Capítulo 11

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Pequeños indicios

Dentro de dos días, el lunes, finalmente acababan mis días de verano y empezaba el instituto. Me lo había recordado Carol hacía apenas unas horas, en un bonito WhatsApp que decía: «¡Nerea, tenemos que salir esta noche! Es nuestra última oportunidad de emborracharnos antes de empezar el curso». Desde que había recibido ese mensaje no había parado de caminar de un lado a otro de la habitación. Ethan no me dejaría salir, no después de lo que pasó la otra noche con Pablo... Y menos aún si, por desgracia, recordaba la nota de audio que le envié la última vez que salí con Carol. Aquella noche realmente se me fue de las manos...

Por mucho que pensaba, no se me ocurría ninguna manera de pedirle que me dejara salir para que aceptara. Aun así, bajé las escaleras y entré en la sala dispuesta a convencerlo. Al fin y al cabo, no volvería a salir en mucho tiempo.

—Ethan, esta noche voy a salir.

Pensé que, diciéndoselo directamente, no procesaría del todo la información y pasaría del tema, pero, por la forma en que me miraba, me había equivocado.

—Creo que te confundes —contestó con el ceño fruncido—. Esta noche te quedas aquí, en casa.

—¡Venga ya! El lunes empiezo el instituto...

—Me da igual.

Le miré con el entrecejo fruncido. ¿En serio me tendría que quedar en casa?

—Entonces deja que me quede a dormir en casa de Carol.

Alzó las cejas sin cambiar la expresión seria que adornaba su rostro.

—¿Crees que soy estúpido? Yo inventé ese truco para poder salir de fiesta.

No pude evitar hacer un puchero. Obviamente, había sido un poco tonta, esas artimañas no servirían con él.

—¿Cómo puedes pensar así de mí? —le dediqué mi más inocente sonrisa—. Solo quiero pasar una noche con mi amiga.

—Claro, claro —puso los ojos en blanco—. Entonces que venga ella a dormir aquí.

Estaba claro que no iba a dar su brazo a torcer, por lo que debería aceptar lo que me ofrecía o pasaría la noche sola y aburrida.

—Está bien.

Pude ver un deje de sorpresa en su rostro. Seguramente creyó que insistiría más, pero soy lo suficientemente lista como para reconocer un caso perdido. Y, esta, era una derrota total.

Subí a mi habitación, agarré mi móvil y le expliqué la situación a Carol. Al principio supuse que se negaría y saldría ella sola, pero me equivoqué. Sospechosamente, aceptó gustosa el venir a dormir a casa de Ethan.

¿Carol cambiando una discoteca, alcohol, chicos y música a todo volumen por una pacífica noche de chicas? Definitivamente estaba tramando algo...

Mientras esperaba a que Carol llegase, empecé a prepararle la cama. Cogí el colchón de la habitación de invitados y lo tiré en el suelo de mi habitación. Seguramente querría dormir conmigo antes que sola en otra habitación, al menos yo lo prefería. Si realmente ella estaba planeando algo, no podía dejarla sola ni un minuto.

El día pasó rápido, Carol llegó poco después de que empezase a hacer la cena.

—Entonces vamos a ver una película —afirmó Carol mientras me ayudaba a hacer los bocatas—. ¿Tú vas a verla con nosotras, Ethan?

Le miré de reojo, él simplemente se encogió de hombros.

—Quizá mientras ceno...

—Está bien si quieres quedarte, no molestas, ¿verdad Nerea?

—Es su casa —dije de espaldas a él—. Puede hacer lo que quiera, es lo que siempre hace.

Mi amiga me dio un codazo. Cogió nuestros bocatas y los sacó al salón, dejando el de Ethan en la cocina para que yo se lo diera. Desde lo que pasó con Rebeca y con Pablo, el ambiente estaba enrarecido. Además, cuando recordaba su beso con Rebeca se me llevaban los demonios.

—Toma —le ofrecí de mala gana el bocata de jamón serrano con camembert a Ethan.

—Gracias.

Carol puso la película y se sentó en la otra punta del sofá, dejando un hueco justo en medio. La miré con las cejas enarcadas antes de sentarme.

La película era una romántica de esas que acaba en tragedia. Noté que Ethan me miraba de vez en cuando, Carol también miraba hacia nosotros en alguna ocasión. Me encantaban las películas románticas, pero estaba tan cansada que durante unos minutos me quedé dormida.

Cuando por fin desperté, un olor suave y varonil me hizo abrir los ojos de par en par, conocía bien ese aroma: estaba apoyada en el hombro de Ethan. Las mejillas me empezaron a arder y me separé enseguida.

—¡Lo siento!

Dije tartamudeando.

—No hay problema —contestó sin darle importancia.

Me di cuenta de que se nos había acabado la bebida, por lo que fui a la cocina a buscar más. Justo cuando iba a salir de la cocina escuché a Carol hablar con Ethan, por lo que me quedé escondida tras el marco de la puerta.

—Ethan —él simplemente la miró de reojo—. No te perdonaré nunca si le haces daño a Nerea.

—No sé a qué te refieres.

—Yo creo que sí, he visto cómo la mirabas mientras dormía, se te caía la baba —dijo con malicia—. Y creo que sabes de sobras lo que ella siente por ti. Podría guardarte el secreto, pero comprenderás que mi amiga se pondrá muy feliz si le digo que te la estabas comiendo con la mirada.

—No le digas nada —su voz era más seria de lo habitual—. Lo mío con Nerea es imposible.

—¿¡Te gusta!?

Ethan no contestó, sin embargo Carol siguió insistiendo.

—Quizá no debería decírtelo yo, pero tú a Nerea...

—Ya lo sé —Ethan la cortó—. No es como que ella pretenda ocultar sus sentimientos por mí, de hecho son bastante obvios.

—¿Entonces por qué no estás con ella?

—Eso no te incumbe.

—¿Es porque es la hermana pequeña de tu mejor amigo?

Quería saber el porqué, de verdad que quería, pero Carol le estaba presionando demasiado, así que salí de la cocina, intentando poner una cara neutral. Dejé las bebidas en la mesa, y me senté en el sofá.

¿Sería verdad que yo le gustaba a Ethan? Sonreí ante esa pequeña esperanza.

Después de eso estuve toda la película inquieta, parecía un manojo de nervios. Incluso Carol me dio un par de codazos para que le contara lo que me pasaba. Por suerte, solo fue media hora de tortura, después Ethan se fue a su habitación y Carol puso otra película más.

Sobre las cuatro de la madrugada nos fuimos a mi habitación, dónde le dije que había escuchado la conversación que había tenido con Ethan. Estuvimos hablando sobre eso un buen rato, pero al final cambiamos de tema porque sólo conseguía mortificarme. No había forma de saber por qué Ethan no se atrevía a salir conmigo.

El amigo de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora