Vagary I || Bellamy Blake

Treinta y ocho.

Horas más tarde, la primera en despertar fue Pax. Se sentó en la cama, notando al instante la poca luz que ingresaba a la habitación. Al ponerse de pie y mover las cortinas lo suficiente para ver el cielo, vio que el sol comenzaba a ocultarse detrás del río infinito de árboles y que su estómago crujía.

Volteó cuando escuchó a Bellamy gruñir. Lo miró con una sonrisa al tiempo que se desperezaba.

—¿Ya es hora? —preguntó Bellamy. Aún se veía cierto cansancio en su mirada apagada.

—Sí —replicó, tomando asiento en la cama—. Y me toca conducir a mí —añadió con las cejas elevadas para darle énfasis a su decisión. Bellamy la ignoró.

—Estoy bien para manejar —repuso aún recostado con una mano sobre su estómago y la otra detrás de su cabeza.

—No, no lo estás —replicó Pax—. Conduciré yo y luego, si me canso, está Murphy —añadió. La mirada de Bellamy se oscureció aún más al oír el nombre de Murphy y Pax soltó una risita sin poder evitarlo—. Déjalo en paz... —bromeó en un susurró, inclinándose sobre él. Bellamy sonrió al instante, apoyando una mano en su nuca para atraerla hacia sí y besarla.

Pax sonrió cuando lo oyó suspirar sobre sus labios. Se sentó a horcajadas sobre él sin terminar con el beso. Su piel se erizó en cuanto las manos de Bellamy la rozaron debajo de su remera.

—Espera... —susurró Bellamy con cierto pesar—. Alguien puede entrar en cualquier momento y... —empezó con rapidez para detenerse de golpe ante la mirada divertida de Pax—. Es decir... —añadió, con sus manos en los muslos de Pax, acariciándola distraído—. No me gusta la idea de tener público... —concluyó en broma.

Soltó una risa, dejándose caer a un costado, observando su perfil. Aún tenía la mirada en el techo y los labios en una fina línea, como si estuviera contemplando las opciones que tenían para acabar con lo que habían empezado cuando tres golpes en la puerta los interrumpieron.

—Tenías razón —comentó Pax divertida, poniéndose de pie para abrir la puerta. Se detuvo de inmediato cuando vio a Octavia del otro lado.

—Pax, ¿has visto a mi hermano? —preguntó, ignorando la sorpresa en Pax—. No lo encuentro y... —Sus palabras se apagaron y su mirada se detuvo en un punto detrás de ella. No debió girar para saber que Bellamy estaba allí. Lo supo por la boca ligeramente abierta de Octavia y por la corriente de electricidad que recorrió su cuerpo al notarlo tan cerca.

—¿Qué pasa? —preguntó Bellamy como si no fuera la situación más incómoda que habían vivido hasta ahora.

Octavia se quedó en silencio por un instante hasta que sacudió la cabeza como si así fuera a reconectarse con el presente.

—No hay comida en ningún lado —comentó, retomando la normalidad en su voz—. Hemos buscado por todos lados pero no han dejado nada... Es como si se hubieran llevado todo...