20. Labios

8K 850 719
                                    

En mi mente, el beso iba a ser algo muy rápido. Simplemente quería presionar mis labios contra los suyos para mostrarle al hombre homofóbico que estaba sentado atrás de nosotros que no le tenía miedo. Pero algo salió mal.

En cuanto besé a Temo con mi mano en su mejilla, lugar que había acariciado mucho últimamente, mi dedo empezó a pasearse por la piel suave de su rostro y se me olvidó por completo que estábamos en un evento en la escuela rodeados de nuestros compañeros y sus familiares, incluyendo al hombre descerebrado que había intentado amedrentarnos.

Sus labios no se movieron al principio por la sorpresa, pero después de un momento Temo presionó su boca contra la mía y atrapó mi labio superior entre los suyos, succionando lentamente.

Sentía como si me fuera a explotar el pecho, o la cabeza, o el corazón, y mis instintos me decían que siguiera, que profundizara el beso y rodeara su cuerpo con mi brazo libre, pero mi cerebro me hizo saber que ese no era el momento.

Nos separamos. No duró más que unos siete segundos, pero para mí se sintió como una eternidad y un instante al mismo tiempo, como si no hubiera durado lo suficiente pero hubieran sido demasiadas emociones para haber transcurrido tan solo un momento.

Temo y yo compartimos una mirada que hizo que mi pulso se acelerara aun más, ¿acababa de joder todo aún más? ¿por qué carajo lo había besado? ¿él también había sentido algo parecido cuando nuestras bocas se unieron? Había algo en sus ojos que me decía que eso no iba a quedarse así.

De pronto recordé la razón por la cual se suponía que había hecho eso y volteé a ver al hombre sentado detrás de nosotros.

-Si eso lo asquea se puede ir a la chingada.-le espeté, y mi mirada regresó al escenario, fingiendo que no había ocurrido nada cuando yo estaba consciente de mis mejillas ardiendo y mi respiración entrecortada.

Las personas a nuestro alrededor se quedaron calladas y unos segundos después pude ver por el rabillo del ojo que el hombre se levantó y se dirigió a la salida con una mujer y una niña pequeña. El ambiente se relajó al instante.

-Bien hecho, niño.-me felicitó una mujer mayor sentada adelante de nosotros cuya expresión era de determinación.-No se dejen nunca.

-Gracias.-murmuré, sin poder evitar esbozar media sonrisa.

Alguien más apretó mi hombro a modo de felicitación y yo simplemente agradecí en voz baja antes de regresar mi mirada al frente para observar a la banda que terminaba su canción.

Pasaron un par de número más, uno de un niño bailando hip-hop y luego una chica que tocaba la batería, pero no pude concentrarme porque mi mente seguía dándole vueltas a lo que acababa de hacer y al hecho de que había sentido muchísimo más con ese beso de siete segundos que con lo que había pasado con Gabriela en aquel estacionamiento.

-Ven conmigo.-susurró de pronto Temo, inclinándose hacia mí, y después se levantó de su asiento y comenzó a caminar, pasando frente a Diego.

Yo lo seguí después de tragar saliva con nerviosismo, y me alegré de que las miradas no pudieran matar, porque de haber sido así la del amigo de Temo me hubiera asesinado con facilidad.

Salimos del auditorio a la noche fresca de Oaxaca sin que nadie nos prestara mucha atención, y luego caminamos hasta el edifico de enfrente para sentarnos en las escaleras poco iluminadas que llevaban al segundo piso.

El Plan de la Azotea | AristemoWhere stories live. Discover now