Cuarenta y ocho.

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—Acompáñenme, por favor

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—Acompáñenme, por favor.

Pax se separó de su madre, quien apoyó las manos cuidadosas en su rostro como si aún no lograra creer que fuera de carne y hueso. Observó que Jaha había ingresado a la armería y el resto se acercaba a él.

—Los llevaré con sus familias —continuó Jaha mirando a Harper, Bellamy y Octavia. La doctora pasó deprisa por su lado con la cabeza gacha. Una ola de culpa inundó el pecho de Pax tanto por lo que había hecho como por haberse olvidado por completo de la madre de los Blake y el padre de Harper—. Me gustaría hablar con Pax después, en mi oficina —añadió con sus ojos en ella. Eleanor dio un paso hacia el costado apoyando la mano en el hombro de su hija como si buscara equilibrio.

—Iremos de inmediato —contestó Eleanor con un asentimiento.

Jaha la imitó.

—Vamos —dijo, girando sobre sus talones para salir de la habitación.

Por un instante, la mirada de Pax se encontró con la de Bellamy. Abrió la boca para decir algo pero Bellamy la ignoró, siguiendo su camino. Bajó la cabeza y tragó saliva. De todas formas, no sabía qué decirle.

—¿Pax? —llamó su madre—. ¿Estás bien? —preguntó.

Pax forzó una sonrisa.

—Claro —replicó. Eleanor la observó un instante antes de sonreír.

—Ven —pidió, tomándola de la mano—. Hay dos personas que quieren verte.

Cuando salieron de la armería, los pasillos estaban limpios. No había rastro de ningún soldado era como si se hubieran desvanecido en el aire. Le hubiera gustado sentirse cómoda, protegida junto a su madre mientras esperaban por el ascensor, pero la inquietud ocupaba gran parte de sus sentimientos y miles de preguntas se agolparon en su mente.

Ingresaron al ascensor en silencio y Eleanor presionó el botón con el número tres. Pax no solo notó que había tres números positivos y tres negativos en el panel sino también que Eleanor parecía saber perfectamente cómo manejarse en aquel lugar. Se preguntó cuánto tiempo había estado encerrada o si la doctora siquiera había dicho la verdad.

No tuvo tiempo de hablar cuando las puertas se abrieron y dio un paso hacia fuera aún con la mano de Eleanor entrelazada en la suya cuando se vio envuelta en una oscuridad efímera y unos brazos.

—¡Estás aquí! —exclamó Isabel. Pax alejó el cabello de Isabel que tapaba su rostro—. ¡No puedo creerlo! —añadió en un sollozo. Dio un paso hacia atrás mirando a Pax como si fuera una creación divina en lugar de la hija de su pareja—. ¿Dónde has estado? ¿Cómo estás? ¿Tienes hambre? ¿Sed?

—Isabel... —susurró Eleanor a su lado con los brazos cruzados y una sonrisa tierna en su rostro.

—Estoy bien —aseguró Pax con amabilidad. Miró detrás de Isabel para observar el lugar y quedó boquiabierta cuando vio que Simon la miraba con una sonrisa que iluminaba sus ojos tan claros como los de su madre.

Vagary I || Bellamy BlakeWhere stories live. Discover now