Capítulo XIII (Parte 2)

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-Oh Benja, verás... Yo era aquella chica cuya madre le importaba más verla estudiando a que tener un equilibrio de vida social y estudios. Con el grupo de las muchachas me sentía bien, sentía que pertenecía a algo pero ya a finales del penúltimo año y comienzos del último, me sentía como si fuera la tercera rueda. Bueno... tercera no, sino la quinta, me refiero...

-Hey, tranquila, nadie te está diciendo nada ni te apuraré.-Le dije al ver que se comenzaba a enredar y colocarse más nerviosa de lo que ya estaba, asintió y suspiró.

-Siempre han sido ellas cuatro, me he sentido como si fuera una molestia, sola. ¿De verdad las buenas personas son las que merecen sufrir más? Quiero decir, yo era la que siempre intentaba mantener la amistad, no porque no tenga las mismas redes sociales que ella no significaba que no me importaban, que no dejaría de mandarles mensajes ni dejaría de preocuparme por ellas. Intenté ser buena amiga, las ayudaba, estaba ahí para escucharlas y sentía que nunca recibía algo a cambio; me sentía tan herida por ellas, las consideraba realmente especiales para mí. –Tomó de su soda y me pregunté cómo era que aún le quedaba.- Por bastante tiempo creía encajar: Durante tres años creía pertenecer a un lugar, que tenía amigos pero no: Nunca había encajado. Siempre me sentía como si fuera una entrometida, como si nunca me hubiesen querido allí, que si llegaba a hablar me juzgarían... Y ese sentimiento no es nada bonito. Tú siempre fuiste popular, aunque fueran por razones equivocadas, pero al menos tenías un status con el cual eras de alguna forma intocable. Yo era invisible frente a mis amigos, de allí los audífonos: No era para aislarme, era para encontrar compañía... Realmente me sentía sola. –Se le aguaron los ojos.- Yo era esa chica que amaba el rock pero que también tenía otros gustos del cual todos ignoraban, pensaban que era emo por escuchar esa música y por los cortes, y ambos sabemos que los cortes eran mis...

-La forma de decir que sobreviviste a un fuerte momento.-Completé y ella asintió levemente.

-Era esa chica que le gustaba leer cómics, jugar videojuegos... Era la rarita del salón y por una parte me hacía sentir mal eso porque en años anteriores me hacían bullying pero por otra me enorgullecía esa faceta: No era insípida, no era engreída, tenía verdaderos sentimientos y emociones que desaparecieron lentamente con el tiempo. Ya en mi último año estaba preguntándome si de verdad tenía que pasar otro año con esos idiotas, así que me fui a otra parte porque, como dicen, es mejor irse a que ser reemplazado. Los únicos amigos que tenía o eran de otros países, o eran de otros colegios o estaban en la universidad... y lo único bueno de eso es que con los primeros hablaba casi todos los días, los otros los veía en cursos y con los últimos era de vez en cuando que nos veíamos. –Suspiró.- Y estaban aquellos días en los que realmente consideraba fuertemente alcoholizarme y tomar varias pastillas a lo loco pero eso ya es un tema que tiene que ver con mi familia, y ambos sabemos que eso es algo de los que aún no pienso hablar.

-¿Y cómo te fue con tu nuevo grupo?-Sonrió.

-Fue la mejor época de mi vida, no era tan unida a ellos como lo era con las muchachas pero por lo menos encontraba más compañía.

-¿Y nadie te hizo sentir especial? Digo, tú sabías que eras especial pero ¿nadie te lo dijo alguna vez?-Ya veo el por qué no quería hablarme de eso: Estaba a punto de llorar y sabía que odiaba mirar al pasado pero era por su bien, para mí, el mirar al pasado es una forma de olvidar todo aquello que te hirió e intentar sacar lo bueno.

-Clarissa fue la única que se atrevió a preguntarme algo que siempre he querido responder.

-¿Y qué te preguntó?-Sonrió.

-¿Cómo lo hacía? ¿Cómo podía ignorar lo que la gente decía? Que nunca me importó lo que la gente pensaba, ¿cómo hacía todo aquello? –Amplió la sonrisa y supe que le había gustado que le preguntara eso.- Le dije que me acostumbré, al ver que me criticarían de alguna forma... dejé de escucharlos; sé que esto sonará muy cliché pero se vive una vez, era mi último año y decidí ser más libre por decirlo así. ¡A la mierda lo que pensaran los demás! ¡Esa era la última vez que los vería y ya no me afectaría nada de lo que dijeran! –Rió y me miró.- ¿Y bien? ¿Por qué me preguntaste si le temía a las alturas?-Y ya ella no hablaría más de aquel tema, sus ojos y la forma en que me hizo aquella pregunta me lo había dicho todo.

16: La vida de Elizabeth Collins y Jefferson StanOù les histoires vivent. Découvrez maintenant