Capítulo 1

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***Narradora***

El frío invierno ya había llegado al reino, las cortinas de una habitación real se abrieron de par en par con fuerza y ansias de visualizar el cielo con copos de agua nieve.

En el ventanal se reflejaba la sonrisa de una mujer, admirando la noticia que tanto esperaba, lo que significaba para esta noche.

-No puedo esperar más – Murmuro entre sonrisas para salir corriendo a su objetivo.

Pasó esquivando a varios mayordomos de los pasillos que cargaban con telas y materiales de limpieza.

-Uy perdone.........Lo lamento.........con permiso – Decía cada vez que pasaba a uno de ellos.

Subió unas escaleras más, tenía suficiente energía y ansias por llegar.

Miró la puerta blanca con caireles azulados, corrió esta vez y llamó a la puerta.

-¿Ya viste el cielo? Se ve de...... - Abrió la puerta pues nadie contestó, borró la sonrisa cuando en el interior no estaba a quien quería ver.

-¿Busca a la reina? Princesa Anna – Dijo una mucama cuando pasó con toallas blancas.

-Así es, pero no está.....

-Salió al tiempo que salían los rayos de Sol, princesa. No ha llegado.

Anna asintió para retirarse.

¿A dónde iría? Y ¿Por qué no le había avisado?

Alejada del castillo de Arendelle, estaba adentrada en los bosques, en aquel lago dónde había conocido a ese peliblanco.

Pero hoy ni ese recuerdo había pasado por su cabeza, ya no más.

El lago estaba congelado por una gruesa capa de hielo sólido, pero fue disminuyendo debido a que la reina había entrado al agua con un vestido azul claro y delgado de tela.

Dejó a su cuerpo flotar en la superficie del agua helada, para estar tranquila y en medio del frío que tanto amaba.

Sus ojos cerrados comenzaron a crear imágenes pequeñas de un sueño ligero.

Ella rodeada de su pueblo esta noche, dando la bienvenida al invierno, pero estaba un hombre.

Alto y vestido de gala, se acercaba a ella con la mano extendida y en cuanto rosaban sus dedos, su mano la aferraba con fuerza de la muñeca.

Gritó de miedo para formar espinas de hielo sólidas alrededor de todas las personas, provocando gritos, llantos y muerte.

Abrió los ojos mientras dejaba la posición recostada a estar de pie en el lago.

Miró al cielo y a su alrededor, sintiendo la necesidad de volver.

Tomó una gran toalla blanca para rodearse el cuerpo, caminó hacia el corcel que la había acompañado de ida y de regreso.

-¡Reina presente! – Gritó uno de los guardias dando entrada a las puertas principales para que cruzara la reina sobre el caballo.

Unos guardias se acercaron para ayudarla a bajar, pero la mujer les dijo que sola podía.

-¡Elsa!

La mujer platinada se giró al escuchar su nombre acercarse, los guardias dieron paso a la princesa Anna.

-Ah buenos días Anna.

-¿A dónde fuiste? ¿A quién le avisaste? ¿Por qué estás empapada? ¿No mueres de frío? Ah no, claro que no.....

The Guardian Queen. 1er LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora