ᴄᴀᴘ 16: ᴀs... ¡ᴛᴇ ᴅᴇsᴄᴜʙʀɪ́!

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Aisa

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Aisa

Con la mente en total confusión, decido ir a esperar a As para que me dé respuestas. Me pongo una bata nada provocativa —bueno, lo que provoca es risa—, pero no importa. Salgo de mi habitación y voy a la de As.

Me siento a esperarlo, pero él tarda demasiado. Ya está amaneciendo cuando comienzo a dormirme, pero entonces lo escucho llegar, levanto la vista y noto que vuelve a marcharse. Le llamo, pero me ignora, y en una carrera voy tras él.

—No me sigas —ordena con voz seca.

—Necesito hablar contigo.

—¿Sobre qué? —Entonces contengo el aliento al verle cubierto de sangre.

Verlo así, con la mirada tan oscurecida, los labios apretados y algunas gotas de sangre sobre su mentón, se disipa por completo la pequeña duda que se había instalado en mi interior. He estado haciendo demasiadas suposiciones, e incluso guardé una estúpida ilusión que se ha desvanecido por completo. Ahora quiero reírme de mí misma. ¿Qué era lo que esperaba? Aun así, aún hay algo de lo que debo asegurarme.

—Quiero que me expliques algo.

—¿Quieres una explicación de lo sucedido hace un rato? —Sonríe de manera burlesca—. Si te preguntas el por qué reaccioné así, realmente no hay mucho que decir. Solo me cansé de jugar —dice con bastante simpleza y logra confundirme.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno tú estabas provocándome con esa ropita que usabas, así que quise castigarte y fingir que te deseaba. Solo quería demostrar que puedo hacerte caer ante mí en el momento en que se me dé la gana. Queda un dolor agudo en mi pecho después de escuchar sus palabras. Supongo que soy una verdadera tonta como para haber creído que su deseo por mí era real.

—Ya veo —digo, tratando de no demostrar lo afectada que estoy por sus palabras—. No quería hablar de eso. No me importan las razones por las que hiciste lo que hiciste. La verdad no me interesa...

—Ah, ¿no? ¿Entonces qué es lo que quieres?

—Hablar sobre el día que asesinaste a mis padres.

As se tensa en el momento en el que le menciono a mis padres. Veo la confusión en su mirada, pero la desvanece sonriendo. Yo intento mantenerme calmada para no llorar. Es estúpido, pero sus palabras anteriores donde confesaba que solo se estaba burlando de mí dolieron de verdad.

—¿Y exactamente de qué quieres hablar? —pregunta, cruzándose de brazos.

—Tengo unas preguntas.

—Hazlas...

—Cuando mataste a mi hermano le sacaste sus hermosos ojos azules, ¿dónde los colocaste?

—Me deshice de ellos.

—¿Entonces por qué se los sacaste?

—Por diversión.

—¿Cómo lograste vencer a mi padre? Él era tan alto como tú y era muy fuerte...

—¿Quieres decir que yo soy débil?

—No dije eso, pero...

—Los agarré desprevenidos; tu papá no tuvo tiempo ni de reaccionar cuando lo golpeé por detrás en la nuca y lo dejé inconsciente.

—Y mi madre y Dan, ¿dónde estaban en ese momento?

—En la sala viendo TV.

—¿Cómo mataste a mi madre?

—Igual que a tu padre.

—¿Y a Dan?

—De la misma manera.

—¿Por qué los colocaste en esa posición?

—Se me dio la gana.

—Cuando llegaste a mi casa, ¿qué estaba haciendo mi familia?

—Viendo la TV.

—¿Sabías que tenían otra hija?

—¿Cómo iba a saberlo?

—Cierto...

—¿Por qué me preguntas todas esas cosas?

—Simple. —Sonrío, para que me mire con desconfianza—. As... ¡Te descubrí!

—¿De qué estás hablando?

—Dime... ¿recuerdas la mirada de mi pequeño hermano? ¿recuerdas sus ojos azules?

—Oh, claro, me miraban con mucho temor, y lloraba, llamando a papi y a mami —dice en un tono burlón que consigue hacerme enojar, pero logro controlarme.

—As...

—¿¡Qué demonios quieres ahora!?

—Quiero decirte que eres un mentiroso...

—¿¡Por qué me llamas así!? —Bastante alterado, As camina hacia mí y me toma del cuello. Verlo así, mientras está todo bañado en sangre, asusta en serio, pero una vez más me mantengo bajo control.

—Mi pequeño hermano Dan tenía ojos miel, no ojos azules.

—Y eso qué... es un pequeño detalle que olvidé.

—Mis padres estaban cenando cuando se supone que los atacaste, y mi familia jamás ve la tele mientras cenamos. La marca de la medialuna que dejas en tus víctimas siempre es del lado derecho, pero mis padres y hermano la tenían del lado izquierdo. —Conforme mis palabras salen, su semblante se endurece y veo cómo aprieta la quijada—. El cuerpo de mi padre era grande y pesado: él era un hombre muy fuerte y sabía defenderse muy bien. Jamás hubieras logrado vencerlo, y menos con la herida que tenías...

As se aleja de mí unos cuantos metros y me mira con la mirada ensombrecida. Cada una de sus reacciones confirman mis sospechas, y admito que siento una pizca de alegría ante mi descubrimiento. Aunque no tiene razón de ser; después de todo sigue siendo un ser despreciable que asesina a gente inocente.

—Déjate de tantos rodeos, niña... ¿a dónde quieres llegar con todo esto?

—¿Aún no lo sabes?

—Esto es estúpido, me largo.

—Deja de hacerte idiota, As... Una vez te pregunté qué tenía mi familia que no tuviera yo para que no quisieras matarme y dijiste que nada, y sí, exacto, mi familia no tenía nada porque tú, As, querido Asesino de la luna, tú no mataste a mi familia.  

  

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Besos con sabor a muerte© (18+) ¡DISPONIBLE EN FÍSICO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora