ᴄᴀᴘ 17: ᴜɴ ᴏʙᴊᴇᴛɪᴠᴏ ᴇɴ ᴄᴏᴍᴜ́ɴ

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Sus ojos comienzan a perder el brillo, y su cuerpo se vuelve débil. Una vez que pierde el conocimiento, dejo que su cuerpo caiga al suelo y entonces me marcho, dejándola ahí sin sentir remordimiento o algo parecido.

Salgo del hospital sin un rumbo fijo. Lo único que necesito es calmarme y pensar bien lo que haré de ahora en adelante. Además, debo intensificar mi búsqueda antes de que ese tipo me cause más molestias.

Aisa

Sintiendo un intenso dolor de cabeza, me reincorporo. Llevo mis manos a mi cuello, mientras un gran ardor me embarga.

Vuelvo a la habitación, busco un pequeño espejo de mano que traje conmigo y reviso mi cuello. Hago una mueca de desagrado al ver los moretones que lo adornan. Son horribles y enormes.

Me dejo caer en la cama, confundida. Tengo una gran mezcla de sentimientos y no sé cómo reaccionar. Por un lado, me alegra y demasiado, saber que As no es el asesino de mi familia, pero por otro lado sigo sintiéndome muy molesta, porque él protege al verdadero asesino.

¿Ahora qué voy a hacer? Que As no sea el asesino que busco me alegra, pero eso cambia por completo mis planes, mis deseos... mi único propósito. Vuelvo a tocar mi cuello; él pudo haberme matado de haberlo deseado así. Me aterrorizo al pensarlo. Sonrío también.

Soy una pequeña cobarde. ¿Cuál es mi deseo? Estoy comenzando a cuestionarme las motivaciones de mi perverso y moribundo corazón.

—Pero ahora entiendo un poco más. —Al menos sé la razón por la que en un principio se negó a matarme.

Él no tenía interés en mí, así como no la tuvo en mi familia. As no los asesinó. Sonrío como estúpida ante la idea. Cuando pensé en la herida e hilé todo hasta llegar a la conclusión de que él no lo había hecho, albergué la estúpida esperanza de que no fuera en sí un asesino; después de todo se negaba a matarme, me salvó la vida y me ayudó, aunque de extrañas maneras.

Mi mente se abrió y creí entenderlo todo. Incluso comencé a crear un montón de teorías con respecto a su persona, su origen y sus motivos. Quería convencerme a mí misma de que mi pecado no era tan grande, de que mi alma no sería condenada para siempre, pero entonces llegó cubierto de sangre.

—Bien —río amargamente—, seguimos sobre el camino. —Deslizo los dedos por la adolorida piel, dando pequeños masajes, cierro los ojos y suspiro—. As: hasta no cumplir mi condena, seguirás siendo mi verdugo.

Eres el más dulce de los castigos...

el más lento de los suicidios.

Ahora tengo dos propósitos: uno se cumple por sí solo durante el trayecto, pero el otro, el otro es algo más complicado. As no asesinó a mi familia, pero alguien más lo hizo. ¿Quién? ¿Por qué? ¿As lo sabe?

Tal vez lo sabe, pero no parece dispuesto a decirme de quién se trata. Si no lo hace, entonces buscaré información por mi propia cuenta. No dejaré que ninguno se salga con la suya.

Con eso en mente salgo del hospital y me dirijo nuevamente a mi casa. Creo que me instalaré ahí por un tiempo en lo que descubro algo. Después de todo a lo que noté la última vez, nadie entra a la casa, ¿quién lo haría? Es la casa donde se cometió un atroz asesinato, nadie entraría.

Cuando llego, lo primero que hago es tomar comida de la despensa para calmar a mis hambrientas tripas. En este momento agradezco que mamá fuera tan precavida como para mantener siempre la despensa llena; siempre compraba comida para un periodo de seis meses.

Subo las escaleras y corro por el pasillo sin mirar hacia el cuarto de mis padres. Incluso cierro los ojos y me esfuerzo en apartar todo pensamiento de aquel suceso, de lo contrario mi estadía aquí sería insoportable.

Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora