ᴄᴀᴘ 19: ᴜɴ ᴀsᴇsɪɴᴏ sɪᴇᴍᴘʀᴇ sᴇʀᴀ́ ᴜɴ ᴀsᴇsɪɴᴏ

Magsimula sa umpisa
                                    

—Dijiste que eras su amigo y lo traicionaste... ¡La traición se paga con la muerte!

—¡No, Dominik, por favor, no puedes matarme!

—Oh, claro que puedo y lo haré.

—¡Yo te veo como a un hijo!

—Di lo mucho que lo sientes...

—¡No he podido vivir en paz desde que pasó eso! En verdad estoy muy arrepentido. Si pudiera regresar el tiempo me gustaría que las cosas fueran diferentes, pero créeme cuando te digo que no podía hacer nada por tu padre.

—Desafortunadamente el tiempo no puede volver y mi familia tampoco, así que, puedes pedirle perdón en persona a mi padre cuando te reúnas con él en el más allá.

—¡No, Dominik!

—Adiós, Marcos, ha sido un placer poder verte de nuevo—. Levanto mi cuchillo y con fuerza lo encajo en su espalda. Hago lo mismo una y otra vez tratando de sacar toda la energía negativa que me consume y asfixia.

Continúo con el maratón de puñaladas, haciendo que la sangre salpique por doquier, y me detengo solo hasta que el charco de sangre bajo su cuerpo crece a nuestro alrededor. Mantengo el cuchillo en el aire y respiro de manera agitada con más furia de la que tenía cuando inicié.

Matar a Marcos no ayudó en nada a controlarme. Aún mantengo el deseo de más, pero lamentablemente por hoy debo parar. Me pongo de pie, limpio la sangre que se derrama por mi rostro y, algo mareado, camino hasta salir de la habitación. La furia que corre por mis venas aumenta en vez de calmarse.

Marcos es uno más de los que arruinó mi vida, pero con haberle matado yo a él no cambia nada. Sigo estando solo y sigo siendo miserable, pero ¡qué más da! Gracias a eso me he vuelto más fuerte y he dejado libre esa parte de mí que en verdad me gusta: mi lado asesino.

Salgo a la calle, me doy un paseo tranquilo y levanto la vista al cielo, para que la lluvia se lleve el rastro de sangre de mi cara y ropa. Camino con la máscara y el cuchillo en cada una de mis manos, sin sentir ese miedo de ser atrapado que algunas veces me molesta.

Contrario a lo que dicen de mí, siempre he sido descuidado, al menos lo suficiente para dejar pistas de lo que hago y por qué; por eso llegué a la conclusión de que, si sigo libre, no es solo porque las autoridades sean en verdad incompetentes, sino porque hay alguien que cubre mis huellas. Aún no puedo confirmarlo, pero estoy casi seguro de ello.

Cuando llego al hospital, la lluvia no ha cesado; al contrario, está cada vez más fuerte. Entro a la habitación con un fuerte portazo y noto cómo la chiquilla brinca en la cama debido al susto. Me mira con ojos somnolientos, y después de restregarlos un poco, su boca se abre con asombro mientras me escruta de arriba a abajo. La sangre en mi ropa aún puede notarse a pesar de lo mojada que está. Las manchas de sangre continúan ahí, delatando mi reciente acto.

—As...

—¡No me hables! —Mi voz sale más molesta de lo que pretendía. Ella se inmuta y me mira con sorpresa. Por eso no quería ser amable con ella, porque entonces todo el tiempo esperaría que la tratase de la misma manera.

—¿T-te pasa algo? —pregunta, se reincorpora y viene hacia mí. Cierro los ojos con fuerza. ¿Por qué no puede mantenerse callada cuando se lo pido?

—¡No me toques, no me hables... solo mantente alejada! ¡Estoy muy, muy enojado, y es mejor que no te acerques!

—¿Por qué estás...?

—¡Que cierres la maldita boca, joder! —Estoy por perder el control en cualquier momento. La chiquilla salta en su sitio y me mira con miedo. Sonrío. Amo que me mire de esa manera.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon