9. ¿Por y para quién?

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Medio día después Temo y yo estábamos en el parque, sentados en la banca donde habíamos hablado a solas por primera vez. Yo presionaba un hielo contra su labio mientras él se encargaba de hacer lo mismo con su pómulo con una mano y mirar su celular con el otro. Tenía el ceño fruncido, y la expresión de enojo no había desaparecido de su rostro desde el momento en que entramos a la oficina de la directora.

-¿Cómo sigue tu labio?-le pregunté mirándolo con una mueca de comparecencia.

Él subió la mirada, clavó sus ojos en los míos y después simplemente se encogió de hombros.

-Te estoy hablando.-bromeé, dándole un par de toquecitos en la nariz para recuperar su atención.

-No tengo ganas de hablar, Aristóteles.-respondió secamente.

Mi mano descendió hasta mi regazo sin que yo me diera cuenta.

-¿Entonces para qué me dijiste que viniera al parque contigo?-le pregunté, confundido.

Él se pasó la lengua por los labios con una expresión irritada y siguió mirando su celular mientras contestó:

-La verdad no sé. Si quieres vete.

Yo fruncí el ceño y me hice para atrás inconscientemente, ¿qué significaba eso?

-Pero, ¿yo qué te hice?-dije, comenzando a sentirme ofendido.-Nada más quería estar aquí para acompañarte y tú...

-¿Todo tiene que tratarse de ti siempre?-dijo mi amigo con una mueca molesta.-El que está golpeado soy yo, no tú.

-¿Y lo que tengo yo vale madres?-contesté, enojándome poco a poco.-Porque no se si te habías dado cuenta pero yo también tengo moretones en la cara por pelearme por ti.

-¿Es en serio?

-¿Qué?

-Yo no te pedí jamás que te pelearas por mí. Es más, te dije que no lo hicieras, pero ahí fuiste tú derechito a meterle un madrazo al imbécil ese.

-¿Entonces querías que lo dejara hablar mal de ti?-le pregunté, sintiendo como mi rostro se calentaba lentamente.-¿Que te llamara como hizo? ¿Que...?

-¡Esta no es tu lucha, Aristóteles!-exclamó Temo, arrugando la nariz.-Sé que quieres ayudarme, pero estoy harto de que actúes como que todo esto es sobre ti, cuando no lo es.

-¿Cuándo hice eso?-demandé, ofendido.

-Ay, por Dios. Empezaste por pelearte con ese güey, luego le dijiste a tu familia que eras gay y que soy tu novio cuando ni siquiera te atraen los hombres.

-¡Pues era para ayudarte!

-¿Y esa era la única forma? Claro que no.-afirmó Temo.-Admite que en parte querías llamar la atención.

-No puedo creer que después de todo lo que ha pasado me estés diciendo esto.-dije con un tono enojado.-Que hice esto por mí y no por ti cuando sabes que eres mi mejor amigo.

-No estoy diciendo que solo fuera por...

-¿Sabes qué?-lo interrumpí, levantándome de la banca.-No quiero escuchar nada más, mejor me voy. Que te mejores.

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