De momento me dedicaré a cuidar a mis dos hombrecitos, porque si son como yo, van a ser la bomba en la adolescencia. Recuerdo haberle dado un par de buenos sustos y enojos a mi madre, recuerdo cuando llegué a casa con mi primer tatuaje a los quince años, ella lanzó el grito al aire para luego empezar a regañarme. El otro susto fue cuando terminé en el hospital a media noche cuando me peleé con un tipo, ya ni recuerdo porque, solo sé que estaba lo suficientemente ebrio para que me golpeara con el más grande de los gustos y me mandara directo en una ambulancia para que me curaran las diferentes heridas.

Mi madre es quien más sustos se ha llevado por mí, no digo que mi padre no lo haya hecho, pero mamá es mucho más histérica que él, en cualquier cosa, incluyendo el tema de las chicas. Siempre fue muy celosa y su periodo de calma fue cuando empecé a salir con Tracy, a quien ella siempre alababa por ser una buena chica, buena estudiante y buena persona, la única a la que nunca le molesto que la llevara a casa o me gastará dinero en ella. ¿Acaso ella habrá sabido siempre que Tracy y yo íbamos a estar juntos? Tal vez su intuición de madre solo la quería porque sabía que me iba a hacer bien, y miranos ahora, con nuestro segundo hijo de camino a casa.

Me encanta la vida que llevo con mi esposa, ella en todo momento me presta atención a cualquier cosa que le quiera decir, siempre está dispuesta para ayudarnos. Es la mujer que siempre deseé, fuerte, independiente y que me quiera con total sinceridad, así que mi amigos espermatozoides hicieron bien en ir a fertilizar su óvulo en ese momento.

Al llevar a nuestro hogar, vimos todos los globos verdes decorar el salón junto a varios girasoles, las flores favoritas de Tracy. Thomas no duró mucho tiempo en nuestros brazos, todos los mayores empezaron a cargarle e incluso a hablarle. Owen se fue a jugar con su primo y yo me quede con Tracy sentados en dos sillas.

—Me duele todo. —dijo Tracy apoyando su cabeza en mi hombro.

—¿Quieres ir a dormir un rato?

Ella giró a mirarme mientras negaba—No, no, esperemos a que todos se vayan.

—Cómo tu quieras, princesa. —le dí un suave beso en la mejilla.

[°°°]

Cuatro meses después.

Aparté la vista de mi computadora al escuchar la puerta de la oficina abrirse. Allí venía Tracy con nuestro bebé en sus brazos y el enorme bolso que siempre cargaba con ella.

—Hola, amor —caminó rápido hasta llegar a mí y poner a Thomas con cuidado sobre mis brazos—. Necesito que lo cuides, tengo una reunión muy importante en media hora y ninguna de sus abuelas puede cuidarlo hoy.

—Pero... —Tracy me calló con un beso en los labios y luego uno sobre la mejilla de nuestro gordo.

—Tengan buen día, los amo. —nos dijo antes de salir de mi oficina de nuevo.

—Tambien tengo una reunión —murmuré—. Bueno, hijo. Tendremos que buscar la manera de que tu no llores mientras estemos en la reunión.

Thomas sonrió un poco mientras se movía. Sus ojos verdes risueños me miraba fijamente. Si, verdes, iguales a los míos, mi madre decía que era mi pequeña copia, solo que con la nariz de Tracy. Es un niño que no llora mucho y que le gusta que cualquiera lo cargue, pero en cuanto tiene a su mamá a la vista no le gusta separarse de ella.

Mi esposa volvió al trabajo cuando se venció la licencia de maternidad, cuando Thomas cumplió los tres meses de edad, así que me era normal que ella aveces me lo trajera así de sorpresa. Le había dicho que contrataramos una niñera, pero ella se negaba y los días que ningún familiar lo podía cuidar se lo traía al trabajo. Ella no trabajaba tanto como antes, solo iba a la oficina en las mañanas, las tardes las dedicaba por completo a nuestros hijos y en la noche termina lo que tiene pendiente. Yo estaba un poco frustrado porque llevaba cerca de siete meses sin tener sexo de verdad con mi esposa, no es porque no tiene tiempo ni nada, es solo que aun no ha dejado de sangrar, así que en algunas noches ella me hacía sexo oral, pero nada más y estaba ansioso porque acabara el sangrado para poder hacerlo con ella.

Yo esperaba que mi mujer hubiese tardado algunos meses en recuperar su figura, pero solo se tardo dos meses, dos meses en la que se veía más apetecible que antes. Su cadera había crecido, su busto también y su cintura parecía más pequeña que antes, ni hablar cuando empezó a ponerse sus vestido pegados de nuevo, estoy sufriendo por eso. Voy a morir por abstinencia. Imagínense ser adicto al chocolate y tener un gran trozo delante de ti, pero sabes que no lo puedes comer porque ahora sufres de diabetes, pues, así se siente estar cerca de Tracy últimamente.

Me llevé un par de miradas en la junta, pero ellos nunca me habían visto con mi bebé en la oficina, mucho menos en una junta y ahora el lugar está con un agradable olor a bebé mientras que el estaba dormido en mi pecho cubierto por su manta verde. De todas maneras, no tiene que decirme nada, soy el presidente de la empresa y yo decido traer a mi hijo o no.

Al llegar a casa en la noche luego de ir al gimnasio, me encontré con Owen escribiendo en uno de sus cuadernos sobre la mesa acompañado por Tracy que le estaba dando del pecho a Thomas. Owen no se había sentido aplazado por su hermanito, todo el tiempo que estábamos en casa lo pasábamos con los dos a la vez.

A las diez de la noche Thomas y Owen ya estaban dormidos, Tracy y yo estábamos sentados en la cama mirando un poco los documentos del trabajo que teníamos. Estaba sintiendo un poco de estrés después de que mi padre se retirara de la empresa, todo el tiempo me estaban llegando mensajes de otras empresas y mucho más ahora que estábamos trabajando en una nueva computadora.

Vi a Tracy apagar su computadora y ponerla sobre su mesita de noche al igual que los papeles y sus lentes. Pocos minutos después su mano cerró mi computadora de golpe y la sacó de mis manos mientras se empezaba a sentar en mi regazo.

—Hora de descansar un rato. —sonreí y pasé mis manos por su trasero para acomodarla mejor.

—Te amo. —ella sonrió y me tomó de las mejillas para besarme suavemente, mordiendo mis labios en algunas ocasiones.

—Te amo. —sus labios habían vuelto a pegarse a los míos y sus manos a manosear mi abdomen de esa manera suya que me hacía exitarme muy rápido.

—No me tortures, Tracy. —murmuré cuando bajó sus besos a mi cuello.

—Ya deje de sangrar. Quiero comerte todo.—sonreí y la tomé para del cabello para acercarla a mis labios.

Si, esa es mi mujer, la que encaja perfectamente conmigo, una de las mejores personas que tengo junto a nuestros hijos y con la que espero pasar el resto de mis días.

Y colorin Colorado, este cuento se ha acabado 💜

Hola, amigos, ¿Qué tal les pareció el final? También me gustaría que comentaran que les pareció toda la novela en general, acepto cualquier tipo de crítica, ya saben🤷‍♀️

Bueno, hoy mismo empezaré a subir la historia de Tyler para que estén atentos💜 así que espero verlos por allá💜

Los ama.
Italia.

Good Reputation [O'Neal #2] ✔️Where stories live. Discover now