Capítulo 2

208K 7.8K 2.3K
                                    

Conociendo a Ethan

Cuando desperté, me sorprendí al ver que eran poco más de las diez de la mañana. Es cierto que era domingo y que ayer había sido un día duro, pero normalmente me levantaba más temprano. Me incorporé, cogí aire y lo retuve unos segundos. Hoy iba a ser un día duro también, tendría que aguantar estar todo el día junto a Ethan sabiendo que para él únicamente soy la hermana menor de su amigo.

Me di una ducha rápida antes de ponerme una camiseta con el hombro caído y unos shorts. Bajé al comedor con la esperanza de que Ethan hubiese salido, sin embargo, para mi mala suerte, ahí estaba: sentado en el sofá. Cuando pasé por su lado para dirigirme a la cocina me percaté de que no traía más ropa que un pantalón tejano.

—Ya tocaba levantarse —dijo sin mirarme, pero con una sonrisa asomando por su comisura izquierda.

—Ya toca vestirse, ¿no?

—Es mi casa, así que voy como quiero.

Puse los ojos en blanco y suspiré. ¿Tanto le costaba ponerse una camiseta para que mi corazón no sufriera al ver sus inalcanzables abdominales? Seguí mi camino hacia la cocina y me preparé un café con leche, no quería desayunar mucho porque sabía que comeríamos en unas tres horas. Suspiré y me apoyé de espaldas en la encimera, desde la cocina podía ver a Ethan sentado en el sofá. No entendía qué hacía: no estaba viendo la tele, ni leyendo, ni mirando el móvil... Estaba sentado mirando la nada con una expresión demasiado pensativa.

El sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos. Lo desbloqueé y vi que tenía un mensaje de Carol, mi mejor amiga, en el que se leía: "tengo que contarte algo muy fuerte. Te espero en mi casa". Después de leer eso me moría de ganas de ir, pero ahora vivía en casa de Ethan, es decir, apartada de la civilización, y mi hermano había salido.

Dejé la taza de café en la fregadera y me acerqué al sofá, dispuesta a ponerle mi mejor cara a Ethan.

—¿Podrías llevarme a casa de Carol? Por favor, es urgente.

Él me miró de arriba abajo y arrugó el entrecejo.

—¿Crees que soy un taxi?

¿Tenía que responder así? Yo había sido amable.

—No, pero tu casa, en la que vivo por obligación, está demasiado lejos de todo —dije con enfado—. Además, mi hermano no está.

—Tu hermano vendrá después de comer —contestó sin expresión alguna en su rostro—, queda con tu amiga por la tarde.

Solté un pequeño quejido y me encerré en mi habitación al comprobar que no cambiaría de opinión. Es cierto que no tiene ninguna obligación de llevarme a dónde yo quiera, pero podría ser más amable. Abrí mi móvil, y de mala gana, contesté el mensaje de Carol: "lo siento, hasta la tarde no puedo ir... Ya te contaré...".

Solo llevaba un día viviendo aquí y ya estaba teniendo problemas. ¿Cómo iba a poder aguantar?

Por suerte, la mañana pasó rápido, aunque la hora de comer había sido una tortura: ¡Ethan apenas cruzó dos o tres frases conmigo en toda la comida! Eso me sacaba de mis casillas, odiaba comer en silencio.

A las cuatro de la tarde, por fin, llegó mi hermano. Nunca me había sentido tan feliz de verle entrar por la puerta. Fui corriendo a recibirle y puse mi mejor sonrisa.

—Por favor, llévame a casa de Carol —le supliqué con carita de cachorrito—. Había quedado con ella esta mañana y Ethan no me ha querido llevar.

—Nerea acabo de aparcar el coche... ¿No podrías haberme mandado un mensaje?

—Va, anda, llévame —volví a insistir—. Esto está demasiado lejos... ¡Ni siquiera pasa un bus por aquí cerca!

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora