Dos.

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No quería salir de su escondite

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No quería salir de su escondite. No quería mover la pared falsa para encontrarse con el cuerpo de su madre. No quería enfrentar la realidad. La casa desolada, el silencio de las calles que ingresaba al igual que niebla por las ventanas. Deseaba quedarse allí para siempre como la niña pequeña que solía esconderse para jugar, solo que ahora no estaba jugando ni divirtiéndose. Estaba traumada.

Sin embargo, estaba teniendo problemas para respirar y se sentía débil. Claro que podía ser normal debido a las horas que había pasado en aquella posición fetal, aunque en su caso era diferente, y si no salía para tomar sus vitaminas entonces empeoraría; no llegaría a la casa de su tío y era lo último que su madre le había pedido. No podía fallarle.

Levantó la cabeza, respirando por la boca y estiró la mano temblorosa hacia la pared. Se detuvo.

¿Estaba preparada para esto?

No, no lo estaba... Pero no tenía opción.

Movió la pared falsa y salió arrastrándose del escondite. Se asomó entre la ropa que colgaba y abrió la puerta del ropero. Su corazón se hundió cuando encontró la habitación vacía. Pestañeó varias veces, creyendo que su mente estaba jugándole una mala pasada, que tal vez los síntomas habían afectado su cabeza. Se puso de pie, observando a su alrededor. No había rastros de su madre ni sangre... Solo una pistola arrojada en el suelo de madera. Se acercó a paso lento como si fuera a dispararle. Jamás había visto una pistola de cerca y dudaba que los soldados entrenados fueran a abandonar una.

¿Podía ser que fuera de su madre? Eso explicaría el disparo. Tal vez Eleanor había intentado defenderse disparándole a uno. Seguramente había fallado. De haberle herido, Pax hubiera oído un grito o un ajetreo más grande o habría manchas rojas en el suelo.

Se agachó ante la pistola oscura al tiempo que una idea se formaba en su cabeza. Si el cuerpo de Eleanor no estaba en su habitación, solo podía signficar una cosa: estaba viva. Y debía encontrarla.

Volvió a ponerse de pie, ignorando la pistola para caminar hacia la mesita de luz donde Eleanor guardaba un frasco de vitaminas en caso de que Pax lo necesitara. Esperaba que aún estuviera allí, ya que no se creía capaz de bajar las escaleras sin desmayarse. Abrió el cajón, sonriendo como si fuera un regalo de cumpleaños cuando vio el frasco blanco con la franja naranja. Lo tomó entre sus manos, abriéndolo y tomando la única pastilla que quedaba. La tragó con dificultad antes de girar sobre sus talones.

La pistola aún yacía en el suelo.

Su mente comenzó a trabajar con rapidez. Si quería encontrar a su madre, debía estar armada. Los soldados podrían estar en cualquier parte y aún retumbaba en su mente el instante en que uno de ellos había preguntado por su paradero como si hubiera leído un historial de los familiares de Eleanor. Sabían de su existencia, esto era importante. Debía llevar la pistola y la mochila que su madre había preparado para escapar. Allí estaban las vitaminas. Necesitaba agua, que podía encontrar en el refrigerador. Y luego, necesitaba buscar a Monnie, su vecina. Le encantaría ir en busca de sus otros amigos, pero vivían lejos.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now