Capítulo 26

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Hola lectoras, quienes lean esta obra y otras mias quiero decirles que me discupen por la falta de acentos, estoy manejando por hoy una computadora que no es mia y no la comprendo, pues cuando quiero presionar el acento o cualquier oro símbolo me da opciones diferentes.

Mi computadora murió (imaginen una cara triste, los dos puntos no me da la tecla, o sea me aparece la ñ si doy dos puntos) en fin es muy complicado trabajar con una computadora ajena.

Gracias por comprender, por la espera y por leer. (ahora imaginen una cara feliz)

**Narradora**

Sus ojos miraban hacia su objetivo, frente a ella ya hacía la orilla de sus tierras pues un paso más y estaría en el océano de su reino.

Ahí, donde el mar se une con el cielo se asomaba los navíos de las islas del Sur.

El cielo estaba de su lado, sonrío de lado mientras con una mano, sin muchos esfuerzos, expulsaba un aura tenue azulada para viajar al roce de las aguas, miró hacia los cielos y comenzó a nublarlo con sólo dar la orden mentalmente.

El viento comenzaba a volverse agresivo y las olas fueron creciendo y cayendo en picada con violencia. Ella sin inmutarse por el viento que la envolvía y hacía bailar sus cabellos, miraba a los navíos comenzar a danzar de un lado a otro con problemas.

Las velas se agitaban con agresividad y pareciera no haber control de la dirección, entonces envolvió en sus manos el aura azulada pero con intensidad. Miraba fijamente igual que un depredador miraba a su presa.

El viento comenzó nuevamente a ascender con más fuerza y el cielo amenazaba una tormenta helada, ahí se centraron ambos barcos, la fuerza de la marea fue tan fuerte que provocó chocar a ambos barcos.

-Son todos suyos, majestad – Susurró la voz de Pitch estando detrás de ella para susurrarle al oído apoyando sus manos en los hombros de ella – Un movimiento más y termine con ellos, y sobre todo con él, con Hans de las Islas del Sur.

Elsa sonrío levemente a un lado con superioridad, sus ojos destilaban un aura azulada también debido a su fuerza.

-Hazlo –Sonrío Pitch.

Ya los tenían, las olas golpeaban a los barcos con intención de hundirlos, ya faltaba poco.

-¡Elsa!

La reina y pitch voltearon sincronizados a su derecha después de escuchar el llamado.

La reina abrió los ojos con su ceño fruncido, pues estaba meditando, sentada en la alfombra de su gran despacho. Ella y Pitch se conectaron por las meditaciones para cuando llegara el día que Hans volvería a Arendelle.

-Elsa –Unos golpeteos más sonaron en su puerta.

-En seguida voy Anna –Dijo la platinada poniéndose en pie.

Miró a su alrededor y provocó escarchar el suelo y la orilla de los muebles más cercanos a ella.

Estando fuera del despacho, Anna le esperaba con una taza que humeaba entre sus manos.

-Anna, estoy ocupada ¿Qué sucede?

-Unos segundos no te harán daño, quería enseñarte el delicioso chocolate con mal.....

-Buenos días altezas -Saluda el primer ministro entrando por el mismo pasillo.

-Buenos días -Saludaron al segundo ambas.

-Disculpen la interrupción, pero, debemos charlar sobre las cartas de los reinos invitados a su baile previo a su noche de bodas.

La platinada asiente con un gesto, mira el pergamino en rollo que sostiene en mano y después de perfil mira su despacho, que continua con escarcha, con su mano en la espalda comenzó a absorberlo.

The Guardian Queen. 1er LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora