La silueta de tu cuerpo

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Narra Suga

Sentí como me tocaba el rostro con suavidad, no pude evitar preguntarme porque había hecho aquello. Abrí mis ojos cuando vi que se estaba yendo de la cabaña.

No dude en levantarme y seguirla desde la distancia. Se adentró en el bosque, antes de que pudiera darme cuenta llegó a una explanada, por lo que me quedé entre unos árboles.

Cerró sus ojos y sus alas aparecieron, en el momento en que las vio sonrió ampliamente, podría no recordar lo que era no tenerlas, pero en su interior ese dolor aun estaba.

Comenzó a tocarlas con suavidad, después comenzó a moverse y a girar, sus alas la cubrían y la protegían, desde luego parecía que bailaba con ellas. 

Sin embargo, comenzó a llover y por su rostro algo comenzar a estar mal. No dude ni un segundo en acercarme a ella. 

- Halia. - la agarré por lo que al terminar de girar acabó mirándome fijamente, sus alas habían desaparecido y parecía realmente sorprendida de que yo estuviera allí.

- Suga. - al escucharla decir aquello, me estremeció. Su cuerpo estaba completamente empapado, sin embargo sus ojos no se apartaron de mí ni un solo instante.

- ¿Qué haces aquí fuera? - pregunté mientras que levantaba mi brazo y le apartaba el pelo mojado de su rostro.

- No podía dormir. - sus ojos me miraron fijamente como si esperara conseguir alguna respuesta.

- No salgas por ahí tu sola, es peligroso. No puedes dejar que nadie te vea usar tus poderes de ángel. - acaricié su rostro inconscientemente cuando ella aceptó aquella muestra de cariño y a su vez cerró sus ojos 

- ¿Viste mis alas? - abrió sus ojos nuevamente y después me miró, como si esperara que dijera que eran increíble.

- Las vi, pero lo que realmente vi fue a ti. - pronuncié tras dar un paso hacia ella y posar mi mano en su rostro. 

- ¿Qué haces? - dio un paso hacia atrás y después comenzó a caminar hacia la casa.

Aquella vuelta se volvió incomoda ante aquel silencio. La observé desde la distancia y seguí sus pasos en silencio. 

Al entrar en la cabaña me contuve al intentar decir:  "Ve a darte un baño caliente antes de que te constipes" Allí no había de eso, por lo que fui a buscar algo con lo que se pudiera calentar y a la vez avivé aquella chimenea.

- Cámbiate rápidamente. - lancé algo de ropa hacia ella por lo que rápidamente se movió en aquella pequeña cabaña y se fue detrás de una sabana que separaba nuestro espacio.

No obstante, nunca pensé que agradecería tener esa chimenea en aquella zona de la casa. Su cuerpo se reflejaba en aquella sábana, podía observarla con extremo detalle, pero más allá de observarla la deseaba y deseaba que también recordara.

La verdadera identidad del infierno (2 parte de enamorada del Diablo)Where stories live. Discover now