Capítulo 7

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***Narradora***

Antes de comenzar para el atardecer, estaban alistando los caballos de las personas quienes asistirían a la cabalgata: los ministros de Arendelle y del Sur, Anna, Kristoff, el príncipe Hans y para la reina.

-¿Alguien más vendrá? – Preguntó el ministro a dirección de la reina y a la princesa.

La platinada miró hacia la entrada a los establos del castillo, sabría que Jack no aparecería y la verdad no le importaba a ella.

-No, vayamos.

Elsa subió a su corcel blanco con sus guardias atentos a ella. Echó a andar a la cabecera con el príncipe Hans a un lado de ella y detrás Anna con Kristoff quien le temía a la altura del caballo, y por últimos los dos ministros junto a los guardias.

Comenzaron a andar por un sendero lleno de pastizal verde con una gruesa capa de nieve arriba. Los pasos de las caballos se hacían escuchar entre el rechinido de sus patas contra la nieve.

-Reina Elsa –Le llamó el pelirrojo a un lado de ella – Se ve cansada ¿No durmió bien?

-Lamento decir que no – Dijo recordando su noche – Últimamente no he conciliado el sueño muy bien.

-Beba un poco de leche tibia con miel, ayuda a dormir y es una deliciosa bebida para reemplazar el alcohol.

-¿Y usted cómo lo sabe?

-He tenido malas experiencias con el alcohol, me lo recomendaron para sustituirlo y parezco un niño pequeño pidiendo leche.

-Yo me refería a lo del sueño.

Hans se giró con una sonrisa penosa, entonces ambos rieron ante tal acto.

Se detuvieron a las lejanías del reino en un prado. Bajaron todos del caballo para comenzar una caminata por su cuenta en la espera de que los caballos descansaran.

-Sí que está helando – Dijo el príncipe llevando sus manos a sus brazos para calentarse a pesar del gran saco gris que llevaba puesto – Esto no debe ser gran cosa para usted, mi reina.

-Bueno... -Elsa sonrío de lado cuando ambos caminaron en dirección a los árboles sin hojas – Sí se refiere a que no siento frío, así es, pero es gran cosa para mí. Es la estación que más amo.

-Podría decirse que es su estación.

-Sí – Elsa le sonrío gracias al comentario comprensivo del príncipe – Justo como lo ha dicho.

-¡Elsa! – Anna llegó hasta ellos con Kristoff abrigado hasta las orejas – Serviremos del chocolate caliente que traemos, no se alejen.

Y de nuevo Anna regresó pero dejando a Kristoff con ellos.

-¿Y cómo te va Kris? – Preguntó Elsa.

-¿Si se refiere a que no he vendido hielo? Mal, sobrevivo de la venta de madera para las chimeneas – Dijo bajo su cubre boca de una gran bufanda marrón.

-Lo importante es que vendes algo –Comentó Hans.

Anna volvió con tres pocillos y el recipiente del chocolate.

-Está delicioso – Dijo repartiendo las bebidas – El chocolate en bebida sabe incluso mejor.

Después de un rato, Anna y Kristoff se entretuvieron haciendo pequeños hombres de nieve.

-Te presento a Olaff – Dijo Anna con ambas manos extendidas hacia la figura – Elsa y yo solíamos siempre jugar con él en invierno.

-Yo te muestro una pequeña representación de Sven –Dijo señalando la figuriila débil de nieve y cayendo lo que se supondría es su cabeza.

The Guardian Queen. 1er LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora