Prólogo

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***Narradora***

Eran más de la media noche en el reino de Arendelle, con el invierno llegando a sus últimos días.

Elsa se encontraba con los ojos irritados, con su corazón palpitando tan fuerte que se podía hacer escuchar.

-¿Por qué tienes que irte?-Dijo Elsa con las lágrimas al borde de sus ojos.

El joven peliblanco con escarcha en sus prendas, se hincó para quedar a su altura.

No sólo a ella le dolía su partida, también a él, incluso más de lo que se imaginaba.

-Perdona Elsa, pero tengo que hacer deberes que me implica un largo camino.

-No ahora Jack  ¡Te necesito! -Elsa había derramado lágrimas en el instante.

El solo pensar que se irá le rompía el corazón.

-Oye...-Jack acercó su pulgar para limpiar sus lágrimas mientras que la otra mano sujetaba su cayado - Estaré ahí cuando más me necesites.....no prometo quedarme pero trataré de estar ahí.

Elsa tomó aire para relajarse. Miró a su alrededor de la gran habitación de pinturas de reyes en el que se encontraban.

Jack iba a hablar pero algo captó su atención hacia la Luna, puso su atención como si le hubiera susurrado.

-Debo irme- Jack se levantó firme.

-Te estaré esperando- Murmuró Elsa deprimida, le observó al peliblanco y se lanzó a abrazarlo a la altura de su torso -Te quiero Jack.

-Y yo a ti....Elsa-Algo en la voz de Jack sonó a tristeza y le devolvió el abrazo con fuerza.

Al separarse se dio vuelta hacia el balcón que daba vista al patio principal del castillo, y por última vez se giró para verla.

Su vestido de seda de pijama le hacia resaltar el azul de sus ojos.

Una niña de tan solo 7 años le ha marcado un sentimiento profundo que debía alejar de él.

-Lo lamento Elsa-Se dijo así Jack cuando emprendió vuelo.

Los días transcurrieron desde su partida.

Elsa cada noche volvía al balcón, donde siempre se veían, para asegurar si vendría.

Pero no había ni una señal de Jack en el cielo. Ni un sólo copo de nieve que le brindara alegría.

Los días se hicieron semanas, después meses y después se hicieron años.

Elsa estaba descubriendo descontrol en sus poderes cuando sus emociones y sentimientos eran grandes fortalezas.

Los años pasaron para dejar a Elsa alejado de sus sentimientos, justo en el timpo para que llegara el terrible accidente de barco de sus padres.

De nuevo su corazón se había quebrado.

No quería tener comunicación alguna a no ser que fuera Anna o....ese peliblanco.

Tenía la esperanza de que vendría esa noche. Un grano de esperanza le hizo ir una vez más al balcón, pero ni ese ni al siguiente día dio señales.

Años después fue su coronación, como la Reina Elsa de Arendelle, la noche en que Anna conoció a Kristoff.

"-Estaré ahí cuando más me necesites.....no prometo quedarme pero trataré de estar ahí.-"

Esas palabras retumbaban en la cabeza de la platinada incluso ese día.

-Un brindis -Gritó Anna con una copa de vino entre sus manos con su temporal amigo Kristoff a un lado de ella -Por Elsa, nuestra Reina de Arendelle y nuestra única Reina de las Nieves.

Todos brindaron y bebieron de la copa. Los poderes de Elsa nunca fueron ocultos a no ser que presentará peligros.

Elsa dio por hecho borrar permanentemente de sus memorias a Jack Frost. No era más que un ser de invierno que ha imaginado la platinada desde pequeña.

Elsa cerró el balcón con llave, con la idea de jamás verle otra vez. Ya no era un niña y jamás le volvería a ver, ya que a pesar de los años ha olvidado como creer en Jack Frost.







The Guardian Queen. 1er LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora