Vagary I || Bellamy Blake

Cinco.

Su cuerpo se relajó al sentarse. Estiró a la pierna a duras penas. No quería pensar en el dolor porque, de hacerlo, tendría que pensar cuánto tiempo pasaría hasta que volviera a caminar con normalidad y no podía quedarse en la casa de Victor cuando Eleanor estaba... Vaya a saber dónde.

—Ya vengo —anunció Victor, pasando detrás de ella hacia la habitación.

Bellamy tomó asiento a su lado, incomodándola de inmediato. La conversación que mantuvo con Victor inundó su mente.

—Lamento que no puedas ir a por tu hermana —susurró, sintiéndose fuera de lugar en cuanto Bellamy volteó a mirarla con una pequeña sonrisa cordial.

—Es inteligente —afirmó, aunque parecía estar hablando más para él que para ella—. Sé que me está esperando —continuó.

—¿Dónde está? —preguntó.

Bellamy se irguió en el asiento dispuesto a responder, pero Victor lo interrumpió al salir de la habitación con la bandeja del té que era para Pax. De repente, sintió un vacío en el estómago. Estaba hambrienta.

—Déjame hacer uno nuevo —dijo Victor como si hubiera leído la mente de Pax—. Será rápido —añadió en un tono alegre al igual que un anfitrión encantado de tener visitas. Su comportamiento llamaba la atención. Bellamy apenas la miró antes de acomodarse en la silla, apoyando la espalda en el respaldo; al parecer acostumbrado.

»Me sorprende que estés aquí, Pax —comentó, tomando asiento en la cabecera de la mesa. Pax frunció el ceño, sin comprender a qué se refería—. ¿Dónde está tu mamá?

Ante la pregunta, Pax abrió y cerró la boca varias veces. ¿Qué se suponía que debía contestar? ¿No era obvia la respuesta? Giró la cabeza hacia Bellamy en busca de ayuda, como si una persona que no conocía pudiera darle una mano en un asunto tan delicado. Entonces, el silencio lo llenó el sonido de la pava anunciando el agua lista.

—Ya vengo —soltó Victor, poniéndose de pie y apoyando una mano en el hombro de Pax de forma cariñosa antes de dirigirse a la cocina.

Pax aprovechó para inclinarse hacia Bellamy para formar cierta intimidad.

—¿Tiene idea de lo que está pasando fuera? —preguntó tratando de mantenerse cuerda, aunque no sabía por cuánto tiempo podía seguir así.

Bellamy se encogió de hombros, también inclinándose hasta que la distancia era casi nula entre sus rostros. Era necesario, dado que la cocina estaba a poca distancia.

—No creo que sepa la gravedad de la situación —murmuró Bellamy—. Debería habértelo dicho, pero no sabía...

Su oración quedó en el aire cuando Victor reapareció, posando una taza humeante de té junto a unas galletas en un plato. El hambre que había sentido minutos atrás había desaparecido. Observó a Victor tomar asiento y apoyar las manos juntas en la mesa para mirarla con una sonrisa amigable. ¿Era posible que Bellamy tuviera razón? ¿Que Victor no supiera lo que en verdad ocurría fuera de su casa? Era imposible que no se hubiera enterado de las protestas y disturbios en todo el país. Había un televisor allí mismo en el comedor. ¿Podía ser que su mente se hubiera apagado al igual que las luces antes de la invasión?