8: "La cantante de Jazz que quería cantar Ópera" (Natalia)

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Era viernes por la mañana y el plan del día consistía en hojear por enésima vez las notas en mi libreta, reproducir una y otra vez las entrevistas y repetir de nueva cuenta la premisa que me mantenía con los pies en el suelo: solo una entrevista más.

Natalia era el último nombre en la lista de Ismael, frente a su nombre la nota: disponible los miércoles después de las 18:00 horas; después de eso, nada. Ese nombre marcaba no solo el final de la lista, si no el final de la investigación, o al menos eso pensé por un momento, aunque muy en el fondo seguía sintiendo que algo faltaba, era como si cada relato estuviese incompleto, había un elemento común ausente en cada historia, el elemento Samuel.

Después del martes de la antepenúltima semana que me había fijado como plazo, me dedique a organizar todo; un compendio de notas en la libreta, y 5 cintas con las grabaciones de las entrevistas, un documento de más de 40 páginas donde plasmaba los relatos de aquellos "desconocidos", acompañados de anotaciones propias, carentes de sentido profesional pero que me ayudaban a comprender un poco la personalidad de Samuel; en algún punto todas las entrevistas habían dejado de tener el objetivo de encontrar la inspiración de aquel escritor para crear sus obras, y se habían convertido en un conducto para descubrir al verdadero Samuel de Luque, inconscientemente yo mismo le estaba dando ese sentido.

(...)

El miércoles de la última semana que dedicaría a las entrevistas desperté más tarde de lo habitual, cerca de las tres de la tarde mi estómago hambriento me había obligado a salir de la cama; coloqué una nueva cinta numerada con el 6 en mi grabadora, y tomé un bolígrafo nuevo, bebí la leche de mi tazón de cereales y me senté en la cama a leer un nuevo capítulo de "El misterio de los leones...", no pude pasar de las primeras dos páginas, mi mente estaba ocupada en librar la ansiedad que me generaba realizar la última entrevista, probablemente hoy averiguaría todos los detalles que terminarían por cerrar el listado de "Datos de Samuel de Luque", probablemente hoy sabría por qué en octubre, por qué solo un mes, que hacía después de cada relación, dónde vivía la familia que visitaba cada noviembre, cuál era su verdadera inspiración.

Llegué a las 17:30 hrs, en el fondo, acompañando al violín que había escuchado en las semanas anteriores, un grupo de jazz tocaba una melodía que me sonaba peculiarmente alegre, sin embargo la voz que escuche aún en el umbral de la puerta, fue lo que me motivo a entrar. Me senté en el lugar de siempre frente a la barra, esto me brindó una mejor vista de la cantante; la belleza de aquella mujer me hizo abrir la boca de manera inconsciente, sentada en un banquillo alto, con un vestido de tirantes negro, que entallaba su figura perfecta, y llegaba por debajo de la rodilla, zapatos de tacón bajo, que no quitaban un solo centímetro a la exuberante longitud de sus piernas, una piel clara ligeramente bronceada, manos que bien podían pertenecer a una pianista, con las uñas esmaltadas en un perfecto tono carmín a juego con sus carnosos labios, perfil de facciones finas, ojos avellana, resaltados por un abanico de pestañas risadas naturalmente y enmarcados por unas cejas pobladas bien definidas, cabello sutilmente ondulado peinado cuidadosamente a un lado y que llegaba cerca de su cintura, adornado por una rosa sobre la oreja derecha; una modelo. Pero sin duda era su voz y manera de expresarse al cantar lo que más impactaba de ella, estaba viendo a un ángel cantar.

-Es hermosa, ¿verdad? – escuché una voz tras de mí que me sacó de inmediato de la ensoñación, gire brevemente y pude ver a un Ismael con cara de tonto enamorado, que no quitaba la vista de aquella chica.

-Si, es decir, es muy bella pero su voz es... - pausé soltando un suspiro – es maravillosa.

-No se lo digas directamente, ya tiene el ego lo suficientemente alto – rio por lo bajo mientras se paraba frente a mí recargando la espalda en la barra – pensé que habías dejado todo esto periodista – dijo mirándome.

Las musas de Samuel de Luque (Wigetta) #FL2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora