Capítulo XVII (Parte 4)

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 Me quedé un rato más haciéndole caricias... bueno, a decir verdad, me quedé toda la noche con ella y me fui después de hacerle el desayuno, eso se lo debía.

Está dolida, no puede ser más obvia. Tiene miedo a aceptar lo que siente, cerró una vez más las puertas para no escuchar todo lo que quería decirle, lo que estoy cansado de repetirle. Ella se sabe tu discurso de memoria, te conoce tan bien como tú a ella... solo es eso, tiene miedo a depositar la confianza en ti; dijo mi subconsciencia. Le doy la razón, he visto como es con sus amigos y actúa tan segura y confiada pero conmigo se cierra: Elizabeth le cuesta mirarme a los ojos porque no quiere volverse a sentir con esperanza, que todo vuelva a desmoronarse de forma tan rápida. ¿La pequeña Collins quiere tiempo? Ahora que no tiene novio, se lo daré junto con el espacio que tanto me ha pedido. Solo espero que no sea mucho. Deja de pensar de forma egoísta, ella va a querer tomarse su tiempo. Sí, eso es cierto pero ¿Y si se arrepiente? ¿Si decide olvidar todo esto? Ella te quiere y lo sabes, ahora deja de cuestionarla y no la acoses.

Noviembre.

Sin llamadas, sin mensajes. Le mandé uno a mitad del mes y nunca lo respondió.

Diciembre.

Navidad y Año Nuevo fueron los únicos días que supe de ella, ni siquiera en Acción de Gracias. La noche del veinticuatro recibí su mensaje y la llamé pero no contestó, nunca lo hizo. Y la noche del 31, yo fui el que la llamó diez minutos antes de que las líneas colapsaran. Fue algo breve.

-Hey, feliz año nuevo.-Le dije cuando contestó.

-Igualmente Jefferson. –Se quedó en silencio unos segundos antes de preguntarme.- ¿Cómo has estado?

-Lo mismo te pregunto. Yo he estado bien y por lo visto tú has estado más ocupada que nunca.-Y todo eso es para evitarme pero no es necesario que lo digas porque ya lo sé y estás haciendo un gran esfuerzo, pensé.

-Sí, así es. He ido a varios lugares buscando información y experiencia, el trabajo y la universidad me tienen al tope y como ya no tengo novio, estoy enfocada en cosas importantes. –Escuché unas voces en el fondo.- Lo siento Ben, ya tengo que irme. Pásala bien esta noche.-Y colgó.

Enero, 2023.

Lo mismo de noviembre, esta vez no decidí mandarle un mensaje.

Febrero.

Aprecié la ironía cuando me llamó el 14. De todos los días del mes, me llamó en ese en específico. Reí antes de contestarle.

-Hola Ben, ¿qué tal todo? Solo quería preguntarte si me podías ayudar con unas pequeñas preguntas.-Me sorprendió su petición pero le respondí:

-Seguro, ¿de qué son?-Me las dijo y se las contesté con varios ejemplos.

Esto de ser profesor era algo divertido; en realidad, parecía que le estuviera dándole clases porque me preguntaba para confirmar sus teorías. Incluso discutimos varios conceptos. La pequeña Elizabeth me sorprendía con sus habilidades de aprendizaje, había cosas de las cuales no tenía idea de que existieran... esa era mi nerd.

-Sí, bueno, te lo dije. –Rió.- Me sorprende que no lo supieras Ben, no puedo creer que sea más lista que tú. Corrección: No lo soy, simplemente ser curiosa es lo mío.

-Y no te culpo.-Reí.

-¡Hey! ¡Por lo menos yo tengo más conocimientos que tú!

-Vale, vale, tú ganas.-Nos quedamos en silencio unos minutos. La escuché suspirar.

-Ya me tengo que ir, tengo clase en una hora y tengo que terminar de analizar algunos conceptos. Gracias por la ayuda Jefferson, feliz día.

-Igualmente, pequeña.-Y colgué.

16: La vida de Elizabeth Collins y Jefferson StanWhere stories live. Discover now