Jamás pensó que el director se terminara hartando tanto de él como para llamar, a quien se suponía, jamás debía. SeokJin pensaba que tenía todo bajo control. Él no quería que el director molestara a Jimin con sus problemas escolares, el hombre tenía demasiado en que pensar como para agregarle más cosas.

Quería decirle algo, expresar que no había necesidad de que lo llamaran, porque se comportaría como el joven adulto que ya era, y que aceptaría todos los castigos que vinieran por delante, todo con tal de que no molestaran a Jimin.

Él había prometido al hombre comportarse, y era lo menos que podía hacer en agradecimiento a quien hacía tanto por él; sin embargo, ningún sonido salió de su boca, porque tan orgulloso como lo era, ello no le permitió hablar.

Finalmente, y con las palabras atoradas en su garganta, sólo observó al señor Choi, antes de levantar los hombros como si le restara importancia al tema.

—Bien, veo que al parecer sigue sin importarle la seriedad de esto, lamentablemente a mí sí, no quería llegar a mi última opción. No obstante, no veo otra medida para mejorar su comportamiento. Quizás si el señor Park viene y tiene una charla conmigo sobre usted, algo podremos solucionar. —Terminó diciendo, mientras tomaba el teléfono que estaba a su derecha y marcó aquel número.


[...]

En su despacho, Park Jimin se encontraba intentando no arrojar todos los papeles que tenía en el escritorio, al suelo. Tan malhumorado como se encontraba, sabía que no podía ser peor.

Las acciones de su empresa rápidamente caían en picada, por supuesto, él estaba perdiendo una gran cantidad de dinero y la asociación con varias compañías más que en ese momento intentaba salvar. Todo, gracias a los errores de uno de sus más confiables hombres, al que le había parecido buena idea, cometer cientos de fraudes de los que Jimin apenas se enteraba.

Suspiró frustrado, la tensión acumulada en sus hombros haciéndole sentir malhumorado y adolorido; además, de agregar el hecho de que se encontraba demasiado cansado y que no había podido probar bocado en todo el día por la falta de tiempo.

Por eso, cuando recibió una llamada de su asistente, no pudo evitar contestar con voz tosca y grosera. —Te dije que no me molestaras en todo el día ¿no es así? No quiero recibir ninguna llamada ni a ninguna persona.

La chica al otro lado de la línea, tembló por la intimidante reprimenda de su jefe, no obstante, con voz pequeña y entrecortada logró decir. —S-Señor Park, e-es del i-instituto del joven Kim, el director Choi p-pide que lo visite en estos momentos, al parecer su-surgió un problema con SeokJin.

Jimin estaba por colgar, sin embargo, cuando las palabras salieron de la boca de la chica, no pudo evitar sentirse preocupado de inmediato. Finalmente, respondiendo con un corto gracias, antes de colgar el teléfono.

Con prisa, se levantó rápido de su asiento, tomó el saco que se encontraba en el respaldo de la silla y salió apresurado de su despacho. Olvidando de pronto los miles de problemas que aún necesitaba resolver, pues SeokJin era mucho más importante en esos momentos.

Mientras tomaba el elevador hacia el estacionamiento, rogó que nada malo le hubiera pasado al menor, pues sabía lo grosero e impulsivo que podía llegar a ser, así como los cientos de problemas que ello le había traído en el pasado.

Además, nunca le llamaban del instituto, ahora lo hacían y por si fuera poco, nada más y nada menos que el director. Miles de desastrosos escenarios corrieron por su cabeza, ninguno demasiado bueno.

Al llegar a su auto, de manera torpe logró entrar, antes de arrancar en dirección al instituto de SeokJin.



Veinte minutos después, y quizás dos multas de tránsito por pasarse el alto y rebase de velocidad, es lo que le tomó llegar a donde el director Choi lo citó.

Imponente, caminó todo el trayecto al interior del lugar, ni siquiera necesitó un pase especial como cualquier otro padre de familia o tutor; simplemente porque era demasiado reconocido como para algo tan trivial como aquello.

