38. Entre palomitas y helado

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N/A: Últimos capítulos :( Empieza la cuenta regresiva ahre

Carla y yo estábamos sentados en el patio durante el recreo, compartiendo una bolsa de manzana con chile y conversando sobre las ideas que había recibido para el video de Amor Valiente, pero por más que me esforzara no lograba concentrarme.

-...hasta podemos pedir permiso para que nos dejen grabar un cacho aquí, ¿no?-dijo, empujándome con el hombro.

-¿Mmm?-respondí, saliendo de mi ensimismamiento.-¿Grabar dónde?

-¿No me estás pelando o qué?-preguntó ella con irritación moviendo su mano frente a mi rostro en un intento de llamar mi atención.

-Perdón, ando medio distraído.-dije con un suspiro, metiendo un pedazo de manzana a mi boca.

-Ya van cuatro días desde la pelea, ya era para que alguno de los dos se hubiera acercado a hablar con el otro.-me reprochó Carla, negando con la cabeza.-Neta es hora de que arreglen las cosas de una buena vez, me caga verte así de bajoneado.

-Debí darle el espacio que me había pedido, tenía razón en eso, no debí presionarlo.-dije, encogiéndome de hombros, cabizbajo.-Pero sigo sin entender para qué contarle a Diego del beso... Temo me confunde.

-Podrías arreglarlo hablando con él.-contestó ella.-Y de paso contarle lo de tu papá.

-Él no necesita más pedos ahorita.-me negué, con el ceño ligeramente fruncido.-Tiene suficiente con Diego y...

-A ver, Aristóteles.-me detuvo Carla, tomando mi mano.-Tú sabes que yo te apoyo al cien, pero por más que quisiera no soy Temo. Él entiende por lo que estás pasando, ya sufrió algo parecido y sigue siendo tu mejor amigo; lo necesitas.

Aquello hizo que sintiera una punzada en mi pecho, como si el espacio que ocupaba mi amigo en mi corazón estuviera vacío, y es que en el fondo sabía que tenía razón.

-Tal vez luego.-mentí, apretando sus dedos.-Gracias.

Ella negó con la cabeza y frunció los labios pero se abstuvo de comentar y dejó que la conversación volviera a las ideas para el video musical.

Terminó el día escolar, fui al entrenamiento de básquetbol y regresé caminando a mi casa pues mi mamá me había dicho que tenía que ir a un evento de Arqui y que regresaría en la noche.

Todo el camino me la pasé pensativo, con mi mente ocupándose de decenas de cosas diferentes y ninguna al mismo tiempo, llenándome de frustración y tristeza.

Entré al edificio sin cruzarme con nadie y subí las escaleras hasta el piso de mi departamento, pero cuando saqué las llaves para abrir mi puerta me di cuenta de que no tenía seguro, lo cual era extraño ya que mi mamá siempre dejaba cerrado cuando el lugar estaba vacío.

Crucé el umbral y dejé mi mochila a un lado del tapete de entrada, caminando cautelosamente.

-¿Ma?-dije con un tono dubitativo.-¿No ibas a ir a la guardería de Arqui?

Escuché pasos provenientes del pasillo, y al asomarme me lo encontré a él.

-Temo.-murmuré, viéndolo ahí parado con las manos entrelazadas y una expresión que desbordaba nerviosismo.-Hola...

-Pasé a tu baño, espero que no te moleste.-contestó con sus mejillas enrojeciendo poco a poco.-

-Claro que no, esta es tu casa.-dije, negando con la cabeza.-Pero...¿qué haces aquí? Pensé que querías espacio.

Él se mordió el labio y clavó sus ojos en los míos, provocando que mi pulso se acelerara ligeramente sin que pudiera evitarlo. Se veía muy bonito.

El Plan de la Azotea | AristemoWhere stories live. Discover now