Capítulo 29

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***Narradora***

Iba a asistir con la frente en alto.

Sin ver a nadie más, transcurrió el día.

El príncipe saludó al pueblo una vez más, a él y a su familia le dieron la bienvenida nuevamente en el castillo.

Ella limpió sus lágrimas de su rostro, una y otra vez.

Su hermana menor preguntaba por ella fuera de su puerta, sin recibir ninguna respuesta al finalizar sus dudas.

El guardián se curaba las heridas de su espalda en base a los golpes de las olas, ahora sólo su fría mirada había vuelto. Una vez más se separaría de ella para una vez más ser bienvenido a la oscuridad de sus pesadillas.

El día se volvió atardecer.

El príncipe ajustaba sus mejores prendas a él, con las mucamas para retirar las prendas que no utilizara.

Su hermana menor de nuevo preguntó por ella con su mejor vestido de noche, y de nuevo no recibió respuesta.

-Y dime ¿De verdad asistirás al compromiso de la mujer que amas con ella odiándote?

Conejo se había aparecido en medio de la oscuridad de los árboles, dónde en las ramas más gruesas ya hacía el peliblanco sentado con el cayado en su regazo.

-Nadie me va a observar, ni ella. Pitch ha conseguido enterrarle odio que ella no soporta y quiere deshacer de manera fácil.

-Es mala idea, le rompiste una vez más su corazón y seguro tiene mucho más odio.

Una pesadilla emanó de la sombra, con feroces garras y colmillos delgados y largos. Ocasionando que el Conejo se apartara unos pasos con miedo.

-Vete si no quieres que te coman.

La sombría mirada del animal se dirigió a la de Jack, a pesar de la poca oscuridad podía aun ver las facciones del ojiazul. A pesar de que eran azulados sus ojos aun daba la sensación de parecerse cada vez más a él, a Pitch.

-Estaré sobre ti en ese reino, no hagas ninguna locura Frost.

Conejo golpeteó la tierra para desaparecer en otra madriguera. Jackson suspiró con pesadez, poniéndose en pie sobre la gran rama para ver el castillo en medio de la noche y a las lejanías.

Vestía un pantalón marrón con botillas que llegaban debajo de sus rodillas y una camisa azul marino de manga larga con gorrillo. Decidió colocarla sobre su cabeza y dirigirse al reino.

Y ella, la reina por última vez limpió la última lágrima que juró ser la última. Colocó su vestido de noche de color vino, colocó su corona sobre su cabeza con el peinado de su trenza francesa enrollada con mechones cayendo a los costados de su rostro.

El vestido tenía mangas con caireles de rosas sobre su piel y de su encaje emanaban los destellos.

Era la hora.

Los reinos invitados habían llegado, los ministros charlaban mientras bebían, el príncipe Hans saludaba a las doncellas y príncipes, Anna recibía con Kristoff a su lado, Jackson se paseaba entre las personas.

Siendo invisible y sin poder ser tocado por ellos tal como el espíritu que es.

Y Elsa, apareció en lo alto de las escaleras, siendo recibida por aplausos.

Su mirada se dirigió a cada uno de los presentes, miró con respeto y autoridad conforme bajaba las escaleras.

A un costado de Anna, Jack se acercó de brazos cruzados a su lado. La miró con ternura pues a su otro lado, Kristoff le sostenía su mano, pero después borró la sonrisa.

The Guardian Queen. 1er LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora