25. El paso de las horas

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N/A IMPORTANTE: Hola! Hoy es April Fool's Day y en conmemoración hice una encuesta en mi Twitter (@yamuyneta ) preguntándoles si les gustaría que escribiera dos finales para este capítulo, uno real y uno falso, a lo que dijeron que sí (así que si no les gusta pues peléense entre ustedes lol)! En el capítulo del viernes les aclararé cuál es el verdadero. Espero que les guste.

Disclaimer: no tengo ningún estudio en medicina, así que lo descrito aquí no tiene ningún sustento médico ni científico, solo es con fines de entretenimiento.


Para el medio día, Temo ya estaba en terapia intensiva. Ninguno de nosotros sabía muy bien lo que aquello significaba pero mi primo nos explicó a grandes rasgos que era a dónde llevaban a los pacientes más críticos, lo cual no pintaba nada bien.

Los médicos nos habían dicho que solo podían pasar a verlo familiares directos y mayores de edad, por lo que el único que calificaba para entrar era Pancho.

Estuvo aproximádamente una hora ahí y cuando salió estaba hecho un mar de lágrimas de nuevo.

Yo había llamado a mi mamá la noche anterior, pero le era imposible trasladarse pues no teníamos coche y tampoco con quién dejar a Arqui, por lo que tendría que enfrentarme a lo de Temo yo sólo, al menos hasta que pasaran las primeras cuarenta y ocho horas y pudiéramos trasladarnos de regreso a Oaxaca.

Ese día pareció transcurrir muchísimo más lento de lo normal, como hacen siempre las cosas malas en la vida, y no pude evitar que mi mente se llenara de pensamientos negativos y que recordara los momentos con mi amigo con nostalgia, pero parecía que las lagrimas se me habían agotado porque por más triste que me sintiera ya ni siquiera podía llorar.

En algún punto mis primos regresaron al campamento por nuestras cosas y la camioneta de Pancho, por lo que al menos pudimos cambiarnos de ropa.

Diego y yo no interactuamos mucho más después de lo que me había dicho sobre él y mi amigo, lo cual probablemente quería decir que había notado que mi reacción no había sido la mejor, y aunque al principio estaba seguro de que lo que tenía que hacer era alejarme, ya no estaba tan seguro.

Pasó otra noche. Algunos se fueron a un hotel cercano, pero yo sabía que no iba a poder descansar estuviera donde estuviera, por lo que decidí quedarme en el hospital junto a Pancho y Julieta, moviéndome por las sillas para intentar encontrar una posición menos incómoda y dormir.

Me desperté como mínimo unas diez veces, sobresaltado por las pesadillas y con dolores diferentes cada hora. Sobra decir que en la mañana ya tenía las ojeras de un tono entre violeta y verde y mi piel y cabello estaban hechos un desastre, tenía el rostro grasoso y sucio mientras que mis rizos estaban muy enredados.

A las ocho ya estábamos todos levantados y muy conscientes de que quedaban aproximadamente quince horas para que dejaran de administrarle el sedante a Temo y viéramos cómo se encontraba. Yo estaba volviéndome loco de no poder verlo ya que cada vez que Pancho entraba a visitarlo, salía viéndose peor.

-¿Si les digo que soy su novio no creen que sirva de algo?-pregunté una hora después, pasando mis dedos entre mis rizos con frustración.

-No eres familiar, Ari.-me contestó Julieta con un tono de lamento.-No se puede.

Yo bajé la mirada a mis pies, apretando la mandíbula. Sabía que las reglas existían por una razón lógica, pero en ese momento no me importó en lo más mínimo y las odié con toda mi alma.

-Déjame ver qué puedo hacer.-dijo de pronto Robert, que había regresado del hotel con los niños, y yo asentí.

Él era doctor, él sabía cómo funcionaba un hospital, y saber que iba a intentar hacer algo me devolvió un poco de esperanza.

El Plan de la Azotea | AristemoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon