Especial parte 2: "Las musas de Samuel de Luque: De Valente a Emma"

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-Guille – su voz sonaba como una melodía de fondo.

-Y nunca sabré si amaste a alguno de ellos de verdad, aun cuando me lo has dicho mil veces, porque a pesar de que lo niegues conservas todos sus recuerdos, son como fantasmas en esta casa, en el libro, en esta caja, todos ellos siguen aquí – lágrimas y sollozos aderezaban mi patético discurso.

-Mi amor – no lo estaba escuchando, solo ruido blanco a mi alrededor.

-Pero los acepto, porque te conocí gracias a ellos; aunque no puedo evitar sentir celos; y sé que es patético, porque estoy celoso de historias que no se comparan en nada a la que hemos vivido tu y yo, es como si de alguna manera estuviese molesto porque ellos no pasaron por todo lo que hemos pasado, ellos solo tuvieron felicidad y momentos vacíos, y me frustra tanto el hecho de sentirme celoso de sus historias y de que conserves sus recuerdos, cuando yo te tengo siempre a mi lado, cuando yo soy el único que te conoce de verdad; aun así no entiendo porque sigo bajando aquí solo para torturarme, torturarme sin motivos, es horrible Samuel, no sé qué pasa conmigo.

-¡Guillermo! – me cubrí la boca con ambas manos por instinto mientras apretaba los ojos con fuerza intentando frenar el llanto; pude sentir como sus brazos me rodeaban y el calor de su cuerpo inundaba cada rincón de mi ser – respira, amor mío – su voz de nuevo era cálida, reconfortante, mientras sus labios dejaban pequeños besos sobre mi cabeza y frente.

-Perdón – dije con un hilo de voz.

-No te disculpes, no lo hagas – suspiró presionándome con más fuerza entre sus brazos – en verdad no sabía que todo esto estaba aún aquí, en verdad había olvidado que conservaba estas cosas, y me desharé de ellas si con eso estas más tranquilo.

-No quiero que te deshagas de ellas – dije con la voz todavía un poco ahogada – es una tontería, en verdad no sé qué pasa conmigo.

-Lo has dicho, estas celoso – trague fuerte al escucharlo decir aquello – aun cuando no tendrías porqué – el tono de su voz sonó un tanto divertido al decir aquello; me separé un poco para verlo mejor – y sé que nunca estarás tranquilo si no recibes una explicación y lo justo es, que si yo he conocido la historia de Carlos, tu conozcas mi historia con "las musas" como has decidido llamarlas – sonrió ampliamente mientras se ponía en pie y me ayudaba a mí a hacerlo, subimos hasta la habitación y una vez estuve tranquilo, sentado sobre la cama, me dejó para bajar por aquella caja y el retrato hecho por Valente. Yo no podía apartar la vista de él mientras acomodaba pacientemente cada "recuerdo" sobre la cama justo frente a mí, y aunque no entendía muy bien lo que hacía, me daba una idea de lo que en su mente se había creado como un plan para tirar de una vez por todas mis inseguridades.

Una vez todo estuvo perfectamente acomodado, tomó la pintura realizada por Valente, la observó unos instantes para finalmente colocarla frente a él, obligándome a mirarla directamente mientras él hablaba desde atrás.

Valente

Lo conocí por casualidad, en realidad mi plan nunca fue acercarme a él, pero debo admitir que con el paso de los días aquel chico llamó poderosamente mi atención; en especial porque al verlo intentar una y otra vez capturar la esencia de un grupo de frutas casi muertas, que habían envejecido frente a él esperando convertirse en una obra de arte visual, cuando en realidad su deseo era transformarlas en algo más, fue lo que me motivo a acercarme; Valente me recordaba a mí de alguna manera, era como ver a una versión menos destructiva de mi anterior personalidad, esa que se esforzaba en demostrar al mundo lo bueno que era, aun cuando detestaba lo que hacía, ese que lastimaba a las personas (en su caso frutas) para mostrar su poco interés en la opinión pública, demostrar que lo que estaba haciendo en ese momento era lo que quería; él se auto engañaba como yo en el pasado, fue entonces cuando lo supe, él sería mi siguiente motivo, tenía que hacerlo despertar para que comenzara a vivir de verdad, mostrarle que la felicidad se obtiene de manera más simple que forzando las cosas.

Las musas de Samuel de Luque (Wigetta) #FL2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora