Capítulo 5

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***Narradora***

El aroma hundía toda la gran cocina del castillo. Los cocineros estaban preparando con armonía y delicadeza los alimentos. Entre los huevos fritos con salchichas asadas, los panes recién horneados, frutos rozos, jugos de frutas naturales, los pasteles de postre, todo iba en perfecto orden.

Un grupo de señoritas estaba terminando de ordenar la mesa, sin que faltara un plato ni un cubierto.

El barco del Sur ya había llegado, los guardias de Arendelle se encargaron de darles la bienvenida y pasar a un carruaje para ir directo al castillo.

El primer ministro daba su mejor sonrisa en el patio principal, justo entrando el gran carruaje.

Los guardias se bajaron para abrir la puertilla de un costado.

A la primera vista salió un hombre muy delgado, algo bajo y con cabello canoso. Vestía con elegancia y con un reloj colgando de su saco color verde pistache.

-Muy buenos días – Se presentó el primer ministro – Para servirles.

-Ministro – Afirmó el otro al estrechar las manos – Un placer estar con usted, ehh, anda muchacho ya sal – Dijo en dirección al carruaje.

Del carruaje salieron otros dos hombres de guardias y por último el príncipe. Un joven alto, de cuerpo bien formado, pelinaranja de patillas y ojos verdes.

-Un placer conocerlo, príncipe Hans.

-El placer es mío también ministro – Habló con suavidad al estrechar ambas manos.

-Adelante, entren. No hay que congelarnos y por supuesto deben venir hambrientos.

Toda la escena de la bienvenida es vista desde el balcón de la princesa Anna, quien ya vestía su vestido de tres tonos diferentes de verde, y a su lado y ligeramente atrás, estaba la reina.

-Woauh – Murmuró Anna – No se ve nada mal el príncipe Elsa.

-No me importa su físico – Murmuró la platinada.

-Ya habrá que conocerlo, exacto, bien dicho – Anna no le quitaba la mirada para seguir viendo al príncipe.

El príncipe se detuvo un segundo para admirar el gran castillo, la mirada fue recorriendo cada detalle del arte de la arquitectura, cada puerta, azulejo y ventanal.

-Ay dios está mirando hacia acá – Murmuró Anna, haciendo que ambas se apartaran a un lado.

El pelinaranja sonreía con armonía y placer. Avanzó de nuevo junto a los guardias para entrar al castillo.

-¿Nos vio? - Preguntó Elsa.

-No, lo dudo, o bueno tal vez.

-Ash – Elsa apartó la espalda de la pared – Baja ya Anna, en seguida iré.

Su hermana asintió y terminó dándose los últimos toques a su cabello y maquillaje. Una mucama le ayudó a recoger su alcoba en cuanto salió.

La reina abrió la puerta a su alcoba, había dejado la ventana abierta en caso de que llegara Jack y dejara el cayado pero no había señal de este.

Suspiró con el pensamiento de no defraudarse, llegaría en un momento más.

Tomó asiento frente a su tocador para darse los retoques del maquillaje, entonces rechinó la ventana, haciendo que levantara la mirada hacia el reflejo del espejo, donde estaba de pie el peliblanco.

-Buenos días alteza – Saludó este dando entrada a la habitación.

-Por favor, no te tomo en serio llamándome así – Elsa se giró aun sentada.

The Guardian Queen. 1er LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora