Capítulo 161

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Voldemort levantó su varita y otro chorro de luz verde se dirigió hacia Dumbledore, este dio una vuelta y desapareció con un giro de su capa. Un segundo después, reapareció detrás de Voldemort y agitó su varita hacia los restos de la fuente. Las otras estatuas cobraron vida.

 La estatua de la bruja corrió hacia Bellatrix, que gritó y se puso a lanzar maleficios que fueron a dar inútilmente en el pecho de la estatua antes de quedar aprisionados en el piso por ella. Mientras tanto, el duende y el elfo-domestico corrieron hacia las chimeneas colocadas a lo largo de la pared y el centauro de un solo brazo se dirigió hacia donde estaba Voldemort, que desapareció y reapareció al lado de la fuente. 

La estatua sin cabeza empujó a Harry hacia atrás, lejos de la lucha, mientras que Dumbledore avanzó hacia Voldemort y el centauro de oro trotaba alrededor de ambos.

—Fue absurda venir aquí esta noche, Tom—dijo tranquilamente Dumbledore.— Los Aurores están en camino.

—¡Y para cuando estén aquí yo ya me habré ido, y tu estarás muerto!—profirió Voldemort. 

Y envió otra maldición hacia Dumbledore pero fallo, y fue a golpear el escritorio del guardia de seguridad, que estalló en llamas. Dumbledore chasqueó su propia varita la fuerza del hechizo que emanó de ella fue tal que Harry, a pesar de estar escudado por uno de esos protectores dorados, sintió como se le erizaba el pelo mientras pasaba y este vez Voldemort se vio forzado conjurar en el aire, un brillante escudo de plata para desviarlo. El hechizo, sea cual fuere, no le causó ningún daño visible al escudo, solamente causo un sonido profundo y resonante como el de un gong, un sonido extraño y escalofriante. 

— ¿ Tu no intentas matarme, verdad Dumbledore?—dijo Voldemort, sus ojos escarlata se asomaban sobre el borde del escudo. —Tú estas por encima de tal brutalidad. ¿Cierto?

— Ambos sabemos que hay otras maneras de destruir a un hombre, Tom—dijo Dumbledore tranquilamente, y continuó caminando hacia Voldemort como nada en el mundo que le asustara, como si nada hubiera sucedido que interrumpiera su caminar por el salón. 

—Aunque debo admitir que simplemente quitarte vida no me dejaria satisfecho, o hay nada peor que la muerte, Dumbledore— gruñó Voldemort .

— Estás muy equivocado— dijo Dumbledore, acercándose más a Voldemort y hablando como si discutieran el asunto entre copas. 

Harry se asustó al verlo caminar hacia adelante, indefenso, desprotegido; deseó gritarle una advertencia, pero su  protector lo seguía empujando, manteniéndolo contra la pared y bloqueando cualquier intento librarse de detrás de él. Y si hubiera volteado solo un poco sabría que Venus no había dejado a ese viejito desprotegido y ocupaba una magia extraña para cuidar de Dumbledore.

—De hecho, tu falla para entender que hay cosas mucho peores que muerte ha sido siempre tu más grande debilidad. 

Otro chorro de la luz verde voló de detrás del escudo de plata. Esta vez fue el centauro de un solo brazo, quien galopó frente a Dumbledore, y recibió la ráfaga, quebrándose en cientos de pedazos, pero antes de que los fragmentos hubieran incluso tocado el piso, Dumbledore había levantado de nuevo su varita y la había agitado como si empuñara un látigo. Una llama larga y fina salió de la punta, se enrosco alrededor de Voldemort, el escudo y lo demás. 

Por un momento, parecía que Dumbledore había ganado, pero entonces la cuerda ardiente se convirtió en una serpiente, que abandonó su lugar alrededor de Voldemort e inmediatamente dio vuelta, y silbando furiosamente, enfrento a Dumbledore. 

 Voldemort se desvaneció; y la serpiente se levanto, lista para atacar. Hubo una explosión de llamas en el aire encima de Dumbledore justo cuando reapareció Voldemort, parado en la base, en el centro de la fuente, donde las cinco estatuas habían estado paradas recientemente. Cuidado gritó Harry. Pero justo cuando gritó, otro chorro de la luz verde voló hacia Dumbledore desde la varita de Voldemort y la serpiente atacó.

Fawkes se precipitó delante de Dumbledore, abrió el pico de par en par y tragó entero el chorro de la luz verde, él estalló en llamas y cayó al piso, pequeño, arrugado y sin poder volar. Al mismo tiempo, Dumbledore blandió su varita en un largo y fluido movimiento la serpiente, que había estado a punto de hundir sus colmillos en él, voló en el aire y desapareció en una nube de humo negro; y el agua en la fuente se levantó hacia arriba y cubrió a Voldemort como si fuera un capullo de cristal fundido.

 Por algunos segundos Voldemort solo se veía como una figura oscura, ondulante, sin rostro, tambaleante y borrosa sobre la base, claramente luchando para deshacerse de la sofocante masa que lo envolvía 

Un momento después, el se había ido y el agua se desplomó nuevamente dentro de la fuente, desbordándose violentamente, empapando el pisopulido. 

—  MAESTRO— gritó Bellatrix.  

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora