Capítulo VII (Parte 1)

2.8K 132 25
                                    



Desperté. Miré a mi alrededor y estaba sola, me levanté y observé por la ventana dándome cuenta que había dormido toda la tarde. Vi que en la mesa estaba ya servida la comida y suspiré: Él realmente no había venido.

¿No les ha pasado que cuando sueñan con alguien y lo han besado en ese sueño, amanecen con una sensación rara en los labios? Eso fue exactamente lo que me pasó y pareciera que hubiera sido de verdad, que esa escena realmente ocurrió. A lo mejor tuve un ataque, me sedaron y por eso no recordaba nada.

¡Joder, pero qué estoy diciendo!

Los días siguientes fueron realmente incómodos, el doctor Stan y yo no nos dignábamos a hablar después de lo del beso, apenas nos saludábamos y decíamos tonterías. Recordé cuando me dijo que le gustaba quedarse conmigo porque quería pero ahora pareciera que lo estuviera haciendo por obligación. Y es por mi culpa, había pensado. El beso realmente nos había afectado.

Día 835

-Thomas...-Murmuré un día al volver a verlo y el doctor me miró.

-¿Thomas?-Me preguntó. Miré a Stan unos momentos y me decidí que tenía que contárselo, a nadie se lo había dicho pero... necesitaba que alguien supiera de esto, por más que me forzara a contener mi lengua para no hablar, realmente necesitaba que alguien supiera de esto. Se lo contaría pero él tendría que responderme a una duda.

-Mi amigo imaginario.-Contesté. Anotó en su bloc, el cual nunca lo soltaba, ni siquiera en los días pasados y me comencé a preguntar que habría escrito durante nuestro silencio.

-¿En serio?-Me preguntó y me sonrió, pero no era como sus típicas sonrisas de siempre, era una que mostraba dulzura y noté que le había parecido... ¿Tierno?

-Sí, tenía uno y hablaré de eso con una pequeña condición: Me gustaría saber la historia de sus tatuajes. –Su mirada cambió en ese momento, pareciera que se hubiera perdido, como si hubiera escuchado que alguien había muerto, una tragedia. Volví a tener esa sensación de que él ocultaba algo, en sus ojos se podía ver que era verdad y se relacionaba con sus tatuajes. Lo pensó por varios minutos y al ver que no respondería, le pregunté:- ¿Algún problema?

-No, no, solo que... -Suspiró dándose por vencido sea lo que fuera que tuviese en su mente.- Bien, lo haré pero después de ti.-Asentí.

-Vale, ¿Por dónde empiezo? Oh sí, ya sé por dónde. Usualmente, los amigos imaginarios aparecen cuando uno es pequeño, ¿no? –Él asintió.- Pues, desde que tengo memoria... jamás había tenido un amigo imaginario hasta que cumplí catorce años. Verá, sé que estará pensando que es algo muy tonto y ridículo que alguien a esa edad tenga esa clase de amigos pero cuando tus amigos de la vida real te comienzan a ignorar, necesitas a alguien con quien hablar, ¿no? Alguien que te escuche de verdad cuando otros no lo hacen, ¿Verdad?-La sonrisa dulce volvió a su rostro.

-Así es. –Anotó en su libreta.- Hasta cuando... Thomas, ¿no? –Asentí.- Bien, ¿hasta cuándo estuviste hablando con Thomas?

-Hasta el día que entré aquí.-Volví a mirarlo pero él ya se había ido.

-Irónicamente, estás diciendo que tu amigo imaginario apareció cuando tuviste la necesidad de hablar pero no lo has vuelto hacer desde que entraste aquí. ¿Por qué? ¿Por las cámaras, verdad?-Asentí y escribió en su bloc.

-Por eso y porque sentía que no tenía nada que decirle, estuve un breve tiempo sin doctor que atendiera mi caso y quizás pude haberle dicho varias cosas pero, desafortunadamente, lo primero que noté cuando me ubicaron una habitación fueron las cámaras.

16: La vida de Elizabeth Collins y Jefferson StanWhere stories live. Discover now