Al llegar a la oficina principal del director, tocó la puerta, antes de que un cansado "pase" se escuchara desde dentro.

Lo primero que observó al abrir, fue al hombre mayor de mirada cansada sentado tras un escritorio, y en frente de él, a SeokJin, quien se encontraba apoyado de forma aburrida en la silla mientras intentaba no volver los ojos hacia el director.

Tan pronto como lo vio, sus preocupaciones desaparecieron al instante, empero, solo para ser reemplazadas por un sentimiento de ira que poco a poco comenzaba a crecer.

El señor Choi llevó su mirada hacia él, se levantó de inmediato mientras le tendía la mano y lo invitó a sentarse a un lado de SeokJin, quién ahora prestaba atención a la figura que acababa de entrar en la pequeña oficina.

—Señor Park, lamento mucho las molestias que le estoy ocasionando en este momento, pero realmente es necesario hablar de ciertos asuntos importantes respecto a SeokJin. Tome asiento por favor. —Dijo, con los codos recargados en el escritorio y una mano invitándole de nuevo a sentarse.

Jimin se acomodó las solapas del saco, antes de sentarse frente al mayor. —Bien, estoy aquí director Choi, ¿qué es eso tan importante que tiene para decirme? —Expresó con voz baja y casi intimidante, utilizando también un ligero tono enojado. Luego se acomodó de la manera más recta posible, sin despegar los ojos de SeokJin sentado al lado.

El menor se encogió un poco en su silla. No quería que aquello llegara a tanto. Sólo había sido una pequeña riña y él no era el único culpable. No obstante, no pudo evitar sentirse aún más pequeño cuando Jimin lo observó con una mirada gélida que tras de sí tenía mucho por decir.

Fue el director quien interrumpió la tención del momento diciendo, —SeokJin sal un momento por favor, necesito arreglar algunas cosas con tu tutor. —Le extendió una mano en dirección a la salida.

Con ello, Jimin por fin atinó a despegar su mirada y regresar su atención al hombre frente a él.

SeokJin se levantó un poco de mala gana, mientras tomaba
sus cosas y salía de la oficina.

Se sentó de manera descuidada en la banca que se encontraba fuera, a esperar hasta que Jimin saliera para que lo pudiera llevar a casa.





Aproximadamente media hora después, un Park Jimin con cara de pocos amigos salió de la oficina del director, cuando logró observarlo no pudo sentirse mal por la mirada que el peliplata le dio. Caminó hacia él y lo tomó del brazo de manera un poco brusca, mientras lo llevaba casi a rastras hacia el auto sin decir una sola palabra.

En el estacionamiento, abrió la puerta del copiloto e hizo que SeokJin entrara antes de cerrar, el castaño solo observó como este dio la vuelta para subir a su lugar. Cuando entró, no dijo nada, solo arrancó el automóvil para partir a su hogar.

Durante el trayecto ambos se vieron envueltos en un incómodo y denso silencio. SeokJin miró al hombre mayor de reojo, viendo lo guapo que lucía a pesar de encontrarse enojado; sus plateados cabellos despeinados, quizás porque había pasado sus dedos bastantes veces en él, signo de frustración; su mandíbula afilada y tensa, por supuesto, su perfecto perfil. Todo un deleite para la vista de Jin, quien no pudo evitar que ciertos pensamientos perversos llegaran a su mente. Porque estaba consciente de lo que le esperaba tan pronto llegaran a casa, y sin embargo, una parte de él, deseándolo anticipadamente.

Hacía algún tiempo desde su último encuentro, y en el fondo, SeokJin sabía que su comportamiento llamaría la atención de Jimin de la forma que quería. Había sido así desde que ambos descubrieron la atracción por el otro, y los efectos que conllevaba aquello.

Mientras tanto, Jimin se sintió aún más frustrado y molesto, si es que se podía. Ahora sí que su día no podía ir peor. No obstante, tenía la perfecta solución para sus problemas...









Perdonen por el spam, estaré editando la historia. 🤧

Undisciplined [MinJin] Where stories live. Discover now