya quisieras casarte con él

Aleja esos pensamientos de mí, ya he declarado que me quedaré soltera, además él nunca se fijaría en mí y a mí jamás me podría llegar a gustar ese idiota.

Si tú lo dices.

—En fin— eso me hace volver a la realidad ¿En qué íbamos?— All, te voy a extrañar demasiado y creí que eso sería la mejor, pero me di cuenta de que debo aprovechar hasta el último minuto para estar contigo antes de que te vayas. Por favor perdóname, te lo recompensaré con comida ¿Sí?

—Solo lo haré por la comida, te perdono idiota.

Él me da un fuerte abrazo y un beso en la mejilla y no me había dado cuenta que en toda esa escena que montamos Noah nos estaba viendo.

—Bueno... esto es ¿Incómodo? No sé qué hago aquí. Me siento como el violinista.

—Jajajaja, Noah deberíamos ir a clases no quiero que me regañen a mí sola— le digo señalando con mis ojos el pasillo.

—Ahhh no claro y a mí el idiota de Kendall, a ese si lo pueden regañar.

—Tú lo has dicho, no yo. Te quiero idiota.

Le doy un signo de amor y paz con las manos y lo dejamos tirado quejándose porque quería ir con nosotros, pero corrimos tan rápido que se quedó atrás, el resto del día se pasó entre bromas entre nosotros tres. Cuando llegó el final del día Kendall me llevó a mi casa y quedó de ir a recogerme al siguiente día. Entré a mi casa con mis llaves y vi que mis padres estaban en la cocina hablando.

—Hola

Hola, se adelantó el viaje, en una semana nos vamos así que comienza a despedirte de tus amigos y comienza a empacar, mañana iré contigo para pedir los papeles del colegio lo demás ya está arreglado. El martes de la próxima semana nos vamos, la comida está en la mesa nosotros ya comimos.

¿Supongo que este es el momento en el que doy las gracias por haberme tomado en cuenta?—digo sarcástica—  Y no gracias, no tengo hambre subiré a empacar mis cosas.

—¿Me estás respondiendo? ¿Eso es lo que te hemos enseñado en esta casa? Ve a comer, no hago comida para botarla y si quieres estar con esa actitud pues ese será tu problema.

Cojo el plato de mala gana y lo subo hasta mi cuarto, tomo mis audífonos coloco el volumen al máximo y cierro mis ojos mientras pequeñas lágrimas comienzan a salir.

No los entiendo, trato de hacer todo bien, pero siento que nunca soy suficiente para ellos, siempre soy mala hija, siempre hago todo mal. A veces creo que mejor nunca debí haber nacido, así serían más felices.




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¿Qué harían si les dijeran que tienen que dejar todo lo que tienen en este momento?

¿Se enojarían o lo aceptarían fácilmente?


LA MUDANZA Où les histoires vivent. Découvrez maintenant