El príncipe Caspian - Cap. 1

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Caspian es el hijo del hombre que hace poco fue rey. Le ha dejado el trono al joven príncipe a pesar de que el asegura no sentirse listo aún. El padre de mi amigo vio por mí hace tres años después de salvarle la vida. Soy hermana de Caspian aunque no de sangre.

-¡A ella!- escuché los gritos de hombres a caballo atrás de mí. Le ordené a mi caballo, Kit, que galopara lo más rápido posible y el animal siguió mis órdenes.

La adrenalina corría por mis venas embriagándome de esa sensación de la cual he estado acostumbrada los últimos años. El cabello ondeaba por la fuerza en la que andaba con mi caballo, el frío viento me pegaba directo en la cara.

Crucé baches y rocas con los guardias atrás de mí. Distanciados sólo por algunos metros, estaba a punto de cruzar al bosque. Sabía que muchos no lo hacían por miedo a las criaturas que salen de ahí, mitos y leyendas provenientes de ese tenebroso lugar. Pero yo estaba muy familiarizada con él, así que ni no me detuve un segundo a pensarlo.

Bajé del caballo y tensé mi arco, respiré con fuerza. Unos seis telmarinos tuvieron el valor para entrar al bosque. Y cuando el primero se cruzó en mi vista, disparé. Así lo hice tres veces más.

Uno de ellos bajó de su caballo y me atacaba con el arma, lo que no sabe, es que soy la mejor guerrera de todos los telmarinos. No me costó mucho trabajo defenderme y cuando llegó el momento, una de mis flechas ya había atravesado su estómago de lado a lado.

Miré al último y le lancé la misma daga con la que se estaba defendiendo su compañero. Todos los solados que me habían seguido ya estaban acabados o malheridos.

Subí a mi caballo y continué la marcha. Esto solo significaba una cosa:

Ellos ya están por regresar.

(...)

Llevaba horas siguiendo los rastros del caballo de mi hermano y cuando lo encontré me di cuenta de que no estaba.

-Maldición.

Estaba frustrada, cansada, agotada y a la vez llena de energía y de mil emociones revolviéndose en mi cabeza. Sabía que las cosas cambiarían en algún momento, esperé mucho tiempo, pero ahora... me siento tan extraña.

Crucé con mi caballo el río, para poder llegar a lo que antiguamente era mi hogar, necesitaba hacerlo. No había ningún hombre cuerdo que, a esta hora estuviera construyendo, así que no tuve problemas. Estaba muy lejos de mi destino, pero si continuaba así podría llegar para el medio día de mañana.

Tenía sed y estaba muy hambrienta pero nada podía detenerme, ni si quiera el dolor de trasero por estar montada horas seguidas. Me vi obligada a tomar un descanso, mi caballo lo necesitaba también.

Por más que trataba dormir me era imposible, la idea de volver a ver a los Pevensie me causa un inmenso hoyo. Traté de no darle muchas vueltas en el asunto y concentrarme en Caspian, necesitaba saber cómo estaba. Él es muy fuerte, sé que estará bien. Sabrá arreglárselas.

(...)

Contuve las lágrimas en mis ojos al ver lo que un día fue Cair Paravel. Ahora solo son un montón de escombros que en cualquier minuto podrían derrumbarse.

Los recuerdos llegaron a mi cabeza sin poder evitarlo, había vivido todos y cada uno de ellos unas ochocientas veces, pues cuando estás solo por muchos años debes aferrarte a algo. Y yo me aferré a los Pevensie, dándoles mi corazón y mi alma a pesar de la distancia.

Bajé de Kit y di un paso al frente. Mi cuerpo se tensó por completo al estar dentro de mi antiguo hogar. Me sentí tan frágil, como si fuera la niña pequeña que un día se sentó en ese trono. Mis emociones me acorralaban y sin poder evitarlo me derrumbé.

NARNIA «Edmund Pevensie»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora