Quince.

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Salió de la ducha con un aire renovado

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Salió de la ducha con un aire renovado. Evitó observar su reflejo en el espejo al salir. No quería ver otra vez las líneas rojizas que cubrían su rostro como si hubiera tenido una pelea con un gato callejero.

Vistió una remera negra de mangas cortas y dejó olvidado el buzo en una de las habitaciones. Tampoco quería volver a verlo. Las manchas carmesí en él le recordaban no solo a los cortes sino también a los moratones alrededor de su nariz debido al golpe que el atacante le había propinado. Entre tanto, se sentía afortunada porque no se la hubiera roto.

Bajó las escaleras y se encaminó directamente a la cocina, donde provenían las voces de Bellamy y Octavia, manteniendo una charla en susurros. Cuando cruzó el umbral, la conversación aminoró. Al comienzo no le importó, pero en cuanto tomó asiento frente a Bellamy y junto a Octavia, quien ocupaba el cabezal, se encontró con el núcleo de la charla.

—Bellamy me contó que iremos a buscar a una tal Harper —comentó Octavia sin quitarle los ojos de encima a la comida.

Pax le echó un vistazo a Bellamy, quien le devolvió la mirada antes de girar hacia su hermana. Cuando conoció a Octavia e intercambió un par de palabras la noche anterior, le había parecido una adolescente tímida; ahora que la escuchaba hablar tras varias horas de sueño, comprendía que había formado una opinión errónea.

—Sí —replicó para animarla a que prosiguiera.

—Y luego iremos a Nueva York, donde está tu tío —continuó como si estuviera enumerando la lista del supermercado.

—Exacto —concordó Pax sin alterarse. Por un instante, se asustó de su propia calma y creyó que la paliza en la escuela le había dado vuelta la cabeza—. ¿Por qué? —preguntó, esta vez mirándola.

Octavia le devolvió la mirada. En la luz del día, se veía aún más las diferencias entre los hermanos y, de no haber sabido que eran familiares, hubiera jurado que eran dos personas sin conexión alguna.

—¿Te parece buena idea detenernos por alguien que no conocemos? —cuestionó, encogiéndose de hombros.

—Octavia... —susurró Bellamy. Octavia ni siquiera volteó y Pax aprovechó el momento de silencio para replicar.

—Me detuve por ti, ¿no? —contraatacó—. Si pude hacerlo por ti, alguien que no conozco, puedo hacerlo por Harper —añadió ante la mirada penetrante de Octavia y la cansina de Bellamy—. Es decir... —añadió, inclinándose hacia delante como si fuera a contar un secreto—. Puedes ir por tu camino si quieres, no te detendré —concluyó con una sonrisa. Octavia no se la devolvió en absoluto, parecía estar pensando qué responder, sin éxito.

Pax se irguió en su asiento, volteando hacia Bellamy con el corazón latiéndole con fuerza. Nunca había sido la clase de persona que discute, ni mucho menos una que está a cargo de algo tan importante como era en este caso. Comprendía, entonces, el poder que tenía sobre aquellas dos personas al poseer información que ellos no y, por un instante, le agradó el pensamiento.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now