10. Tan cerca

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Temo y yo íbamos caminando a eso de las ocho rumbo a casa de Carla, conversando de cosas triviales como el nuevo álbum de Emmit Fenn, su cantante favorito, o del hecho de que iban a cambiar al actor del protagonista en la última serie con la que se había obsesionado; pero por más que lo intentara no podía concentrarme.

Mi amigo se había puesto la camisa gris con diseños blancos que me había prestado el día en que mi papá me corrió de la casa por ponerme un mísero arete. Verlo me recordaba muchas cosas al mismo tiempo: el rechazo de mi propia familia, el apoyo de Temo, las noches llenas de lágrimas y los abrazos de apoyo del chico que caminaba junto a mí.

Pero eso no era lo que me distraía, sino el hecho de que íbamos camino a una fiesta de preparatoria supuestamente como novios y eso generaba mucha expectativa a su alrededor. Era bien sabido que las parejas usaban esas fiestas como oportunidad para escabullirse a besarse, fajar o coger dependiendo de qué tan borrachos estuvieran. Si nadie nos veía estando cerca durante toda la noche, nuestros compañeros comenzarían a sospechar que pasaba algo extraño, pero no quería presionar a Temo para hacer nada que no quisiera ni que volviera a ilusionarse, y yo mismo me sentía inseguro al respecto, pues nunca había besado a nadie, chico o chica. La cabeza comenzó a darme vueltas cuando mi amigo interrumpió mis pensamientos:

-¿Ari?-dijo, volteando a verme con el ceño fruncido.-¿Estás bien?

-Sí, ¿por?-contesté, pasando los dedos entre mis rizos.

-Pues porque tienes cara de que andas en la luna.-explicó Temo con un tono inquisitivo.-¿Te preocupa la fiesta?

¿Cómo era posible que me conociera tan bien? Volteé a verlo con los ojos más abiertos de lo normal y me encontré con su rostro contraído en una expresión entre nerviosa, preocupada y curiosa que provocó que yo comenzara a asustarme pues no quería que pensara que estaba renuente a abrazarlo, tomarlo de la mano o besarlo, odiaba la idea de hacer que se sintiera rechazado de nuevo.

-Creo que sí.-dije, decidiendo que tenía que decirle la verdad, pues sabía que si intentaba mentirle él se daría cuenta.

-¿Qué te da miedo?-me preguntó.

Ya estábamos a un par de cuadras de llegar, así que me di cuenta de que si íbamos a hablarlo tenía que ser en ese momento.

-Tú nunca has venido a una de estas fiestas,¿verdad?

-No.-dijo Temo con un tono confundido.-Pero sí he ido a fiestas antes, obvio.

-Pues...-seguí diciendo.-No sé como eran las fiestas en Toluca pero aquí digamos que las parejas las aprovechan para hacer todo lo que no pueden hacer en sus casas.

Mi amigo enarcó la ceja.

-¿Cómo qué?

Yo le lancé una mirada escandalizada, no pretendía que se lo describiera, ¿o sí?

-Ay, no te hagas. Bien que sabes de qué hablo.-contesté, sintiendo como mis mejillas comenzaban a enrojecer poco a poco. Esperé que las lamparas de la calle no me delataran.

-Este... yo creo que vas a tener que ser más específico porque ahorita me estoy malviajando muy cañón.-dijo Temo, siguiendo con una risita nerviosa.

-Se besan, fajan, cogen.-expliqué, expulsando las palabras antes de poder pensarlo bien.-No sé, nunca lo he hecho.

-¿Y?

-¿Cómo que "y"?-respondí, abriendo los ojos como platos.

-No creo que lo hagan en frente de todos, ¿o sí?-contestó Temo con un resoplido y un divertido.

El Plan de la Azotea | AristemoWhere stories live. Discover now