Capítulo 25

126K 5.3K 601
                                    

El hermano de Ethan

Todos intentamos seguir con nuestras vidas tras la visita de mi hermano. Jenny me invitó un día a dormir a su casa, vimos una película mientras comíamos pizza y nos tiramos casi toda la noche hablando. Ella estaba todo lo bien que puedes estar después de romper con tu novio de toda la vida. Sabía que para ella era duro, y aunque era una chica fuerte y lo superaría, no iba a dejarla sola.

Ethan y yo habíamos estado relajados hasta ahora que nos tocaba preparar el cuarto de invitados, pues su hermano venía a pasar un par de semanas con su pareja. Según parece, querían darnos una noticia. No sabía cómo era su hermano, y eso me aterraba, quizá era una bellísima persona, pero que el mío hubiese reaccionado tan mal no ayudaba, intentaba que no me influyera, pero estaba realmente nerviosa.

—¿Cómo es tu hermano?

—¿Tom? No sé, normal...

—El mío también era normal —dije alzando las cejas.

Ethan me besó antes de estrecharme entre sus brazos.

—Cálmate, todo va a ir bien.

—¿Cómo lo sabes?

Hizo que me sentara en el sofá y se puso serio.

—Es un secreto, así que nunca lo menciones —asentí mientras una sonrisa iluminaba mi rostro—. Su novia, Amy, es francesa, vino a España a estudiar nuestro idioma durante un año. ¿Sabes quién era su profesor?

—¿Tu hermano? ¿En serio?

—Sí, Amy y él se llevan tres años. No es lo mismo, pero bueno... Lo que quiero decir es que tuvieron problemas también, no van a juzgarnos.

—Pues si vienen desde Francia dudo que se queden solo un par de días...

—Creo que pasarán todo el puente con nosotros —me dio un beso en la frente—. La próxima vez que tengamos vacaciones haremos un viaje.

—Ya que van a quedarse aquí un tiempo, en un futuro podrían invitarnos a Francia a pasar unas vacaciones.

Ethan soltó una pequeña carcajada y me revolvió el pelo.

—Hay que ir al aeropuerto en menos de una hora, ¿vas a ir así vestida?

Aún llevaba puesto el pijama.

—Obviamente no.

—Pues obviamente ve a vestirte, en cuarenta minutos salimos de casa, estés como estés.

Hice un puchero, Ethan sonrió y me besó. Enseguida me cambié y fuimos al aeropuerto a buscar a su hermano. Hasta ese momento no me había percatado de que él iba a ser mi cuñado, pero no tenía que llamarle cuñado, ¿no? Sonaba muy raro. Miré a mi alrededor, sorprendida: el aeropuerto era enorme. Nunca había estado en uno, quizá por eso me pasé todo el rato con la boca abierta.

—Mira, ahí están.

No me costó distinguirlo, era como una versión mayor de Ethan con el pelo más largo. La chica era realmente guapa, de pelo castaño y ojos oscuros. Tenía una pequeña peca debajo del ojo que la hacía lucir más mayor y vestía ropa bastante holgada.

—¡Cuánto tiempo!

Tom abrazó a Ethan de una forma demasiado brusca. En cuanto Ethan nos presentó, se acercó a mí y me preparé para recibir un abrazo igual de bestia, pero por suerte solo me dio dos besos. Amy nos saludó de forma muy cordial, parecía realmente amable y educada. Todo lo contrario a mí...

—Cenaremos en casa, Nerea lleva cocinando toda la tarde.

—Solo he preparado un poco de verduras y un solomillo, si no os gusta podemos pedir algo a domicilio.

—A mí me parece un buen menú —dijo Amy con una sonrisa.

Cuando miré a Tom noté que a él no le hacía tanta ilusión lo que había para cenar, pero no protestó en ningún momento.

En cuanto llegamos a casa les ayudamos a subir las maletas al segundo piso y bajamos a cenar.

—Ya decía yo que me sonabas —dijo Tom mirando una foto que había en el comedor—. ¡Eres la hermana menor de Derek! Alguna vez habías venido a jugar a casa cuando eras muy pequeña. ¿Te acuerdas?

¡Claro que me acordaba! ¿Cómo no iba a acordarme? En aquel entonces seguía a Ethan como un polluelo a una gallina, aunque aún no sintiera nada por él. Pero no me interesaba sacar ese tema de conversación, así que negué con la cabeza mientras intentaba no pensar mucho en mi hermano.

—¿Cómo está Derek? ¿También vive aquí, no?

—No, fue a estudiar a Estados Unidos —me encogí de hombros.

Ethan debió notar que no me apetecía hablar mucho de mi hermano, porque enseguida cambió de tema.

—¿Y qué es eso que querías contarnos?

—¡Ah, sí! Se me había olvidado... Nos vamos a casar —dijo sonriendo de oreja a oreja.

—¿En serio? ¿No sois muy jóvenes?

Mi voz era de asombro total.

—Puede, pero nos apetecía dar un paso más —Tom se rascó la nuca—. De todas maneras, yo ya tengo 27 años.

—Ya, pero ella tiene 24 —Ethan se giró para hablar con ella—. ¿Tus padres lo aceptan?

—Bueno...

No parecía muy cómoda con la pregunta y Tom intervino.

—Nerea y tú os lleváis como cuatro o cinco años, ¿no?

—Cinco —contestó Ethan—. ¿Y qué?

—Pues que cuando tú tengas 27 como yo, y quieras casarte, ella solo tendrá 22 años.

Me puse roja como un tomate al pensar que algún día podría casarme con Ethan.

—¿Y quién te ha dicho que esperaré hasta los 27 años?

Creí que iba a desmayarme cuando Ethan me guiñó un ojo. Su hermano negó con la cabeza mientras sonreía y Amy me miraba con ternura.

—Tenemos que deciros algo más —dijo Amy con un tono de voz muy suave—. Estoy embarazada —tanto yo como Ethan abrimos los ojos como platos—. Mis padres no se lo han tomado muy bien, mejor dicho, no se lo han tomado nada bien. Por eso hemos venido.

Su voz se fue apagando y Tom se levantó de la silla para abrazarla, besó su frente y siguió hablando por ella.

—Sus padres querían que abortara, pero lo hemos estado hablando y queremos tener al bebé. ¿Podríamos quedarnos aquí por ahora?

—Claro, también es tu casa.

—Sí, pero renuncié a ella hace tiempo.

—No importa.

—Solo será hasta que los padres de Amy acepten todo esto... Y si no lo aceptan, criaremos aquí al pequeño hasta que tenga un par de meses.

—Si ese fuera el caso, pensamos comprar una casa por aquí, no tenemos por qué volver a Francia —dijo Amy tocándose con mimo el abdomen, hasta ahora no me había percatado por la anchura de la camiseta, pero ya se le notaba el embarazo—. No creo que quiera volver a no ser que lo acepten...

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora